Tras proclamarse campeón del mundo por primera vez, Gari pronunció las siguientes palabras: «Quisiera dejar constancia de mi admiración por Kárpov, que luchó bravamente hasta el final. Yo he sentido su fuerza, moral y psicológicamente hablando».
Era el mes de septiembre de 1984 en la ciudad de Moscú y un joven de 21 años se enfrentaba a Anatoli Kárpov en la lucha por el Campeonato Mundial de Ajedrez. Su nombre era Gari Kaspárov, y en aquel momento empezó uno de los duelos más famosos de la historia del deporte. Fueron diez años de enfrentamientos. 144 partidas, 21 triunfos para Kaspárov, 19 para Kárpov y 104 empates dan una idea de la igualdad del duelo.
Una rivalidad que trascendió más allá de lo deportivo, Anatoli representaba los valores tradicionales de la Unión Soviética, mientras que Gari suspiraba por un aperturismo de la mano de Gorbachov y Yeltsin.
No era sólo ajedrez. Era mucho más. Siempre es mucho más.
Lo hemos visto infinidad de veces, deportistas antagónicos que recrean rivalidades durante años, victorias y derrotas que el espectador y la Historia guardan en la retina y graban en la memoria como algo imperecedero. La grandeza de uno espolea al otro, el valor de la victoria se mide en función del talento del rival.
Deportistas que se superan una y otra vez, que trabajan hasta la extenuación para librar otra batalla contra el campeón rival. Esa es su gasolina, su motor, saber que al otro lado hay un genio que duelo tras duelo crea nuevos obstáculos que superar, obligando a reinventarse para no perecer y salir derrotado.
Genios como Senna y Prost, que carrera tras carrera escribieron capítulos de una leyenda que hubiera quedado incompleta si uno de ellos no hubiera existido.
Sus caminos se cruzaron en 1988, Ayrton llegaba a McLaren para compartir equipo con el que hasta ese momento era bicampeón del Mundo Alain Prost. Tras el campeonato logrado por el brasileño en su primer año las tensiones fueron en aumento, tanto dentro como fuera de la pista. Desgaste físico y mental antes, durante y después de cada Gran Premio y acusaciones de espionaje y ruptura de relaciones entre los pilotos fueron la constante de un campeonato que terminó con la victoria de Prost.
Tras llenar las páginas de la Fórmula 1 con algunos de los capítulos más bellos de este deporte, Prost se retiraba en 1993 dejando huérfano de rival a Senna. Un año después, el 1 de mayo de 1994, Senna moría en un accidente mientras competía en el Gran Premio de San Marino. Tiempo después, Alain Prost diría «la muerte de Ayrton Senna representa también la muerte de parte de mi vida. Yo necesitaba a Ayrton, así como él me necesitaba a mí. Tengo un gran respeto por él. Un respeto que va más allá de nuestras diferencias».
Se detestan y a la vez se necesitan. Siempre es así, como si firmaran un contrato invisible que uniera sus destinos deportivos (y personales) para el resto de su vida. Detestan al rival pero terminan añorándolo cuando no está, el paso de los años convierte el odio en respeto, la tensión en admiración, y el deportista queda vacío al no poder compartir el triunfo y la derrota con quien le acompañó siempre, con la persona que tantas veces le quitó el sueño y le dio ilusión a partes iguales.
Larry Bird y Magic Johnson «firmaron» ese contrato invisble en las finales de la NCAA en 1979. Nadal y Federer lo hicieron en mayo de 2004, cuando un joven Rafa sorprendía venciendo al número uno del tenis mundial en Tercera Ronda del Miami Masters. Alí y Frazier en marzo de 1971 en un combate que ganó Joe a los puntos.
Todos encontraron esa primera vez al que sería su compañero, su rival, su amigo, durante años. Encontraron a esa persona que les obligaría a dar el máximo para vencer, la persona con la que entraría de la mano en la Historia del deporte.
En el homenaje a Larry Bird con motivo de su retirada, las palabras de Magic Johnson fueron «Larry, esta noche has mentido. Has dicho que habrá otro Larry Bird y, créeme, nunca habrá otro Larry Bird».
Lo decíamos al principio. No es solo rivalidad. No es solo deporte. Es mucho más que eso.
Siempre es mucho más.
* Álex Sánchez. En Twitter: @Alex_Sancheski
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal