"Volved a emprender veinte veces vuestra obra, pulidla sin cesar y volvedla a pulir". Nicolás Boileau
“¿Qué esperas de este 2013? Poder volver al nivel de siempre”. Una respuesta tan clara como sencilla, breve y directa. Este deseo me lo manifestó Pablo Herrera, allá por el 14 de marzo, en un pequeño break, en plena recuperación de su lesión de rodilla. Quería conocer cómo se encontraba, después de un año 2012 complicado por muchas causas. Para cualquier persona, ya sea deportista, o usted lector, que es un simple trabajador, ciudadano de a pie, no poder realizar lo que más le gusta supone sentirse triste. En ocasiones, hasta inútil. Pero los deportistas tienen algo especial. En el caso que nos ocupa hablamos de alguien que ha crecido desde la humildad y la base, el voleibol escolar. Nada es un inconveniente; todo son pruebas a superar. No importa cuándo, cuánto, cómo o por qué. Lo que cuenta es intentarlo. De ese modo es más probable llegar a esa meta final. A ese deseo.
El castellonense Pablo Herrera y el gaditano Adrián Gavira finalizaron en una meritoria quinta posición en el mundial de voley playa que se disputó desde el 2 al 7 de julio en Stare Jabloki (Polonia). Cayeron en cuartos de final ante la pareja brasileña Ricardo-Álvaro Filho (nº10 del mundo) por 2-0 (21-9 y 21-18). En octavos de final se deshicieron de los italianos Nicolai-Lupo por 0-2 (19-21 y 16-21). Casualmente la pareja nacional derrotó a los italianos sólo unos días antes, en los Juegos del Mediterráneo de Mersin (Turquía). Fue en un tie break igualadísimo que permitió el triunfo (2-1). Herrera y Gavira, tras más de un año, volvían a reencontrarse con su mejor versión. Con el juego que les aupó a estar en el nº 3 del ranking mundial dos años seguidos (2010 y 2011). Y con el que les permitió volver a pisar el podio en una competición internacional, en la localidad turca, en forma de medalla de plata.
Sin embargo, en todo este camino han tenido que superar múltiples dificultades, regadas en ocasiones con instantes dulces. Sombras y luces. La realidad del deporte español actual. Herrera y Gavira han vivido una situación totalmente nueva para ellos: entrenarse sin su técnico de siempre, el seleccionador español Sixto Jiménez, y fuera del entorno conocido ampliamente por todos ellos: Tenerife. A Jiménez la Real Federación Española de Voleibol (RFEVB) no puede pagarle. Así que el castellonense y el sanroqueño han tenido que buscarse la vida. Un plan B. El emplazamiento elegido: Alicante. Con la colaboración de otra de las parejas españolas del circuito se han entrenado en la capital de la Costa Blanca durante parte del invierno y la primavera. A este punto añadamos otro: tampoco era seguro que la RFEVB pudiera proporcionarles la ayuda económica que se concede para costear las competiciones.
Por suerte, Herrera cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y la Diputación de Castellón, así como de varios patrocinadores, casi todos ellos logrados a partir de lograr la inesperada medalla de plata en Atenas junto al veterano Xavi Bosma. Un empujón que le abrió muchas puertas. Por ejemplo, las de Smart, Oakley y el Villarreal C. F. Y pese a que, como consecuencia de la situación económica, perdió el patrocinio de una empresa constructora. En el caso del club amarilllo, la ayuda surgió a partir de una idea de Fernando Roig de ayudar a deportistas olímpicos de la provincia camino de Pekín 2008. “Hoy por hoy le debo mucho, ya que aparte del apoyo económico me han abierto las puertas como si fuese un jugador más de la plantilla. Eso me ha dado mucha tranquilidad a la hora de tener los servicios médicos cubiertos”, agradece Herrera. Un factor clave en todo el proceso vivido en el último año.
He hablado de parte de la pretemporada. ¿A qué me refiero? A que el jugador del Grao de Castellón ha vivido separado de su pareja. En realidad, apenas ha realizado una pretemporada al uso. Herrera se operó en vísperas de las fiestas navideñas en Barcelona de su rodilla derecha. La intervención quirúrgica fue para reparar el tendón rotuliano, que estaba muy degenerado. Una de las peores lesiones para un deportista. En el caso del voley playa, al tratarse de una articulación básica, muy grave. “Tenía problemas para saltar, al hacer cambios de dirección y flexión. O sea, para cualquier posición necesaria a la hora de jugar un partido de voley playa”, explica el castellonense.
La operación fue el punto final a un año 2012 para olvidar. Comenzó bien, pero se complicó. El objetivo era llegar y competir en los JJ. OO. de Londres, los terceros para el castellonense y el debut para el gaditano. “Bueno, el problema fue que llegué muy condicionado por la rodilla. Para un deportista que está preparando ese torneo durante cuatro años, llegar mermado por alguna lesión,es complicado. Pero, pese a esta circunstancia, estamos contentos del resultado (eliminados en octavos de final por los brasileños Santos-Cunha). Fue una pena llegar así porque estábamos esperando ese momento…. No obstante, hay que quedarse con los mejor y ahora llegar lo antes posible a lo más alto”, recuerda el jugador formado en el CV L’Illa Grau.
Tras intentar esquivar el quirófano, finalmente, tuvo que recurrir a la cirugía. “Durante mi estancia en los JJ. OO. de Londres, conocí al doctor Gutiérrez, el médico de la selección española de balonmano. Al finalizar el verano empecé un tratamiento conservador con él, para ver si podía escapar de la operación. Sin embargo, al mes y medio de empezar, en un control, tras realizarme una ecografía, vieron que el tendón rotuliano estaba parcialmente roto. De ahí, fui al CAR de San Cugat, donde trabaja el doctor Til, que fue quien me habló de que me operase y que el encargado de la operación sería el doctor Puigdellivol”, recuerda Herrera. “Al doctor Til ya lo conocía del CAR. Me presentó a Jordi (Marcos), pues trabajan juntos en la Ciudad Deportiva del F. C. Barcelona, junto con el doctor Gutiérrez”, añade el grauero.
