"El éxito se mide por el número de ojos que brillan a tu alrededor". Benjamin Zander
Los tres partidos contra el Atlético de Madrid, el duelo contra el Real Madrid y la primera parte del encuentro de vuelta de la semifinal de Copa del Rey contra la Real Sociedad se han caracterizado por unas constantes que respondían a consignas técnicas clarísimas. Al no haber casos contrarios, sería sorprendente que las mismas cambiaran, por lo que cabe esperar que el Barcelona afronte inicialmente los próximos grandes partidos rigiéndose por estas premisas:
1. POSESIÓN DEFENSIVA (en ataque organizado)
Ni en la salida ni atacando en campo contrario se asumen grandes riesgos. Es decir, el portero y los centrales minimizan los riesgos. Tratan de evitar el pelotazo para conservar la posesión, pero en lugar de buscar superioridades a la espalda de cada línea, se van retrasando centrocampistas para tener enormes superioridades cerca del balón. De esta forma, es relativamente sencillo conservar la posesión, pero muy difícil avanzar con ventaja. La jugada que mejor lo representa es la siguiente: a Messi se llega fácil, pero recibe de espaldas y/o rodeado de contrarios, por lo que es muy difícil que pueda progresar.
Una vez asentado el equipo en campo contrario, siempre hay un mínimo de 4 jugadores de campo que se quedan por detrás del balón (centrales, un lateral -habitualmente el izquierdo-, Busquets, y, con frecuencia, algún otro centrocampista) y casi siempre varios cerca del mismo para minimizar los riesgos. Asimismo, la alineación de tantos centrocampistas favorece este fin. Es muy difícil traspasar muros, pero también perder el balón. Por ello, el objetivo es que la mayor parte del partido transcurra en esta fase.
2. NEGAR CONTRAATAQUES RIVALES (en transición defensiva)
Sigamos con la jugada anterior: Messi la pierde. Gracias a que muchos jugadores se han quedado detrás del balón mientras se atacaba, el rival no tiene espacios para montar el contraataque. Eso sí, tampoco ha quedado desordenado ni el Barça ubicado con ventaja, por lo que no presiona agresivamente. Como mucho, lo hacen algunos, guardando la posición la mayoría de jugadores.
El comportamiento en esta fase queda reflejado por el mayor especialista del equipo en la misma: Sergio Busquets. Casi siempre alejado de la jugada, su función rara vez consiste en presionar: se queda. Defensivamente esto puede ser mejor o peor (en las circunstancias expuestas, casi siempre mejor). Ofensivamente es nefasto, pues la presión post-pérdida da lugar a muchos de los goles barcelonistas. Busquets o Mascherano roban, encuentran a Messi y gol. Comportamiento arriesgado que puede servir para ganar o perder mucho. Martino no quiere riesgos, así que no se hace. Por tanto, el objetivo casi único en transición defensiva es no conceder contraataques.
3. RESISTIR COMO SE PUEDA (en defensa organizada)
La poca exposición en ataque lleva a que la defensa se consiga organizar antes una vez perdido el balón, por lo que el tiempo en que se atraviesa esta fase del juego es alto en relación a lo que está acostumbrado el Barça. Los comportamientos colectivos generalmente no son malos, pero la mayoría de jugadores no tienen el nivel necesario en la posición que ocupan como para hacer del culé un conjunto sólido en esta faceta. Y es que el Barça es un equipo construido originariamente para no tener que defender organizado prácticamente jamás. Pero lo peor de esta fase es que no se puede evitar conceder córners y faltas, y la fragilidad del Barça en acciones a balón parado defensivas es extrema.
Donde la apuesta parece menos clara es cuando el rival saca de puerta, tratando de iniciar un ataque canalizado desde atrás. Que el equipo no ejercerá un pressing completo parece claro, pero no si presionarán unos y se quedarán otros o si se quedarán todos y a qué altura. Este es un aspecto mucho más problemático de lo que puede parecer, pues muchos problemas sufridos en esta fase se han achacado a la transición defensiva cuando no guarda relación (da igual cómo hayas atacado en la jugada anterior cuando el portero rival saca de meta; de ahí la trascendencia de distinguir entre presión y pressing).
4. QUE MESSI COJA ALGUNA (en transición ofensiva)
El Barça no busca deliberadamente el contraataque como hacen otros equipos, pero tampoco desaprovecha las ocasiones en que puede ejecutarlo. Dado que pasa más tiempo defendiendo en campo propio, estas ocasiones aumentan. Y, con espacios, son absolutamente letales. Especialmente Messi.
Esta idea quizá pueda parecer muy modesta de acuerdo con lo que fue este equipo. O, tal vez, si se logra cumplir con estos objetivos se mejore enormemente respecto al curso pasado. En cualquier caso, serán los hechos los que nos lo muestren. Y, a la hora de analizar, deberemos tener en cuenta estos objetivos. Que quizá profundizar o tener posesiones incómodas para el rival no siempre interese, por lo que jugar con un centrocampista más adquiriría sentido.
Del mismo modo, minimizar las pérdidas arriesgadas conlleva que ni Song ni Mascherano como centrocampista quepan en el planteamiento, pese a ser principalmente defensivo. Lo que sí cuesta algo más entender es la presencia del Jefesito como central o de Alves y Alba como laterales teniendo en cuenta cuál es la propuesta, por lo que no se puede descartar algún cambio en esta dirección.
Intentar tenerla mucho y defender con ella, negar contraataques rivales, resistir como se pueda cuando haya que defender y que Messi coja alguna. Eso parece ser lo que quiere Martino, pero no debemos olvidar que un gol en contra desmonta buena parte de este planteamiento y que en esas circunstancias el equipo no ha encontrado respuestas, por lo que el Tata podría variar. Veremos.
* Rafael León Alemany.
– Fotos: UEFA, AFP
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