"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
El Barça de Guardiola se caracterizó por dominar mediante el balón, tratando de poseerlo en campo contrario desordenando al rival mientras se ordenaba a sí mismo. Para conseguirlo, Pep empleó infinidad de instrumentos, sabedor de que utilizar siempre exactamente los mismos habría sido contraproducente, pues los rivales también juegan y utilizan antídotos contra los que es necesario utilizar contraantídotos para llegar al mismo fin. Es más, no sólo lo hizo por este motivo, sino por los propios jugadores de los que disponía. Evidentemente, si jugaba Keita no se utilizaban exactamente los mismos instrumentos que si lo hacía Iniesta, pues para alcanzar el mismo fin habrían sido inválidos.
En aras de alcanzar idéntico objetivo, el de Santpedor utilizó durante tramos prolongados hasta cuatro sistemas de juego distintos: 1-4-3-3, 1-4-2-3-1, 1-3-4-3 y 1-4-3-1-2, o como quiera llamarse al sistema del Messi falso nueve. También empleó diferentes maneras de progresar (sólo con los dos centrales o con el mediocentro incrustado entre los mismos; buscando siempre el pase corto o utilizando más los cambios de orientación…), de presionar (de manera más física en la primera temporada y más posicional en las siguientes) o de volcar el juego (evidentemente, cuando Messi era extremo derecho se jugaba mucho más por fuera que cuando pasó al medio).
Detengámonos en un ejemplo que, probablemente, sea el que esté dando lugar a más mentiras: el pase largo. El mismo es parte consustancial del modelo teórico de juego de posición practicado por Ajax y Barça. “Si los próximos están tapados, se ha de buscar a los alejados”, reza una de sus máximas. ¿Recuerdan al propio Guardiola asistiendo desde larga distancia a Romario? Cruyff le pedía que siempre le mirara. ¿Recuerdan a Kluivert? Era el delantero centro perfecto para este modelo futbolístico. ¿Y a Ibrahimovic? Pep lo fichó buscando exactamente esta figura. Sí, salió mal y el de Santpedor, mostrando una de sus virtudes más diferenciales, le abrió la puerta. Porque Guardiola, a diferencia de los que se las dan de fieles seguidores suyos, no es un hombre dogmático, sino práctico. Y si lo que viene en el manual no funciona, pues se hace otra cosa, a ser posible que aparezca en otro capítulo del mismo.
Gracias a ello, dio lugar al mejor Barça de la historia. En el mismo, estos pases largos tuvieron escasa cabida por distintas razones: un nueve de este perfil no encajaba en el Barça de Xavi y Messi, se había perdido al central con mejor cambio de orientación y se disponía de los mejores especialistas en pase corto, la escasa calidad física obligaba a maximizar al avance agrupado y gradual… Pero no fue así ni en la temporada del triplete, en la que los cambios de orientación de Márquez y Piqué eran una seña de identidad, ni en el germen del Barça 2011, el que se vio tras la eliminación frente al Inter. Las razones son las expuestas.
Además, un pase largo no implica necesariamente finalización temprana. Puede ser una excelente manera de agrupar el equipo en campo contrario si el delantero o extremo, tras recibir, pasa el balón a un centrocampista, que empieza a agrupar al equipo en torno al mismo. Exactamente lo que hacía el Barça de Pep. Pero es que este avance gradual, estas largas secuencias de pases, esta marcada horizontalidad tampoco son rasgos indisolubles del mencionado juego de posición que practica el Barcelona desde Cruyff con contadas excepciones. Más bien, se trata de un update de Pep que llevó a una solidez defensiva desconocida, al menos aplicando el modelo con rigor. Pero este update tampoco fue aplicado con idéntica intensidad, ya que el primer Barça de Pep fue bastante más vertical que los posteriores. Algo lógico teniendo en cuenta la presencia de Eto’o, la mejor condición física de algunos hombres clave y el hambre del equipo.
Sí, el hambre. Un gran técnico tiene también en cuenta cuál es el estado anímico de su equipo a la hora tanto de dar las instrucciones como de definir los planteamientos. Si los jugadores tienen ganas de morder, lo mejor es encontrar la fórmula para que, haciéndolo, el equipo sea mejor (2009). Del mismo modo que, tras ganar todo, planteamientos más reflexivos con mayor peso de los centrocampistas devienen más lógicos (2011). Qué mejor muestra que esta para demostrar que son infinidad de factores los que se han de tener en cuenta para la configuración táctica de un equipo, incluso con un modelo asentado.
En definitiva, no hay nadie más alejado del dogmatismo que Pep Guardiola, y hay pocas cosas más ridículas que hacer del mismo su bandera. El modelo Barça consiste en querer dominar mediante el balón, en llevar la iniciativa siempre, en buscar la triangulación, en que sea el balón el que corra y no los jugadores con él, en generar superioridades en cada zona del campo, en tocar entre próximos para atraer y buscar a los alejados, en conducir sólo para atraer rivales y así generar hombres libres, en focalizar la atención rival en su lado fuerte para atacar el débil, en priorizar la técnica por encima del físico, en buscar terceros hombres, en tocar y quedarse unas veces y tocar e irse otras, en alternar distintas jugadas para que el rival no sepa a qué atenerse, en ubicar jugadores a la espalda de cada línea rival… Dentro de eso, a veces se juega siempre en corto y otras también en largo; a veces se es más horizontal y otras más vertical.
Con los jugadores de los que dispuso, Guardiola alcanzó el nivel más alto de la historia haciéndolo de una determinada manera que contempló la introducción de constantes variantes sin variar por ello el modelo. Por el momento, nada de lo que ha hecho o dicho Martino se sale tampoco del mismo. Evidentemente, busca darle su sello personal y aumentar la utilización de distintas fórmulas, lo mismo que habría hecho Pep de seguir. Sólo el tiempo nos dirá si el técnico argentino verdaderamente quiere apearse de este camino, pero por el momento no lo parece. Sólo el tiempo nos dirá si las variantes introducidas dentro del mismo modelo son las propicias. A la espera de ello, es absurdo criticarle por hacer cosas distintas (incluso en ocasiones iguales) de las que hacía un equipo que es irrepetible, siguiera Pep o hubiera llegado el papa de Roma.
* Rafael León Alemany.
– Foto: EFE
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