El fichaje oficial de Neymar por el F. C. Barcelona nos induce a escribir sobre los grandes jugadores brasileños que han hecho historia en el club blaugrana.
Inglaterra es el país extranjero que más jugadores ha aportado a los catalanes en sus 113 años de historia, con 51. Tamaña influencia se centra en los primeros 26 años de historia del equipo, pues desde 1925 solamente un jugador inglés ha vestido el manto blaugrana: Gary Lineker (1986).
Brasil es el siguiente en este ranking, habiendo contribuido con 32 jugadores, más la inminente incorporación de Neymar. Solo 24 de esos 32 llegaron a disputar partidos oficiales con el primer equipo. Los demás formaron parte de las categorías inferiores o realizaron alguna prueba y no resultaron aprobados. Los ejemplos más recientes de brasileños que no tuvieron suerte son los de Henrique y, especialmente, Keirrison, que llegaron a precios altos y no llegaron a debutar oficialmente.
Los primeros brasileños en aterrizar en el F. C. Barcelona procedían del mismo equipo: el Vasco da Gama de Río de Janeiro. El volante Fausto dos Santos, apodado La maravilla negra, y el guardameta Jaguaré Becerra gustaron tanto a los culés durante una gira por España del equipo brasileño que fueron contratados para la temporada 1931-1932, en la que conquistaron la Copa Catalunya.
Pasaron 15 años desde la presencia de los dos vascaínos y la llegada de un nuevo brasileño al equipo culé. Lucidio Batista da Silva, apodado el cabezón, jugaba de extremo derecho y defendió al Barça entre 1947 y 1949.
Siete años después apareció el primer brasileño que logró hacer verdadera historia en el F. C. Barcelona: Evaristo de Macedo. El gran Josep Samitier lo fichó del Club de Regatas Flamengo, donde acababa de conquistar el tricampeonato carioca. Defendió al equipo blaugrana durante cinco temporadas, marcando unos impresionantes 178 goles en 226 partidos y, junto a Ramallets, Kubala y Suárez, en un equipo comandado por Helenio Herrera, conquistó tres copas de la UEFA (1958/1959/1960), dos Copas del Rey (1959/1962) y dos ligas (1969/1961).
Su mejor momento en Barcelona fue el 23 de noviembre de 1960 cuando, de peixinho, hizo el gol que selló la eliminación del Real Madrid por primera vez en la Copa de Europa, donde el equipo merengue había resultado campeón en las cinco primeras ediciones.
Curiosamente, desde su llegada al Barça no volvió a jugar con la selección brasileña. Antes jugó apenas 14 partidos, marcando 8 goles y manteniendo, hasta hoy, el récord de goles en un mismo partido de la selección brasileña: cinco. Con la selección española no se clasificó para la Copa del Mundo de 1958 en Suecia. Así, Evaristo no pudo jugar al lado de Pelé que con 17 años aparecía en el panorama fútbol en ese mismo mundial.
En el momento de renovar su contrato la directiva culé le advirtió que solo renovaría si se nacionalizaba español. Evaristo se negó y el Real Madrid, víctima de diversos goles del brasileño, incluido un hat-trick en su primer clásico, se lo llevó. Evaristo explica cómo la afición, en lugar de enfadarse con él, como posteriormente pasaría con Luis Figo, centró sus iras en la directiva, culpándolos de generar el ambiente que forzó su marcha. Macedo sigue afirmando, aún a día de hoy, que sus mejores años como futbolista fueron como culé y que los que pasó en Madrid, incluso habiendo sido tricampeón de la liga española, fueron «una formalidad».
Diversas lesiones de rodilla provocaron que jugase pocos partidos con el equipo blanco, marcando apenas 15 goles. Su única tristeza fue no haberse proclamado campeón de Europa con el Barça, en la bautizada como final de los postes contra el Benfica.
Así, Evaristo de Macedo entró en la historia del fútbol español no solo por haber sido el primer artillero brasileño en defender al F. C. Barcelona, sino también por haber sido el primer brasileño en haber jugado en el Barça y en el Madrid. Es alabado por ambas hinchadas.
Tras el fin de la era Evaristo algunos brasileños jugaron para el equipo, entre ellos el atacante Walter Silva Silva Batuta (1966-67) y el zaguero Marinho Peres (1974-76), bastante utilizado por Rinus Michels.
