El Defensores del Chaco expelía confianza. Los aficionados del Decano hace unos meses atrás no hubieran imaginado llegar a la final de la Copa Libertadores, pero poco a poco fueron dándose cuenta de que el milagro era posible.
Aquellos que no hubieran seguido la campaña del Olimpia antes de este cruce ante el Atlético Mineiro, al comparar plantilla contra plantilla, seguramente hubieran puesto un favoritismo rotundo para los brasileros. Pero no, este equipo comandado por Ever Almeida se construyó desde las adversidades y hoy por hoy se siente si no invencible, sí muy poderoso.
En un marco de problemas institucionales (algo no poco habitual en el Olimpia), el equipo arrancó desde la fase previa y se descubrió a sí mismo con el correr de los partidos. Hizo del Defensores del Chaco una fortaleza y ha sido, sin duda, el mejor colectivo a partir de los octavos de final.
Obvio, no tiene a un Ronaldinho, un Scocco o un Omar Pérez. En verdad, muchos de estos jugadores han sido piezas de descarte o de segundo orden en equipos del fútbol argentino: Salustiano Candia no dejó un gran recuerdo en Colón de Santa Fe, Matías Giménez viene de alternar en Huracán en la Segunda División, Nelson Benítez acaba de ascender con Talleres de Córdoba desde la tercera categoría, Juan Carlos Ferreyra nunca pudo asentarse en equipos de Primera División y Juan Manuel Salgueiro terminó siendo muy hostigado por la gente de San Lorenzo.
A este uruguayo (el líder del Olimpia en toda la Copa) lo acompañan otros dos compatriotas con el mismo apellido: Martín Silva en el arco (tapada clave ante Jo cuando el Mineiro tuvo un atisbo de reacción en el complemento), el mejor en el puesto en esta Libertadores, y Alejandro Silva en las bandas, autor del golazo que abrió la cuenta. Este último llegó del débil Fénix.
A estas piezas, y otras que no mencionamos, los comanda la experiencia del inoxidable Julio César Manzur, que con mil batallas en sus espaldas no se asusta en estas instancias. Fuera del campo, Almeida transmite lo que significa jugar en Olimpia.
Se vio convencido al conjunto local, y a través de un sistema de presión sobre Ronaldinho (jugó un partido realmente malo, al punto de que Cuca decidió reemplazarlo en el complemento) los tricampeones de América le asestaron un duro golpe a un Atlético Mineiro que viene tambaleando. Ante Xolos de México, un penal tapado por Víctor en el descuento les dio el pase a semifinales; ante Newell’s no solo avanzaron desde los doce pasos, sino que además habían logrado el empate en el global cuando no lo merecían.
Quedan 90 minutos (se jugarán en el Mineirao y no en el Estadio Independencia, donde venía actuando el Galo) y la chance de que Bernard esté presente en la vuelta es un plus para los brasileros, que deberán remontar dos goles –Wilson Pittoni marcó el segundo con un tiro libre delicioso en el último instante– si quieren ser campeones continentales por primera vez. La chance de que Ronaldinho se sume al Club de los 6 hoy parece complicada, mucho más de lo que algunos imaginaban. Los descartados se calzaron el traje de un club multicampeón de América y no les sienta nada mal.
* Diego Huerta es periodista y editor del sitio web Cultura Redonda.
– Foto: EFE
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