1.- Es paradigmático empezar una crónica del Osasuna-Real Madrid nombrando a un jugador que, hablando con propiedad, ha tenido una influencia casi nula del partido. La acumulación de sangre y su consiguiente color azulado a través de la capa de piel en torno al ojo de Álvaro Morata, sin embargo, me inclinan a iniciar este texto con él como protagonista. Hablamos casi siempre de la mala suerte con cierta ligereza, aplicándola a hechos en nuestra vida cotidiana que no han ocurrido por designios azarosos. Pero creo que no puede ser otra cosa que mala suerte lo que le ha pasado a Morata.
2.- No tiene la confianza de Ancelotti y es muy evidente. Fue en los primeros meses de competición la alternativa directa de Benzema por el puesto de referencia ofensiva y su rendimiento no deslucía en absoluto en el juego del Madrid, no aparentaba estar por debajo de la calidad media de la plantilla. Sin embargo, el paso de las semanas le ha ido ocultando en un ostracismo cada vez más acusado hasta tal punto de no empezar como titular ninguno de los dos partidos contra los navarros. Ni siquiera este de vuelta, en el que Jesé dio descanso a Benzema. Poco más de treinta minutos iba a tener Morata en esta eliminatoria, hasta golpear su ojo izquierdo en el hombro de un contrario. Le ha mirado un tuerto, como si le pusiéramos un espejo delante en el campo de Osasuna con el que invocar al verse a sí mismo un mal de ojo.
3.- La fe de Osasuna en ningún momento estuvo tan henchida como el párpado del canterano blanco. Ver un once sin varios titulares, ni siquiera su referencia arriba, Oriol Riera, daba a entender que Javi Gracia daba prioridad al encuentro contra el Granada del sábado sobre una ronda de Copa muy complicada. Solo un gol rápido otorgaba algo de vida a los rojillos, cuyo reto mayor sería entonces evitar que el Madrid marcase, algo que únicamente han logrado esta temporada el Atlético de Madrid y, curiosamente, el Olímpic de Xàtiva.
4.- La alineación de Ancelotti estaba diseñada para saber conservar el balón y aprovechar el contragolpe. No ha sido una demostración magistral ni de una ni de otra cuestión, pero en algunas fases del encuentro el Madrid poseyó el balón durante más de un minuto consecutivo y, por otra parte, el gol de Di María fue creado por una contra lanzada por Xabi Alonso y ejecutada a la perfección por Jesé, contrapunto de la adversidad de Morata. Alonso e Illarramendi eran la calma, Isco, el inventor, y Di María, el velocirraptor.
5.- Desde el 4-0 al Valladolid a finales de noviembre, Isco no comenzaba y acababa un partido. No me atrevo a afirmar que haya perdido su sitio en el esquema de Ancelotti, que no es descartable, pero sí lo ha perdido dentro del campo, cuando la pelota rueda por el césped. La influencia en el juego colectivo de Isco es algo menor que antes, especialmente en los metros finales. Otros días ha estado demasiado escorado a una banda o muy pegado a los puntas. Hoy no ha sido de esos días. Ha participado mucho, se ha movido por todo el campo, pero le falta un algo, un noséqué, que lo hace menos trascendente de lo que su calidad le permite.
6.- Osasuna tocaba en el campo madridista con pausa y criterio, pero sin la definición como meta de su elaboración en ningún caso hasta casi el final del primer tiempo, cuando Álvaro Cejudo se puso firme y se erigió comandante en plaza rojilla. Ese trío que forma con De las Cuevas y Roberto Torres supone la primera garantía de éxito de Osasuna: se comunican con la pelota, aparecen para apoyarse y superar contrarios y otros días incluso buscan la portería.
7.- Aun con esos tres hombres enchufados, Casillas solo sufrió en esos últimos minutos de la primera parte un tiro al palo del cordobés Cejudo. Entre que Osasuna no tenía mucha ilusión y el Madrid aplicaba la presión sobre los portadores del balón con suficiencia, las oportunidades escaseaban, pero tanto en un marco como en otro. Al Madrid, en fin, le pasaba tres cuartos de lo mismo. Más posesión, pero similar acierto en metros finales. Prácticamente no recibieron ni Cristiano ni Jesé balones en condiciones en la primera parte, entiéndanse estos como balones próximos a área rival. Falló el nexo conector, tarea encomendada a Isco y Di María.
8.- Claro que a Cristiano con media pelota le vale para marcar. Se hablará de fallo de Andrés Fernández y puede que con parte de razón, pero es complicado que un balón haga más extraños que los hechos por el que mandó el portugués a la puerta del murciano en el lanzamiento de la falta. Sirva para excusar a un excelente portero de un error no tan grave como puede parecer en un primer vistazo. Gol y descanso, celebración ideal para el Balón de Oro 2013.
y 9.- Cómo me alegra que Javi Gracia se esté atreviendo a dar más y más minutos a José García. No se me ocurre mejor adjetivo para definirlo que diferente. Si el pamplonica tiene la pelota, el público espera que ocurra algo: un taconazo, un pase-globo, un regate elegante. Puro atrevimiento y descaro en un chaval que todavía no ha cumplido los 17 años y que ama a Osasuna por encima de todas las cosas. Su entrada en el once inicial está próxima (tiene a varios por delante bastante buenos), y podrá contagiar su pasión y su magia a sus compañeros desde el primer minuto. El Sadar disfrutará.
* Jesús Garrido es periodista.
– Foto: Pepe Andrés (As)
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