1.- Imagínense que todo el centro del campo y la delantera de un equipo de mitad de tabla no tienen su tarde en un partido. No es capaz de organizar el juego y, por lo tanto, las ocasiones no llegan. El resultado es que el equipo suele perder. Eso es lo que puede pasarle al Barça si un día juega sin Xavi, Iniesta y Messi. Pues eso es lo que estaba ocurriendo en el día de hoy en Reyno de Navarra. Ninguno de los jugadores más desequilibrantes del equipo culé competía en el día de hoy, aunque curiosamente sólo Xavi se quedó sin jugar de inicio.
2.- Sin Xavi desde el principio, el papel de creador de juego recaía, de forma sólo teórica, en Cesc Fàbregas, que ocupaba la parcela del campo destinada al número ‘6’ del Barcelona. Pero el juego de Fàbregas dista del de Tarrasa, siendo más ofensivo y directo el del ex jugador del Arsenal y más pausado y organizativo el desarrollado por Xavi. Por lo tanto, el creador debía ser otro y los ojos apuntan inevitablemente a Andrés Iniesta. Pero bien por cansancio o porque simplente hoy no fue su día, Iniesta no fue capaz de intervenir en el juego de la forma tan trascendente a la que tiene acostumbrados a sus parroquianos. Cuando le llegaba el balón le faltaba esa chispa suficiente para quitarse de encima a varios adversarios y encontrar el pase preciso al compañero. Para rematarlo, sus disparos, varios claros, no encontraban la red.
3.- Una vez que ni Xavi jugaba ni Iniesta creaba, tenía que ser Messi el que se descolgara al círculo central para entrar en contacto con el cuero y moverlo con criterio, situación harto complicada incluso para el mejor siempre que tenga por delante dos pivotes y cuatro defensas sabedores y cumplidores en todo momento de su función destructiva. En esas, las únicas opciones que le quedaban al Barcelona para probar suerte contra el bueno de Andrés Fernández eran los extremos y los lanzamientos lejanos. Vamos por partes.
4.- Desde que Rijkaard recuperó el estilo de posesión del Barça del Dream Team, el disparo lejano era única y casi exclusivamente permitido a un tal Ronaldinho Gaucho. Una vez Ronaldinho se buscó la vida en Milán y Guardiola perfeccionó el invento de Cruyff, los lanzamientos desde fuera del área son territorio comanche que se invade solo en momentos de desesperación ante defensas cerradas a cal y canto. No fue el caso de Osasuna. Mendilíbar parece haber encontrado la piedra filosofal para hacerle daño al Barcelona, aunque su táctica sólo funcione por ahora en casa. No pone un autobús en su portería, al revés, comienza con presión alta y si el rival traspasa la vanguardia, la retaguardia está preparada con seis hombres distribuidos inteligentemente por el verde, intentando no meter el último grupo demasiado atrás.
5.- Lo segundo, los extremos. Esa era la única y verdadera solución a los problemas ofensivos. Vilanova puso a Tello en lugar de Pedro en la banda izquierda para tener a un rematador nato en el once; mientras, Alexis rompía las defensas rojillas con sus internadas por la derecha que, sin llegar a ser lo suficientemente precisas, sí que crearon las mejores ocasiones azulgranas. El factor Tello es fundamental en el Barcelona. Recuerda al primer Pedro que quitó el puesto a Thierry Henry. Muchos de los balones que le llegan suelen acabar con un disparo peligroso (un palo hoy), lo que genera algo diferente al toque continuo sin finalización.
6.- Después de los dos grandes encuentros que jugó el Barcelona contra la Real Sociedad y el Real Madrid, sorprende lo mal que estuvo todo el equipo hoy en general. Otra particularidad negativa culé fue la defensa. Jordi Alba, sin señalarlo culpable, todavía no ha entrado en la dinámica frenética del Barça y le está costando subir y luego cumplir atrás. En el gol de Llorente falló en el marcaje. El delantero le ganó la espalda sin complicación, de hecho daba la sensación de que Jordi Alba ni se había percatado que estaba detrás. Luego, varias faltas de entendimiento entre Puyol y Piqué generaron varias ocasiones y ni siquiera Busquets pudo ayudar a calmar los ánimos.
7.- Pero el Barça tiene eso que no tiene el resto, quizás sólo el Real Madrid. Tiene esa capacidad de conseguir algo positivo de donde no parecía poder encontrarlo. La mejoría en la segunda parte era evidente, más por la necesidad de empatar que por un mejor juego. Aun así, en dos zarpazos, casi sin querer, dio la vuelta al partido ese hombre que parecía que no estaba, que Vilanova tuvo que llevarlo al mediocampo para que entrara en juego, y que ni por esas era trascendente. Dos jugadas de toque, una más embarullada (y con fuera de juego previo) y otra sensacional, acabaron de la misma forma: Messi metiendo el balón en el fondo de la red. Puede que algo influyera la entrada de Xavi Hernández.
y 8.- Con el viento a favor, el Barça de Vilanova comenzó a carburar. Osasuna no podía ni creerse lo que acababa de pasar. Desde que Messi marcó el segundo, el partido se acabó y los minutos que quedaban hasta el final parecían una cuenta atrás hasta el tercer gol del Barça. Los errores atrás disminuyeron, que no desaparecieron, y el Barça no sufrió, aunque Lamah lo intentó hasta terminar exhausto. Algo que favoreció la reducción de errores defensivos fue que Valdés, quién sabe si por decisión técnica o propia, despejó casi todos los balones que le llegaron bajo la más mínima presión. Tres puntos más y el Barça llega líder de la Liga a la vuelta de la Supercopa en el Bernabéu. Y con Xavi descansado.
* Jesús Garrido es periodista. En Twitter: @jgarridog7
– Fotos: Ander Gillenea (AFP)
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal