El absurdo final de la Serie de las Cenizas, el duelo bienal entre ingleses y australianos en formato Test celebrado desde 1882, no puede ensombrecer un resultado histórico por el vencedor, por el vencido y por la forma de producirse. Inglaterra se llevó el triunfo final por tres victorias a cero (dos de los encuentros no pudieron finalizar) y se alzó con su tercera serie consecutiva.
Inglaterra no ganaba tres series seguidas en casa desde 1985, no vencía en tres series consecutivas desde 1981 y no dejaba en cero triunfos al equipo australiano desde 1977, en una serie disputada también en suelo inglés.
Son trece test consecutivos sin perder del equipo inglés (en series ante India, Nueva Zelanda y Australia), su mejor racha desde 2004, cuando también encadenó 13 seguidas.
Australia recordará durante mucho tiempo esta humillación que iguala la peor derrota de su historia ante Inglaterra sin ganar ningún partido (0-3 en 1886 y 0-3 en 1977; la peor en cualquier escenario fue el 1-5 recibido en Australia en 1979).
Porque el equipo oceánico tiene que sumar este desastre al de India hace cinco meses, donde perdió los cuatro test disputados. En total son nueve consecutivos sin ganar, su peor racha desde 1986, cuando estuvo catorce seguidos sin conocer la victoria, incluido el histórico empate ante India (el segundo, y hasta hoy último, test empatado en la historia de este deporte).
Primer Test (Inglaterra gana por 14 carreras)
La serie empezó de manera inmejorable. En un primer test que se prolongó durante cinco días, Australia batió dos récords históricos, pero Inglaterra se llevó el triunfo por un margen insignificante. Phillip Hughes y Ashton Agar se juntaron para 163 carreras una vez derribado el noveno wicket de la primera entrada, la anotación más alta de una pareja en un test en esa circunstancia, y Agar, en solitario, también batió el record individual al conseguir 98 carreras.
Pero Inglaterra reaccionó y pasó a liderar la serie tras vencer el partido por catorce carreras. Solo dos veces el test inaugural se decidió por un margen menor: 1887 (Inglaterra venció por 13 carreras) y 1894 (Inglaterra ganó por 10 carreras), ambos encuentros en el Sydney Cricket Ground.
Segundo Test (Inglaterra gana por 347 carreras)
El segundo test fue un triunfo muy cómodo de Inglaterra. Tanto que la bajísima anotación de Australia en su primera entrada pudo provocar el follow on (esto es, obligar al equipo que va por detrás a realizar de manera consecutiva sus dos turnos de bateo). Inglaterra desestimó esa opción y tras una segunda entrada fantástica (gracias, sobre todo, a las 180 carreras de Joe Root), dejó un marcador imposible de remontar para Australia. Finalmente se impuso por 347 carreras y se situó 2-0 en la serie tras los dos primeros test por primera vez desde 1978 (jugando en casa Inglaterra no lo conseguía desde 1890).
Tercer Test (Inconcluso)
El tercer test se disputó en Old Trafford (en el estadio de cricket anexo al campo del Manchester United) y comenzó de manera muy prometedora, con 527 carreras de Australia, resultado declarado tras el séptimo wicket. La actuación al bate estaba siendo tan buena que al final del cuarto día Australia tenía tres wickets en su segunda entrada e Inglaterra ni siquiera había empezado su segundo turno de bateo. Australia optó por volver a declarar esperando eliminar a todos los bateadores ingleses en el quinto y último día, pero apareció la lluvia y dejó a Australia sin partido y sin serie, porque como mucho podría empatarla e Inglaterra, como vigente campeón, retuvo el trofeo.
Fue la décimoquinta vez que un partido de las Serie de las Cenizas disputado en Old Trafford no podía acabar y el primero desde 2005. También fue hace ocho años la última vez que el título se decidió con un partido inconcluso, aquella vez se llegó al quinto test con ventaja de 2-1 para Inglaterra y Australia necesitaba ganar para retener el trofeo, pero se llegó al último turno de bateo del último día sin tiempo para que Australia intentase la remontada, así que el partido no pudo finalizar.
Cuarto Test (Inglaterra gana por 74 carreras)
El cuarto test se celebró en Durham, donde Inglaterra estaba y continúa con marca perfecta (5-0). Podría haber sido un partido intrascendente pero pasará a la historia por algo más que por estrenarse en un encuentro de Serie de las Cenizas.
Australia llegó al último día con todo de cara, necesitaba 299 carreras en su última entrada para ganar el partido y consiguió 105 con la primera pareja al bate. Incluso llegó a estar 168/2, es decir, necesitaba 131 carreras y aún tenía a ocho bateadores vivos. Y a partir de ahí el colapso, Inglaterra logró ocho wickets en los siguientes 25 overs permitiendo únicamente 57 carreras más y ganó el partido.
