"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
En anteriores piezas hemos reflejado que cuando el Barça muestra su mejor versión hay dos factores que coinciden. El primero es que logre pasar más del 60 % del tiempo de juego en campo del rival y el segundo es que las intervenciones positivas de Leo Messi sean superiores a 55. Ayer, frente al PSG, hasta la lesión de Leo, estos parámetros se cumplieron.
La sensación que dejó la primera mitad es que el PSG comenzó muy fuerte y fue superior al rival en los primeros compases del duelo. Así lo dicen también los datos. En ese primer tramo de partido, los de Ancelotti lograron que el Barça sufriese para sacar la pelota y conseguir pisar el campo contrario. El 49 % de los primeros 15 minutos se jugaron en campo del Barça y el 51 % del tiempo en el campo del PSG. En esos parámetros el Barça sufre y mucho, y eso es lo que vimos todos.
Pero después, cuando las piezas fueron encajando y el Barça pudo conectar con Leo, todo cambió. La superioridad del Barça en los siguientes 30 minutos fue manifiesta: jugó el 62 % del tiempo en campo del rival, permitiendo que Messi se activase y que las ocasiones comenzasen a llegar.
Leo intervino, hasta su lesión, 43 veces, perdiendo tan solo 4 balones. Las cifras son muy elocuentes, ya que de seguir esa progresión estaríamos hablando de 78 intervenciones positivas. Esos números son los de las mejores noches de Leo, ya que por ejemplo en la vuelta contra el Milan el argentino realizó 83 intervenciones positivas (95 apariciones y 12 pérdidas). Lo que estábamos viendo de Leo era muy diferente a lo que ofreció en la ida contra el Milan, cuando entró en contracto con el balón 65 ocasiones y lo perdió 14 veces.
En la segunda parte, ya sin Messi, el Barça sufrió más para poder jugar en campo contrario, aunque no volvió a repetirse lo visto en los primeros 15 minutos de juego. El Barça pudo jugar el 56 % del tiempo en el campo del rival. Sin embargo, excepto en los minutos que precedieron al gol de Ibra, el Barça no dio sensación de descontrol.
Esto lo pone de manifiesto las pocas pelotas que perdió el Barça durante el encuentro: tan solo 29. Si tenemos en cuenta que el tiempo efectivo de juego fue de 59 minutos (contando el tiempo añadido) y que de ese tiempo el Barça lo tuvo en su poder 40 minutos (el 68 % del tiempo jugado), nos da que el Barça perdía un balón cada 90 segundos de posesión.
Para poner en contexto los datos, el Barça perdió tanto en la ida como en la vuelta contra el Milan 51 balones. La diferencia estuvo en las recuperaciones. Contra el PSG el Barça recuperó 54, en San Siro recuperó 62 balones y en el Camp Nou, 84. Cuanto mejor es el saldo entre balones recuperados y perdidos mejor juega el Barça (y cualquier equipo, lógicamente). La calidad de los centrales del PSG, como se demostró en la última jugada del partido, seguramente influyó en el dato. El Barça en esa jugada mordió muy arriba, pero entre Thiago Silva y Alex superaron la presión y la jugada terminó en gol.
Por último, como curiosidad, el Barça corrió prácticamente lo mismo que en la ida de San Siro (107,555 y 107,603 km.). El PSG también calcó lo recorrido por el Milan en la ida en la primera mitad (51,774 y 51,763 km.). Sin embargo, en la segunda mitad el equipo parisino corrió mucho menos que los italianos y se quedo en 102, 677 km., lejos de los 105,216 km. que hizo el Milan. A veces, no se trata de correr más, sino mejor.
* Daniel Arias.
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– Foto: Manu Fernández (AP)
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