21.20 horas. 1 de diciembre. Madrid. Estadio Santiago Bernabéu. José Mourinho, a la sazón entrenador del Real Madrid, pisa el césped de un campo casi vacío en busca de un plebiscito improbable. Si la Delegación del Gobierno no me corrige, en las gradas apenas había 10.000 personas, que quedaron divididas entre pitos, aplausos e indiferencia.
El primer axioma de las teorías comunicativas de las Escuela de Palo Alto, ese que establece la imposibilidad de no comunicar, encaja perfectamente con el entrenador de Setúbal. Todo lo que hace el portugués dentro y fuera del terreno del juego lleva un mensaje. Y el partido contra el Atlético de Madrid fue un buen ejemplo de ello. El desafío lanzado en la previa del encuentro era un mensaje; con la salida al césped antes que sus jugadores, estaba transmitiendo un mensaje; hacer debutar en el minuto 91 al canterano José Rodríguez es un mensaje. Y todos producen un efecto doble en la inabarcable atmósfera que rodea al Real Madrid: los suyos lo serán aún más y los que no comulgan con sus formas (es casi imposible no hacerlo con sus resultados) estarán más convencidos de tener razón.
Entre esos dos grupos se reparten los periodistas que, de una u otra manera, más directa o indirectamente siguen la actualidad del Real Madrid. Esos periodistas que son víctimas de su propia polarización, hábitat en el que Mourinho ha aprendido a sobrevivir mucho mejor que ellos. Tras aterrizar procedente de Milán, el nuevo entrenador del Real Madrid comenzó a descubrir que el terreno en el que tenía que comenzar a construir la nueva casa blanca no tenía nada que ver con los tipos de solares italianos o ingleses, no digamos ya portugueses. Él sabía a lo que venía pero no sabía a dónde venía. Tardó en darse cuenta, pero ahora está mejor adaptado que los que ya llevaban tiempo aquí.
Él es el dircom del Real Madrid, puesto simbólico que ha convertido en el más importante mediáticamente hablando del deporte español: es Mourinho el que marca la agenda de los medios deportivos. Sus mensajes, presentes tanto en sus palabras como en sus gestos y decisiones, marcan el camino a unos periodistas que, en su mayoría, van a remolque. En el deporte, la agenda setting ha pasado a tener una nueva dimensión. Ya no hablamos de la habilidad de los medios de comunicación para influir en la relevancia de ciertos temas en la agenda pública. Ahora hablamos de la habilidad de José Mourinho para determinar esos temas, que, dicho sea de paso, casi nunca tienen que ver con aspectos tácticos o técnicos de los partidos del equipo que dirige.
*Darío Ojeda es periodista.
– Fotos: Reuters
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