"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
El cuarto árbitro recibe el mensaje del delegado del equipo informándole de que el jugador, una vez realizado el calentamiento, ya esta listo para entrar al terreno de juego.
El asistente informa al colegiado principal de la sustitución, que se producirá en el momento que se detenga el juego. Al mismo tiempo que el árbitro revisa al jugador comprobando que todo esté en orden, el técnico aprovechará para dar las últimas instrucciones mientras que el compañero sustituido se desplaza hasta la zona en la que se producirá el cambio, produciéndose la entrada del jugador de refresco.
El entrenador felicita al futbolista que abandona el partido y llega el momento de ver si la sustitución tiene el efecto deseado en el comportamiento del equipo sobre el terreno de juego.
En esta opción, el jugador sustituido es reemplazado por un futbolista con unas características muy similares, por lo que el técnico apuesta por dar continuidad al partido planteado inicialmente buscando tan solo dar al equipo mayor frescura.
Es un cambio aparentemente sencillo ya que no queremos cambiar el guión del partido, aunque sí consideramos que el conjunto necesita recuperar algo de aire en una zona del terreno de juego en la que estamos teniendo problemas debido al cansancio.
El partido se nos ha complicado o bien el resultado que refleja el marcador no es del todo positivo para nuestros intereses. Por esa razón el técnico decide dar un paso al frente para llevarse el encuentro.
Parece simple, ya que la solución pasaría por introducir delanteros pasando el equipo a ser mucho más ofensivo, pero generalmente acostumbra a ser un error acumular hombres en ataque que pueden llegar a no generar ni una sola situación de peligro al no estar acostumbrados a coincidir sobre el terreno de juego.
Por esa razón, la clave de esta opción es la de ser capaz de introducir un futbolista con la capacidad de desequilibrar el partido aprovechándose de alguna de las debilidades identificadas por el técnico en el adversario en búsqueda de generar el peligro necesario para llevarnos el partido.
Acostumbrará a darse en aquellas situaciones en la que el resultado es positivo para nuestros intereses y ante el posible asedio del rival el entrenador considera necesario reforzar la defensa. En este caso se acostumbra a introducir jugadores con clara vocación defensiva, siendo importante que desde el banquillo se conozcan las posibles armas que el oponente utilizará para que el jugador que introducimos reconozca inmediatamente las necesidades que tendrá el equipo.
La duda de esta propuesta es que en ocasiones se mira de defender un resultado cuando quizás sería más beneficioso para el equipo intentar sentenciar el partido, ya que si se recibiera un gol la capacidad de reacción quedaría muy limitada por el perfil de jugador que ha entrado al terreno de juego.
Elegir una de las opciones planteadas dependerá de muchísimos aspectos (resultado, adversario, tipo de futbolistas que tenemos en el banquillo…), no siendo fácil en este maravilloso deporte saber cuál era la opción correcta hasta que el arbitro pita el final y el resultado dicte sentencia, aunque debemos tener claro que en el momento que decidimos realizar un cambio el equipo puede tener una reacción y dependerá de nosotros que sea positiva o negativa
El jugador que se incorpora al partido acostumbra, durante unos instantes, a dar instrucciones a sus compañeros sobre las posibles modificaciones que el cambio puede provocar en la distribución de éstos sobre el campo, información que el entrenador habrá compartido con él en los instantes previos a su entrada.
Puede parecer poco importante, pero es clave para evitar que el equipo se desorganice. Debemos estar pendientes de la reacción que los jugadores tengan sobre el terreno de juego para eliminar cualquier posible malentendido sobre el posicionamiento que los futbolistas deben ocupar y que podrían acabar generando un desajuste.
Otro aspecto que hay que vigilar es el mensaje que estaremos enviando al equipo al realizar la sustitución. Los cambios pueden tener un efecto psicológico positivo o negativo en nuestros jugadores y debemos controlarlo, ya que el adversario puede beneficiarse de ello.
Los últimos 30 minutos de partido acostumbran a ser decisivos y es el intervalo donde surgen una mayor cantidad de dudas en los equipos, al tener los futbolistas una menor claridad de ideas como consecuencia del cansancio físico y mental acumulado.
Desde el banquillo, la información debe ser clara y los futbolistas no deben sentir que se trata de una situación completamente nueva, siendo clave que el cuerpo técnico haya trabajado e informado de las posibles alternativas que utilizarían dependiendo de las necesidades del conjunto; de esta forma estaremos evitando que el descontrol se apodere de nuestros jugadores.
A su vez, debemos intentar evitar que nuestras decisiones puedan perjudicar al grupo queriendo transformar la mentalidad de los futbolistas no estando éstos, por sus aptitudes futbolísticas, preparados para ello.
Imaginémonos un equipo con una mentalidad claramente ofensiva que con las posibles sustituciones se convierte en un conjunto perdido en busca de defender un resultado. O, por el contrario, tirar por la borda el esfuerzo defensivo, realizado previamente, por la entrada de futbolistas con una menor implicación que acabe suponiendo la pérdida del encuentro.
Para concluir, es imprescindible para el cuerpo técnico ser consciente de que las decisiones que tomen pueden afectar a los protagonistas, y por esa razón debemos decidir siempre pensando cómo reaccionará el equipo al cambio, ya que nuestro posible planteamiento puede ser el escenario ideal para nosotros como entrenadores pero puede convertirse en un infierno para los futbolistas.
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue coordinador de la FCB Escola.
– Foto: Tony O’Brien (Action Images) – Reuters
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