No se recuerda un final tan lamentable del equipo australiano desde 1981, cuando en Edgbaston (Inglaterra), y con la serie aún por decidirse, Australia pasó del 105/4 al 121/10 y perdió el encuentro por tan solo 29 carreras.
Con este nuevo triunfo, Inglaterra empezó la serie con tres victorias en cuatro partidos por primera vez desde 1979, en Australia. En Inglaterra no lo conseguía desde la edición anterior, en 1977.
Quinto Test (Inconcluso)
En el quinto test Australia demostró su deseo de ganar. Anotó 492 carreras, vio cómo Shane Watson tuvo la mejor entrada de su vida (176 carreras) y declaró tras el noveno wicket. Pero apareció la lluvia durante dos días seguidos y se llegó a la última jornada de competición con Inglaterra aún bateando en su primera entrada y con solo cuatro bateadores eliminados.
Y el encuentro se instaló en la locura. Australia tuvo tiempo para eliminar a los seis ingleses que faltaban y, con 115 carreras de ventaja, iniciar a toda prisa su segunda entrada y arriesgar en busca de la victoria. Australia declaró tras el sexto wicket obligando a Inglaterra a anotar 227 carreras en 44 overs (264 bolas) si quería derrotarle.
Todos habían puesto de su parte para acabar el test menos los jueces, que en una demostración de exceso de celo en la aplicación del reglamento no perdonaron el parón para beber y aplicaron a rajatabla la norma de la luz, aunque Inglaterra estaba a 21 carreras de la victoria con 24 bolas por jugarse. Se veía, querían jugar, pero los aparatos para medir si había suficiente luz decían a los jueces que había que detener el partido.
Entre una atronadora bronca del público del The Oval londinense se decretó el match drawn (partido inconcluso). Fue la primera vez desde 2005 que la Serie de las Cenizas terminaba de esta forma.
A finales de este mismo año Inglaterra viajará hasta Australia buscando ganar su cuarta serie consecutiva, algo que no logra desde 1890.
Y además…
Doblete lituano en pruebas individuales y títulos colectivos muy repartidos.
Justinas Kinderis aprovechó su regularidad (no estuvo entre los dos primeros puestos en ninguna de las cuatro especialidades, algo que sí consiguieron sus cuatro perseguidores) para dar a Lituania su primer oro masculino desde 2006. En categoría femenina el país báltico nunca lo había logrado hasta que Laura Asadauskaitė, tres veces medallista en mundiales anteriores, lo hizo en esta edición, propiciando un doblete que nadie lograba desde Hungría en 1999.
Sorpresas en los otros medallistas. Nicholas Woodbridge, plata, dio a Gran Bretaña su primera presea desde el título de Richard Phelps en 1993, mientras que la brasileña Yana Marques, también subcampeona, es la primera medallista individual de un país sudamericano. Desde la plata por equipos de Argentina en Santo Domingo (Chile) 1953, Sudamérica no había vuelto a subirse al podio.
En las pruebas por equipos lo más sobresaliente fue el título masculino de Francia (el segundo de su historia tras el conseguido en Sheffield en 1994) y el bronce de Ucrania, la primera medalla de su historia en la competición femenina por equipos.
Francia se hizo con el título del relevo mixto, prueba donde nunca antes se había subido al podio.
Alemania consiguió los títulos masculino y femenino de manera sorpresiva. Con los chicos porque perdieron el debut (solo el campeón de 1995, Alemania, lo fue tras perder su partido inaugural) y con las chicas porque no necesitaron enfrentarse a Países Bajos (es la primera vez que el ganador del torneo femenino ni siquiera juega ante las neerlandesas).
Bélgica soñó con ganar la primera gran final de su historia en este deporte hasta que se adelantó en el marcador del partido decisivo. Eso despertó a Alemania, que remontó el partido y logró su octavo título europeo, récord histórico.
En la competición femenina Alemania tuvo mucha suerte, que es la misma de toda su historia. En semifinales eliminó a Bélgica por penaltis (las alemanas han decidido más allá del tiempo reglamentado cuatro semifinales, ganándolas todas) y se libró de los Países Bajos gracias a su derrota, también en penaltis, ante Inglaterra. La final, cuando alcanzó los penaltis, ya tenía decidido al ganador, porque en esa suerte Alemania es infalible en finales continentales (4-0 entre chicos y chicas) y es gafe para Inglaterra (0-3 entre chicos y chicas), por lo que Alemania logró su segundo campeonato de Europa, tras el de 2007. Países Bajos, bronce, firmó el segundo peor campeonato de su historia tras haber sido cuarto en 1991, curiosamente la otra edición disputada en Bélgica.
