"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
Ayer habrían cumplido noventa años, nacieron el mismo día, del mismo mes y del mismo año: el 19 de septiembre de 1922. No hay duda que nacieron con genes de campeón y el uno para el otro. Es el caso de Emil Zatopek y Dana Ingrova, dos atletas que han pasado con nombre propio a los anales del olimpismo. Ambos fueron olímpicos en Londres 1948 donde compraron sus anillos de boda, él con dos medallas doradas colgadas del cuello; ella el único oro que consiguió fue el mas preciado, el del anillo de su boda. Las coincidencias no acaban aquí sino que cuatro años después, en Helsinki 1952, se convirtieron en el único matrimonio de campeones olímpicos: ambos ganaron una medalla de oro el mismo día, en los mismos Juegos y prácticamente a la misma hora. De hecho el programa de competición del 24 de julio de 1952 había previsto para la misma hora el inicio de la final de los 5.000 metros en la que participaba Emil Zatopek, que ya había ganado el oro en los 10.000, y la final de lanzamiento de jabalina en la que estaba su esposa Dana. La consecución del récord mundial de martillo y las preceptivas mediciones adicionales retrasó ligeramente el final de la prueba de lanzamiento de martillo lo que motivó que, con los 5.000 metros ya en marcha, se pospusiera hasta su final el inicio de la jabalina.
En el año 2002 y con motivo del cincuentenario de aquella efeméride, Dana explicó los pormenores de dicha jornada en una entrevista a Radio Praga. Mientras esperaba en la sala de llamadas oyó el griterío que saludaba al vencedor de los 5.000, sin saber que había sido su marido. Por un momento salió de la sala y le preguntó a uno de los entrenadores del equipo checo quién había ganado, y éste le contestó: “Emil, naturalmente”. A punto de entrar en pista se cruzó con su marido que acababa de recibir la medalla de oro. Intercambiaron apenas unas palabras, pero ella le pidió que le diera la medalla ya que le traería suerte, y Emil así lo hizo. Dana la colocó en el interior de su bolsa y vaya si le dio suerte ya que en su primer lanzamiento se fue a los 50,47, logrando el récord olímpico, marca que le bastó para proclamarse campeona olímpica. Por su parte, mientras su mujer competía, Emil, pensando ya en la Maratón, se dirigió a la villa olímpica para estudiar detalles del recorrido y allí le llegó la noticia de la victoria de su esposa. Bromeando, comentó: “Vamos dos a uno, es poco margen. Ahora no tengo más remedio que ganar la Maratón…” y tres días después la conquistó, logrando un triplete histórico al proclamarse, en tan solo una semana, campeón olímpico de los 5.000, lo 10.000 y la Maratón lo que le valió el sobrenombre de “ la locomotora humana”.
– Emil Zatopek, la locotomora humana
* Juan Manuel Surroca es periodista. Ha sido Responsable de deportes de RNE en Catalunya durante 17 años. En Twitter: @SurrocaJM
– Fotos: DPA – Suomen Urhilumuseo
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