Posteriormente a la cirugía le dieron el alta hospitalaria, a puertas del inicio de 2013. Quedaba lo más duro, lo más difícil, lo que no se ve: la recuperación. De la supervisión se encargaron los citados doctores Til y Puigdellivol, junto con Jordi Marcos, el médico del Villarreal C. F. desde el pasado verano (hace unos días se ha confirmado su marcha del club amarillo), uno de los patrocinadores del jugador castellonense y que, por suerte, ya había trabajado junto a ellos en su estancia como responsable médico del Espanyol y F. C. Barcelona.
“Comencé la rehabilitación corriendo sobre una maquina en la que puedes modificar tu peso corporal para que el impacto no sea tan fuerte, hasta llegar a poder correr con el peso total del cuerpo. Poco a poco añadí ejercicios en la arena y técnica”, comenta Herrera sobre cómo fueron los primeros meses de trabajo. A finales de marzo, tras una revisión en Barcelona, se dio el paso importante: el de poder trabajar sobre la arena, casi cuatro meses después de la operación.
Al mismo tiempo que Herrera pasaba las Navidades en el hospital, el sanroqueño Gavira sufría una rotura fibrilar que le tuvo parado casi dos meses. Fue durante una pequeña pachanga de fútbol, junto a unos amigos. Un panorama, que visto con perspectiva, era bastante desalentador para cualquier aficionado de la calle. Gavira, hasta que los médicos autorizaran a Herrera a entrenar sobre la arena (recuerdo, finales de marzo), encontró una nueva pareja: Christian García.
Si el dúo español Herrera-Gavira no competía (al menos uno de ellos) en las cuatro primeras citas de la actual temporada del World Tour, la federación internacional les obligaba a perder todos los puntos en el ranking. De hacerlo uno de ellos con otro jugador, sólo la mitad. Un mal menor, pero que ha supuesto que, a diferencia de todos los años anteriores, estén obligados a jugar la fase previa en cada cita del World Tour. Hace poco menos de un mes, el 11 de junio, se produjo el reencuentro en competición oficial, en La Haya. Un valioso 17º fue el puesto obtenido en el Grand Slam de Países Bajos. ¿Valioso? Sí, recordemos de donde venían ambos. Lo que para la mayoría no pasaría de un discreto resultado, para los jugadores suponía una enorme recompensa al esfuerzo y trabajo realizado.
“En nuestro deporte es muy importante la preparación física, ya que cuando no estás bien físicamente eso repercute en lo mental”, destaca Herrera. Esto puede explicar que, tras conseguir un resultado peor en la siguiente cita (en Roma fueron 25º) tenían que apretar los dientes e insistir en el trabajo. Y llegó el punto de inflexión de la temporada: la disputa de los Juegos del Mediterráneo en Turquía, con la citada medalla de plata al caer en la final ante los turcos Murat y Selkun por 2-0 (21-19 y 21-17).
Herrera ya ha disputado tres JJ. OO., pero pese a todo lo sufrido en 2012 ya piensa en la posibilidad de afrontar su cuarta cita olímpica. Con Bosma en Atenas aprendió a ser competitivo; con Raúl Mesa fue campeón de Europa en el 2005; y con Gavira ha logrado la consolidación gracias a varios podios y medallas en un deporte que va más allá de ver jugando a chicos y chicas en bañador o bikini. “Espero recuperarme al 100 % y volver al nivel que nos ha llevado a lo más alto. Mi intención es estar en los JJ. OO. de 2016, pero hay que ir año a año y cuidarse para llegar a Río de Janeiro con opciones”, expresa con satisfacción, huyendo de la idea de que en España haya exceso de medallitis cuando se habla de esta cita deportiva.
Cuando le cuestioné si entendía el desapego mediático que, como ellos, recibían otros deportistas y competidores de disciplinas olímpicas, olvidados cada cuatro años y a los que posteriormente sólo se les exige medallas, resultados, fue comprensivo: “Estamos acostumbrados a estar detrás de las cámaras, pero nosotros tenemos que seguir trabajando para conseguir el mayor numero de éxitos y que la gente hable más de nuestro deporte. Y uno de esos objetivos es hacer un gran papel en los JJ. OO.”.
Pero claro, viendo el panorama actual, parece que existe poco cariño no del público, que en parte también, sino tal vez de federaciones, instituciones o patrocinadores que apuesten por este deporte, como podrían hacerlo con el piragüismo (recordemos que David Cal ha tenido que marcharse a Río de Janeiro para preparar la próxima cita olímpica) o taekwondo, por poner algunos ejemplos. “Sí que nos gustaría que las empresas privadas también destinaran más ayudas a nuestros deportes, que los llaman ¡minoritarios! Las playas en verano están repletas de gente jugando al vóley playa. Así nos daríamos a conocer a mucha más gente”.
Lo que sí tiene presente Pablo Herrera es que, tras casi doce meses, está en el lugar que deseaba, pero que no imaginaba. Junto con el gaditano Adrián Gavira intenta recuperar mucho del terreno perdido. Y, por ahora, lo han hecho. En un gran escenario: un mundial, la cita más importante tras los JJ. OO. No sé si lo habría soñado en alguna de esas noches, en plena recuperación de la lesión. Da igual. En ocasiones, no hace falta. La realidad es mucho mejor.
* Pablo Beltrán es periodista.
– Fotos: Dave Martin (AP) – nostresport.com – EFE
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