Un entrenador amigo explica que ir directo al gol es como intentar conquistar a la pareja en la primera cita. Sucede, pero es improbable. Hay que dedicarle tiempo e ir de un lado a otro hasta que esto sucede. En Bilbao la gente es muy romántica, pero le cuesta enamorase. Marcelo Bielsa superó la primera cita, tras inicios complicados, y el flechazo llegó. La afición le corea hasta una canción, algo inaudito en La Catedral. «A lo loco se vive mejor«, reza el estribillo central.
¡Quién lo diría recordando los muchos recelos iniciales que se tornaron en previsiones apocalípticas tras unas jornadas sin conocer la victoria! El triunfo ante el PSG y el posterior en Anoeta serenaron unos ánimos demasiado encendidos: el equipo había demostrado una falta de acierto en el remate que agravó errores defensivos muy groseros. Las elecciones aún estaban recientes y el ntorno de los no vencedores seguía demasiado tenso con el nuevo proyecto. Las prisas nunca son buenas, pero menos cuando llega alguien con ideas nuevas: obsesión por el resultado, urgencia en la victoria y muchas ganas de rescatar la guillotina. El hermetismo de Bielsa con la prensa y su tradición de no dar entrevistas tampoco le ayudó. Se empezó a cuestionar todo: la idea de usar el balón como vehículo para atacar y defenderse; las alineaciones; los descartes.;el método de entrenamiento…
Incluso que usase chándal, como si vestir de traje ayudase al triunfo. Con esa poco glamourosa prenda gris pasea por el centro de Bilbao a medianoche, cuando a veces quiere despejar su cabeza de esas jugadas que repasa sin cesar con un puntero láser ante su grupo. Y también lo luce cuando decide, sin consultar a nadie del club, coger el coche y plantarse en un pequeño pueblo navarro a dar el pésame a uno de sus jugadores que había perdido a su padre.
Así es Marcelo, el hombre reservado que sólo piensa en fútbol. Capaz de sorprender a los suyos en las charlas de los entretiempos, aunque haya superado las cinco horas semanales grupales de vídeo. En ellos, sus broncas más sonoras se oyeron cuando el grupo dominaba el marcador. Es intenso e impredecible. En el Calderón, en el duelo liguero que dijo haber cometido los peores errores tácticos de su carrera ante los medios, soltó una perla de las que cuentan los leones cuando narran a los más cercanos cómo es su técnico. Bielsa, tras realizar sin pausa su ritual de 13 pasos de lado a lado del área técnica, gritó varias veces hacia De Marcos. El correcaminos rojiblanco miró al Loco, que, con gesto desencajado, le soltó mientras se acercaba: «Demar, ¿qué le duele?«. «Nada«, repelió el multiusos alavés antes de encajar un doloroso: «¡Pues corra, carajo!«.
El Loco, con una plantilla joven y deseosa de aprender, ha convencido a toda una afición que hay talento entre los leones. En noviembre las dudas quedaron borradas del mapa: en Lezama crece más que pasión y entrega. Nadie recuerda eso de que “el Athletic no puede jugar como el Barça”. De hecho, su hinchada dice orgullosa que ni siquiera los azulgrana completaron una exhibición como la vista ante el Manchester United en Old Trafford. Ahora, a los leones ya no les quema el balón, otrora enemigo, y disfrutan con él. Bielsa ha conseguido que el Athletic suba muchos escalones en pocos meses. Ahora está a un sólo paso de recoger su primer trofeo continental.
* Rodrigo Errasti es Redactor Jefe de Eurosport.com. En Twitter: @rodrierrasti
– Fotos: EFE
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