Mancini y su 10

por ALEJANDRO PEREZ el 8 mayo, 2012 • 18:46

A pesar de contar, probablemente, con el mayor presupuesto del mundo, a Roberto Mancini lo le ha sido fácil ascender al trono de la Premier. La fórmula es bien clara: no hacer fútbol, sino comprarlo hecho, bien diferente a su rival ciudadano.

En esta era del fútbol es muy difícil convertir a un equipo de media tabla en uno ganador si no se recibe una fuerte inyección de capital. Triste cosa. Los logros meramente futbolísticos ya no son suficientes para relanzar a un club. Ahora el que más paga, más gana, y en la mayoría de los casos no importa cuánto se gaste o se malgaste, ni tampoco si es una entidad completamente privada (Manchester City, Chelsea) o no (Real Madrid).

Pero a la gente poco le importa. Los hinchas prefieren títulos ganados con chequera a medias tintas conseguidas con sudor. Triste cosa.

Desde su llegada a Eastlands, Mancini no ha pasado apenas trabajo para construir su plantilla. Ha pedido pajarito volando y le han traído diez cazas de propulsión a chorro.

Ahora bien, cómo manejar semejante flota y ganar la Premier ha sido su verdadera labor.

Tras su llegada en el verano 2010 -con una plantilla plagada de buenos atacantes– optó por un esquema rácano, miedoso y disfuncional como era jugar con Gareth Barry, Nigel de Jong y Yaya Touré en el centro del campo. En punta un solo delantero, casi siempre Carlos Tévez, teniendo en el banco a Adebayor, Roque Santa Cruz, Mario Balotelli y Edin Džeko, este último desde enero de 2011.

Como extremos, otro tanto: Silva, Adam Johnson, Milner, Wright-Phillips, todos sometidos a ilógicas rotaciones y suplencias.

Su tránsito por la liga 2010-2011 fue un mero reflejo de lo que ponía en cancha: equipo que ni juega ni deja jugar, cuyos resultados no son coherentes con los jugadores que lo conforman ni con lo que se ha gastado.

¿Qué haces con tres centrocampistas de contención y tan pocos atacantes? ¿Es esa una manera sensata y digna de jugar al fútbol? ¿Para qué gastar tanto en construir un equipo que destruye más de lo que juega y lo que gana?

Su modelo ubicaba a Yaya Touré como media punta conductor, un rompe hielos, un extremo por el centro, que incluso llegaba frecuentemente al área como un 9 nato. ¡Vaya variante! ¡Vaya resultados!

¿De dónde habrá sacado que el marfileño funcionaba en este rol? En el Barça jugaba de stopper fijo, sin apenas peso ofensivo. ¿Cómo se le ocurrió entonces ponerlo de 10?
Pero los jeques no le retiraron la confianza y el haber ganado la FA Cup y haber clasificado a la Champions de manera directa, incluso por encima del Arsenal, les hizo ver algo de luz al final del túnel. Para esta temporada Mancini sí debía contestar con algo más grande, algo que valiera los casi 1.000 kilos y tanta ilusión.

No sabemos cómo, pero desde el primer partido de la temporada, la Community Shield ante el United, se deshizo de su planteamiento de la campaña anterior. De ahora en adelante utiliza un 4-4-2 nato, con Silva y Nasri como volantes ofensivos y Barry y Touré como mediocentros, aunque cuando las cosas no le funcionan y el marcador le desfavorece, recurre otra vez a su viejo esquema. Entonces vemos la todavía inconcebible sustitución de un mediocampista de contención por un delantero y el cambio posicional de Touré a la zona de creación.

Ahora ya no es modelo, es alternativa, la primera y más socorrida, que increíblemente funciona muchas veces, aunque no todas. El domingo contra el Newcastle así lo hizo y así ganó, para rematar, con dos goles de Yaya.

Sentido aparente y lógico no tiene, únicamente mucho de pragmatismo. ¿Cómo lo que el año pasado no funcionaba como esquema ahora lo utiliza como primera variante? ¿Cómo funciona sustituir a un delantero por un mediocampista de contención y bajar a otro mediocentro como 10, teniendo a otros jugadores más curtidos en estas funciones como Silva y Nasri? Esto es, señores, mera innovación en pleno fútbol post-moderno.

El domingo habrá Title party en el City of Manchester, pero Mancini está apenas en el comienzo de conformar un equipo ganador. Esta temporada ha sido una gran escuela y ha contado también con la gran suerte de que el United desperdiciara ocho puntos en veinte días.

El italiano debe repensar el cómo, su modelo y sus variantes, la vida puede que no le sonría otra vez si no hace las cosas de la mejor manera posible.

* Alejandro Pérez.

– Fotos: AFP