1.- Hasta la agonía. Semifinal de la agonía y el miedo. Temor en el Bernabéu, que tiembla de pasión al principio y se estremece con el subidón muniqués, que dura y dura y no cesa. Inanidad en el centro del campo blanco, sujetado por Khedira, completo en su prestación; apoyado en Pepe, el más lúcido de la línea trasera; sostenido por Casillas, salvavidas de la noche blanca hasta el último suspiro.
2.- Salida intensa del Madrid, que busca por tres veces la diagonal larga hacia Di María hasta que el argentino encasqueta el balón en la mano de Alaba, apoyada en el césped. El gol de Cristiano despierta al Bayern, que asalta a Casillas a través de sus dos alfiles, Robben y Ribéry. Va el Bayern y vuelve el Madrid, que repite con Cristiano tras pérdida de Kroos y nueva delikatessen de Özil.
3.- Sensación de que son dos líneas defensivas de cartón piedra. En menos de un cuarto de hora, la del Bayern ha mostrado la fortaleza del papel y la del Madrid, un desorden caótico que presagia varios malos tragos. La alemana se irá corrigiendo con los minutos y la ayuda de un portentoso Luiz Gustavo, enganche trasero de tranco largo. La del Madrid seguirá en modo gelatina pese al apoyo de los dos mediocentros, casi refundados en tercer y cuarto central.
4.- Pero el Madrid tiene todo donde quería. Son apenas 15 minutos y va 2-0. Está en Munich. Lo tiene todo menos el juego, que es del Bayern. Se bastan Luiz Gustavo y Kroos para dominar el eje vertical, con Schweinsteiger y Lahm cerrando en horizontal. No parece desagradar la propuesta a los locales, que retroceden con seis hombres pero dejan a sus cuatro atacantes colgados arriba, a la búsqueda del contragolpe definitivo.
5.- Es una decision estratégica y operativa que ha repetido numerosas veces esta temporada: conseguir un contexto favorable y jugar a administrar el partido. Lo hizo en Moscú ante el CSKA, en El Madrigal frente al Villarreal, en Vallecas contra el Rayo, en Sevilla ante el Betis, en Munich frente al Bayern, en el Camp Nou contra el Barça, hoy ante el Bayern… Contexto favorable, regalo del balón al contrario y repliegue de distintas graduaciones. Algunas de estas operaciones se saldaron de forma positiva; la mayoría, de modo negativo.
6.- Es el Bayern quien va y aplasta, sometiendo al Madrid a un duro castigo posicional. Los extremos cambian de banda para torturar a Arbeloa, que vive una pesadilla, y a Marcelo, que transita por el encuentro de menos a más. Y cada pocos minutos, Ribéry y Robben se juntan en el mismo costado para hacer un 2×1 paradójico: solo hay un balón pero dos grandes chupones que se pelearon hace siete días aparecen dispuestos a pasárselo para hacerle daño al favorito.
7.- Parece quebrado el Madrid ante las virtudes cardinales del Bayern, pero el descanso le permite un reposo mental. Segundo tiempo conservador. Aparenta el Bayern superioridad, pero resiste el Madrid, que con los minutos ve más cerca Munich, que parece al alcance de un simple contragolpe.
8.- Es decisión técnica indiscutible. Administra el Madrid, buscando ese gancho de derecha que termine con el lobo bávaro en la lona. Se agota el Bayern, con Heynckes, jefe de la manada, zorro plateado, más frío y cerebral que nunca. Parece emotivamente agitado Mourinho, que amaga a la espera de ese KO que no llegará. Es el boxeador justito de argumentos que sabe que le queda un único golpe. No le alcanza.
9.- En el momento de la verdad, el Madrid del vértigo se encomienda a una apariencia del vértigo. Buscar una contra, un gesto, un pase al hueco, un golpeo, un derechazo al mentón alemán. Un equipo basado en la contundencia y el vértigo, que decidió de forma estratégica utilizar el balón exclusivamente para definir, no para transitar ni ordenarse con él, agoniza en su estadio a la caza de ese impacto salvador. Casillas le ha salvado del KO y también sus mediocentros, descomunales para desvivirse protegiendo defensas.
y 10.- Prórroga sin oxígeno, dos boxeadores casi sonados, dando sopapos al aire a la espera de la sentencia en los penalties. El Madrid, que lo tenía todo en su mano, se precipita hacia esa lotería y a su cruel final (con Casillas emulando a Neuer, dos linces de las paradas a una mano) por exceso de administración. Ironía del destino, el Barça sufrió el mismo final, tras tener también en la mano el billete de Munich, en su caso por no querer especular con la ventaja que poseía. Ambos han caído siendo fieles a su estilo de juego y a la manera de entender el balón.
– Fotos: Ángel Martínez – Helios de la Rubia (Real Madrid)
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