Una llamada, un mensaje, una simple publicación en una red social cualquiera. Aquella tarde del 24 de junio te dejaba helado, inmóvil, sin saber qué decir, ni con quién hablar. La luz que luchó durante tanto tiempo por brillar se había apagado para siempre o al menos eso creímos. Una luz que había luchado durante muchos años por hacerse un lugar en el mundo del fútbol y, sobre todo, por agarrarse a la vida parecía apagarse, pero no fue así.
Tremp, Lleida, Liverpool, Oldham, Xerez, Cartagena y Betis. Allí donde estuvo dejó huella, sin caer en el clásico tópico: lo hizo de verdad. Miki tenía algo y ya no solo nos referimos al fútbol, donde poseía un futuro más que prometedor. Como persona tenía algo diferente, una madurez impropia de su edad, curtida gracias a sus diversas experiencias fuera de casa. Como se suele decir, Miki tenía aura. Los que lo conocían de cerca así lo decían, sus amigos, sus compañeros de vestuario, sus entrenadores… Tan solo hay que remitirse a los hechos. Un Betis cabizbajo, un Pepe Mel en la cuerda floja, en el alambre, más fuera que dentro y es el propio Miki quién llama al míster desde el hospital para darle ánimos. Repito, tenía algo diferente.
Parafraseando al gran José Antonio Martín Otín más conocido como Petón, “los héroes mueren jóvenes”. Muy joven, 23 años y desde el 24 de junio de 2012, héroe. Héroe de la hinchada verdiblanca, héroe de sus amigos, héroe de su familia y héroe de su pueblo.
A partir de esa tarde en que te quedas helado, en que crees que la luz que luchaba se apaga para siempre, brilla y luce cada día con más fuerza entre todos. Entre unos amigos más unidos, entre unos familiares cada día más fuertes y entre una afición que le rinde homenaje cada minuto 26 en el Benito Villamarín.
Porque hace un año que se convirtió en eterno, en leyenda y porque hace un año que los que le recuerdan le recuerdan con una sonrisa.
26.
* Álex Lebrón.
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