“No sé cuantísimos millones de euros para esperar encerrado en su área, ¡qué cobarde! ¡Qué inútil! ¡Merecía perder solo por eso!”. Lo que acabo de reproducir tal vez sea lo que más hayamos oído, a gente de todo tipo, acerca del planteamiento que propuso ayer Roberto Mancini. Más allá de debates sobre gustos futbolísticos, y sin dejar de ser una fortuna que los mismos sean mucho más recatados en España que en Italia, las anteriores afirmaciones están fuera de lugar, pues igual de legítimo es un planteamiento que otro, y de la misma manera se ha superado (no solo ganado) a rivales con uno que con otro. Por ello, cualquier análisis que quiera pasar de la categoría de tertulia intrascendente de bar debe tener en cuenta cómo una idea futbolística, olvidando gustos personales, se ha planteado y ejecutado. Eso es lo que aquí intentaremos.
El ex jugador de la Sampdoria optó por minimizar los riesgos defensivos y, en consecuencia, sacrificar gran parte del enorme potencial ofensivo de su equipo. Dicha idea, criticada hasta la saciedad, puede llegar a ser comprensible dada la escasísima cantidad de equipos que pueden superar al Real Madrid con un planteamiento “valiente” (más allá de accidentes, hasta la fecha solo hemos visto que lo puedan conseguir Barça y Bayern). Si bien seguramente el Manchester City sea el que dispone, por plantilla, de más medios para acercarse a lo que consiguieron estos dos, teniendo en cuenta la inexperiencia del club en la competición, que era el primer partido y además en un escenario de la magnitud del Bernabéu ante uno de los mejores equipos del mundo en la tesitura en la que es más peligroso (en su estadio, con el orgullo herido) puede ser incluso lógico priorizar al máximo la defensa.
Por ello, no fue en este punto donde se equivocó Mancini (desde la perspectiva de la búsqueda de la victoria; no desde la del paladar del aficionado), sino en su planteamiento. Algo difícilmente explicable viendo la táctica que adoptan actualmente la mayoría de técnicos de la Liga española para enfrentarse a los blancos, con resultados más que palpables. Probablemente, el creador de la patente de este antídoto (ojo, solo sirve para competir mejor: en su mejor versión hasta con él resulta casi imposible salir airoso del coliseo merengue) fuera Unai Emery. Tras infinidad de reveses, el técnico vasco arrancó un empate la temporada pasada del Bernabéu frente a un Madrid avasallador, gracias a mucho más que un sensacional Guaita, como generalizadamente se pensó. “Secar a Xabi, cerrar los espacios”, fueron las dos claves con las que este Magazine tituló su análisis del encuentro. Pero esta patente, aún en versión beta, se ha visto actualizada con un tercer detalle clave: amenazar a Marcelo.
Y es que no es que el brasileño haya cerrado cualquier debate sobre su titularidad como se pretende, ni nada por el estilo. Lo que ayer demostró fue que, cuando se le deja vía libre, es el lateral izquierdo que más aporta en ataque del mundo (del mismo modo que en infinidad de ocasiones se ha comprobado su extrema vulnerabilidad defensiva, que trata de compensar manteniendo mucho más la posición, cuando tiene enfrente a un buen extremo). Por mucho que Míchel mostrara el pasado sábado con Navas el camino para anularlo. Por mucho que creciera el Barcelona en la vuelta de la Supercopa, a pesar de haberse quedado con 10, cuando hubo un atacante fijo en la banda derecha, estos fueron los planteamientos de Mancini en primera y segunda parte (a pesar de tener a gente como Sinclair, Agüero o, en menor, medida, Ballotelli o Milner capaz de hacer esta función) que constituyeron la autopista hacia el MVP del partido al jugador carioca (las imágenes de Zonal Marking me las ha facilitado Carlos Aguilera, a quien expreso todo mi agradecimiento):
Este y no otro fue el principal error del técnico citizen al plantear el partido. Aunque tampoco es que hubiera asimilado demasiado bien la importancia de secar a Xabi Alonso, pues ni Touré ni Tévez, quienes poseen todas las cualidades para ello, tenían encomendada esta función específicamente. Así, olvidando dos de las tres claves, cerrar los espacios no sirvió para evitar que los skyblues se vieran superados claramente en el juego durante la mayor parte del partido (no solo en los últimos quince minutos, como mucha gente cegada por su animadversión hacia Mourinho ve o quiere hacer ver).
Y es que cualquier idea futbolística puede ser válida si su planteamiento y ejecución son correctos. Mancini optó por la táctica menos popular a pesar de disponer del potencial necesario para haberse decantado por otra (lo que, como he señalado, no me parece criticable), pero lo que condenó a su equipo fue la desastrosa forma con que la llevó a la práctica. Por ello, el partido del Real Madrid fue tan bueno como inválido para saber si ha superado sus problemas en ataque organizado. Ante equipos de nivel alto que amenacen a Marcelo, sequen a Xabi y cierren los espacios lo sabremos.
* Rafael León Alemany. En Twitter, @_rafaleon_
– Imágenes: ZonalMarking.net
– Fotos: Reuters
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