Por tanto, Alemania hizo un doblete que solo tiene un precedente: 1987, cuando los Países Bajos consiguieron el oro masculino en Moscú y el femenino en Londres.
El veteranísimo francés Roger Yves Bost se hizo con el título continental superando a los británicos Maher y Brash y apartando del podio a los jinetes y amazonas alemanas. Bost, de 47 años y 307 días, es el segundo jinete más veterano en proclamarse campeón de Europa de saltos, cerca de Rolf Göran Bengtsson, ganador en el 2011 con 49 años y 108 días.
La última vez que hubo dos jinetes del mismo país en el podio sin que ninguno fuera oro coincidió con la última ausencia de alemanes en los puestos de honor, en 1999, cuando el oro también fue para Francia (Alexandra Ledermann) y dos suizos le escoltaron (Fuchs y McNaught).
En la competición por equipos, los británicos refrendaron su título olímpico y lograron su primer oro continental desde 1989. Alemania, plata, se subió al podio por novena vez seguida superando las ocho ediciones consecutivas con medalla de Gran Bretaña (1983-1997).
La campeona olímpica Charlotte Dujardin y su caballo Valegro volvieron a demostrar la superioridad de hace un año para hacerse con el título y dar a Gran Bretaña el primer oro individual de su historia.
En la competición por equipos, Alemania no falló a su cita con el podio y consiguió medalla por 25ª ocasión en otras tantas ediciones del campeonato. La del 2013 es su 22ª medalla de oro.
NZL 27-16 AUS. No fue la superioridad de la semana pasada, pero Nueva Zelanda tuvo suficiente para volver a ganar a Australia y conseguir la Bledisloe Cup por undécima vez seguida. Esta competición que enfrenta a ambas potencias oceánicas solo tuvo una racha superior de títulos de un mismo país: doce de Nueva Zelanda entre 1951 y 1978.
ARG 17-22 SDF. Argentina lavó su imagen del sábado anterior en Soweto (Sudáfrica), pero no pudo dar la sorpresa. De esta forma los africanos empiezan el campeonato con dos victorias, siendo al menos una como visitante, por segunda vez en su historia tras hacerlo en 1998, año en el que comenzó ganando en Perth (Australia) y en Wellington (Nueva Zelanda).
Mucho tiempo llevaba esperando Dani Sordo y el automovilismo español una victoria en el campeonato del mundo. Muy lejos quedaba el triunfo de Carlos Sainz en Argentina en julio del 2004. Y llegó cuando menos se esperaba, porque a Dani Sordo le habían comunicado que éste sería su último rally con el Citröen oficial y la lucha con Thierry Neuville hasta la última parte del último tramo cronometrado se decidió por una salida de pista del belga.
El cántabro es el tercer piloto español que vence en el mundial de rallyes tras Carlos Sainz (26 victorias) y Jesús Puras (1). Han tenido que pasar 131 rallyes para volver a ver el triunfo de un español.
Sordo es el piloto de la historia que más podios tenía sin ganar ningún rally (34) y también el que más veces había sido subcampeón sin subirse a lo más alto del cajón (20).
El circuito belga de Spa-Francorchamps vio el resurgir de Ferrari y también un paso más de Sebastian Vettel hacia su cuarto título mundial consecutivo.
La carrera acabó con dos registros históricos que no tienen nada que ver con que Vettel ganase por segunda vez en Bélgica o con que Alonso igualase el mejor resultado de su carrera en Spa (segundo, como en el 2005), sino con el abandono de Räikkönen. El finlandés puso fin a 38 carreras seguidas terminando (Nick Heidfeld clasificó en 41 carreras seguidas pero abandonó en Japón 2007, casi cuando empezaba su racha) y a 27 carreras seguidas puntuando.
La abrumadora superioridad española no fue tan exagerada en el regreso del mundial en Brno (República Checa). Solo hubo un triplete e incluso en Moto 2 ningún español se subió al podio, siendo la segunda vez esta temporada que ocurría en alguna de las categorías (pasó también en Moto 2 en Le Mans, en el 4º Gran Premio de esta temporada).
Marc Márquez volvió a acaparar todos los focos al conseguir su cuarta victoria consecutiva en la cilindrada reina, algo que no ocurría desde el 2008 con Rossi (el italiano llegó a cinco) y que solo había hecho otro español, Álex Crivillé en 1999.
Bratislava (Eslovaquia) puso el punto final a la 25ª edición de la competición coronando a cuatro campeones inéditos entre las cinco categorías, como ya ocurriera la temporada pasada.
