"El modelo de juego es tan fuerte como el más débil de sus eslabones". Fran Cervera
Sudáfrica vs Gales; Nueva Zelanda vs Francia; Irlanda vs Argentina y Australia vs Escocia son los cuatro partidos en los que se decidirán los semifinalistas del Mundial 2015. Enfrentamientos equilibrados, por las similitudes de ambos equipos, dos de ellos y marcadamente diferenciados los otros dos. Contextualizar a los contendientes resulta especialmente recomendable.
Un rasgo distintivo: son los dos equipos que más ensayos de 1ª fase de la jugada han conseguido hasta ahora. 7 de 11 para Gales (64 %) y 14 de 23 para Sudáfrica (61 %). Equipos que optimizan la primera opción de ataque ya que tienen serias dificultades a la hora de elaborar juego.
Warren Gatland ha conseguido tener, para el partido contra los Springboks, a los 15 titulares en sus puestos naturales (lo cual tiene bastante mérito tras la plaga de lesiones). Gales se ha encontrado con el paso al frente de Gareth Davies y Dan Biggar en la dirección del equipo y ha sido a partir de ahí donde ha conseguido optimizar sus recursos ofensivos.
Los Springboks han encontrado el equilibrio a través de tres parejas: Eben Etzebeth-Lood de Jager, Fourie du Preez-Handre Pollard, Damian de Allende-Jesse Kriel. De Jager es el delantero con mejor lectura de juego del equipo de Meyer, sus carreras y descargas tras el contacto permiten que su tercera línea tenga superioridad numérica en los puntos de encuentro y eso es vital para el juego sudafricano.
Du Preez-Pollard-De Allende y Kriel aportan la máxima velocidad que el juego ofensivo sudafricano puede alcanzar; son el contrapunto al ritmo de juego de su mastodóntica delantera.
Las lesiones de Victor Matfield y Jean de Villiers provocaron la entrada definitiva de Lood de Jager y Jesse Kriel en el equipo, algo a lo que Heyneke Meyer se había resistido hasta ese momento.
Rumores de golpe de estado en Francia por las salidas de Sebastien Tillous-Borde (fuera de la lista de 23) y de Mathieu Bastareaud del equipo titular. Entran Morgan Parra y Alexandre Dumoulin para intentar cambiar el estilo de juego del equipo para enfrentarse a los All Blacks… Ese es el punto en el que se encuentra Francia actualmente y en el que se seguirá encontrando cuando Philippe Saint-Andre deje de ser seleccionador (tras el último partido de su equipo en el Mundial).
Estamos, en cuanto a estilos, ante el partido más desequilibrado de los 1/4s de final del Mundial; todas las dudas de Francia (proyecto de futuro, planificación, estilo de juego) se corresponden con todas las certezas de Nueva Zelanda.
La única certeza que hay: uno de los dos finalistas del Mundial 2011 se quedará sin la opción de repetir su puesto este año.
Dos equipos que se parecen mucho a nivel estructural; la IRFU y la UAR han desarrollado proyectos paralelos enfocados hacia el crecimiento de sus equipos nacionales; proyectos a largo plazo basados en el modelo centralizado con sus provincias (Irlanda) o en los PLADAR Y CEDAR en el caso argentino.
Las categorías inferiores de ambos países siguen el patrón de juego de su selección absoluta y así resulta mucho más sencillo el salto de los jugadores al máximo nivel competitivo.
En cuanto al juego:
Irlanda ha tomado como ejemplo el juego táctico con el pie de Nueva Zelanda para conseguir meter presión a sus rivales durante el partido. Argentina se ha decantado por el modelo (también neozelandés) de primar el juego a la mano con el fin de generar superioridades y abrir huecos en las defensas rivales.
Ambos conjuntos tienen en común la solidez de su delantera. Los duelos en los scrums y line outs prometen ser de altísimo nivel.
Irlanda está en el nivel óptimo de madurez de juego en este Mundial, Argentina sigue sumando etapas de cara a su salto definitivo a la élite del rugby mundial.
El paralelismo entre ambos les sitúa en una fase claramente ascendente en cuanto a juego y resultados. Australia entró en barrena tras su eliminación del Mundial 2011 y Escocia se encontró con una crisis identitaria (generacional y de juego) de la cual comenzó a salir gracias al modelo de Gregor Townsend, Scott Johnson y de Vern Cotter.
Michael Cheika ha conseguido que Australia recupere su nivel de juego y que se sitúe como la opción más cercana al nivel neozelandés; las similitudes son claras, Australia recordaba a Nueva Zelanda en 2007 (por ejemplo), talento a raudales sin ningún tipo de organización ni criterio; la suma de jugadores de excelente nivel no implica la existencia de un equipo. El cuerpo técnico australiano se ha dedicado a hacer trabajo de bloque, han pasado de tener ocho jugadores en la delantera a tener una delantera formada por ocho jugadores (no es lo mismo); el talento lo incorporaban de serie.
Escocia ha “renunciado” a su delantera (de la que había vivido desde la noche de los tiempos) y se ha encomendado a la generación de talentosísimos backs con la que cuenta. El trabajo de Vern Cotter pasa por alcanzar cierto equilibrio entre el ritmo desbocado de su línea y la falta de peso específico actual de la versión tradicional de sus forwards.
Australia se ha especializado en defender y Escocia se ha especializado en atacar; la evolución tiene estas curiosidades.
Un dato interesante respecto al desarrollo del Mundial: 44 tarjetas amarillas -hasta ahora- en 40 partidos. En el Mundial 2011 hubo 18 amarillas; en el Mundial 2007, 35 amarillas; en el Mundial 2003, 30 amarillas. Cualquiera de los cuatro partidos que hemos comentado se puede ver condicionado por las cuestiones disciplinarias. Precaución.
* Javier Señaris es analista de rugby.
– Foto: Getty Images
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