Los alemanes Schubert y Tasiadis ganaron en K1 y C1, respectivamente, siendo la primera vez que un mismo país gana esta dos categorías desde la propia Alemania en el 2007 (Dörfler y Bettge).
En C2 vencieron los franceses Klauss/Peche. Francia ha ganado las dos últimas Copas del Mundo en C2 con parejas diferentes, algo solo conseguido por Eslovaquia (en tres ocasiones).
Las pruebas femeninas fueron para Jana Dukátová (K1) y Jessica Fox (C1). Para la eslovaca Dukátová es su cuarta Copa del Mundo y solo tiene a una mujer por delante, su compatriota Elena Kaliská.
La penúltima cita del año se celebró en Estocolmo (Suecia) y la familia Brownlee sumó su sexta victoria consecutiva. El triunfo de Alistair en un triatlón que, perteneciendo a las Series Mundiales, aún no había ganado, hace aumentar dos records: victorias en total de él (15) y victorias seguidas para su país (6).
La prueba femenina fue vencida por Gwen Jorgensen. La estadounidense es la tercera mujer que logra tres triunfos en un mismo año tras Emma Moffatt (cuatro en el 2009) y Paula Findlay (tres en el 2011).
Emanuel Rego, que ya había conseguido títulos con cuatro compañeros diferentes, lo intentó esta vez con Evandro Oliveira, pero fueron derrotados por Šmēdiņš/Samoilovs. Los letones igualan el récord de títulos de Grand Slam para parejas europeas que tienen Brink/Reckermann (ALE) y Nummerdor/Schuil (NED), con dos.
La competición femenina se la llevaron las brasileñas Maria Clara Rufino y Carolina Salgado, que alcanzaron su primer título de Grand Slam. Solo otra pareja había estrenado su palmarés de grandes con un título en Moscú: Xue Chen/Xi Zhang (CHN) en el 2008.
Doblete de Alemania y campeonato prácticamente perfecto, porque a los dos títulos en categoría absoluta hay que sumar el oro femenino sub-21 y la plata masculina en esa misma categoría.
Venciendo por la mínima ambas finales (4-3 a Italia en chicos y 3-2 a Gran Bretaña en chicas), Alemania se convirtió en el segundo país en conseguir ambos títulos tras hacerlo Gran Bretaña en Roma’95, la primera edición del evento.
Los Praga Eagles aprovecharon a la perfección jugar en casa para hacer historia. En la fase de grupos cayeron ante Sparks Haarlem, vigente campeón y gran favorito, pero derrotaron al club neerlandés en la final para convertirse en el primer equipo femenino checo en proclamarse campeón de Europa en este deporte.
El EuroBasket sub-18 puso punto y final a las competiciones de selecciones femeninas. España culminó un verano histórico con otro oro y otro pleno de victorias. En total han sido cuatro campeonatos, cuatro títulos y 36 victorias que permiten a España ser el primer país que gana cuatro campeonatos en un mismo año en un mismo sexo (absoluto, sub-20, sub-18 y sub-16). La hazaña solo es comparable al equipo masculino de Serbia que en el 2007 conquistó los tres campeonatos europeos de categorías inferiores y también el mundial sub-19.
Ya hay finalistas de la competición: el defensor, los estadounidenses del BMW Oracle, y el retador, los neozelandeses del Emirates Team New Zealand. La caótica Louis Vuitton Cup, con solo tres participantes, terminó con el triunfo del equipo oceánico, muy superior al Luna Rossa (que a su vez había eliminado al Artemis sueco, que tuvo listo el barco a última hora). El New Zealand ha disputado dieciocho regatas de eliminatorias ante el Luna Rossa, ganando 17 y perdiendo únicamente una, la segunda de esta edición, por abandono.
El New Zealand participará por quinta vez en la America’s Cup (incluyendo el triunfo de 1995 bajo el nombre de Black Magic) y la final enfrentará a un barco estadounidense contra otro neozelandés como en 1988 (ganó el Star & Stripes americano) y en 1995 (venció el Black Magic del malogrado Peter Blake).
La competición más antigua del rugby a 13 (creada en 1896 y reservada a equipos británicos hasta que en los últimos años han participado clubes franceses y hasta rusos) disputó su final en Wembley. El campeón fue el rey de la competición, el Wigan Warriors, que sumó su 19º título al vencer por 16-0 al Hull FC. Fue la segunda final en las últimas 62 ediciones donde uno de los equipos se quedó sin anotar (el Wigan ganó por 27-0 a Saint Helens en 1989).
* David Fernández es estadístico.
– Foto: PA Photo
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