Un hecho curioso sobre Marinho: en la Copa del Mundo del 74, donde Brasil fue eliminado por la naranja mecánica de Cruyff, el defensa brasileño le dio una patada a Neeskens y le abrió una ceja. Cuando aterrizó en Barcelona, Marinho fue recibido por el presidente y por un jugador de la plantilla, Neeskens. El brasileño se puso un poco nervioso, pero pronto se calmó al ver una gran sonrisa en la cara, con la ceja ya cicatrizada, de su nuevo compañero.
Marinho tuvo una buena temporada, la 1975-76, bajo las ódenes de Rinus Michels, pero en la siguiente, con la salida del mítico entrenador y la llegada de Hennes Weisweiler, que quiso implantar un sistema diferente del preferido por Cruyff y Neeskens, sintió dificultades de adaptación. Pero su final lo marcó la dictadura franquista que trató de obligarlo a cumplir con el servicio militar obligatorio al ser hijo de españoles. Por eso volvió a Brasil.
Merece destacarse a Silvio Bio Modesto (1978-79), que tras ser visto por Michels y Cruyff en un partido con el Terrassa, fue llevado a Barcelona, donde marcó 7 goles en 25 partidos. El más importante fue el anotado en la tanda de penaltis contra el Anderlecht que clasificó al equipo a la final de la Recopa contra el Fortuna Düsseldorf, al que ganó. Bio murió en el 2008 tras mendigar durante años en Brasil, aunque cada mes recibía su asignación de 400 euros de la Asociación de veteranos del Barça.
En su segunda etapa como entrenador del F. C. Barcelona, Helenio Herrera cometió un grave error: no creer en el fútbol de Carlos Roberto de Oliveira, Roberto Dinamita.
Dinamita era el ídolo del Vasco da Gama, habiendo ganado numerosos títulos cariocas y marcando nada menos que 290 goles para el equipo de la Cruz de Malta entre 1971 y 1979. Joaquim Rifé, tras la salida de Krankl por desavenencias con Kubala, contrató al jugador para el club catalán. En su estreno, marcó dos goles. Fueron diez partidos con la camiseta blaugrana y tres goles. Con la salida de Rifé y la llegada de Helenio, que no confiaba en un jugador que, además, estaba teniendo problemas reales de adaptación a Europa, Roberto Dinamita dejó de ser titular.
Obviamente, los grandes equipos de Brasil fueron tras el crack. Incluso el Flamengo, eterno rival del Vasco, lo intentó, pero apenas cuatro meses después la hinchada de Vasco consiguió ver a su ídolo de vuelta. En el primer partido tras su regreso, Dinamita marcó cinco goles contra el Corinthians, equipo dominante de la época, ante más de 110.000 espectadores en Maracaná. En lo que quedaba de 1980, después de haber llegado, sufrido y salido del Barcelona, marcó 36 goles con la camiseta de Vasco. Concluyó su carrera con unos increíbles 707 goles. Es el máximo artillero del campeonato brasileño, con 190 goles, y también del Campeonato Carioca, con 279 goles. Fue el recordman de goles en una sola temporada del fútbol brasileño cuando, en 1981, apenas un año después de su paso por Catalunya, marcó 61 goles con la camisa cruzmaltina. Esa fue la marca batida en el año 2000 por un baixinho: Romario, que marcó 66 goles.
Roberto Dinamita es el quinto máximo goleador de todos los tiempos, según la IFHS, por detrás de Pelé, Bican, Puskas y Romario. Si hay un brasileño que vistió los colores del Barça y no respondió a las expectativas, ese fue Roberto, la Dinamita que no llegó a detonar.
Dos años después del desastre de Roberto Dinamita, el Barça volvió a contratar un futbolista brasileño que ni siquiera completaría la temporada en el club. Con la lesión de Schuster tras una entrada brutal de Goicoetxea, el técnico alemán Udo Lattek pidió un nuevo centrocampista a la dirección del club. Llegó entonces, con 22 años, Cléo Inácio Hickmann.
El futbolista, procedente del Internacional de Porto Alegre, se vio pronto envuelto en una polémica: concedió una entrevista para una revista local en la que se dejó fotografiar semidesnudo, hecho que lo llevó a ser tachado como homosexual. De esta manera, más allá de ser o no el jugador que Lattek quería, se trataba de un jugador polémico. La dirección del club apremió al Cléo a casarse con su novia, para que los rumores cesasen. Dio resultado, pero el jugador apenas jugó un amistoso contra el Hospitalet. Cléo sería devuelto al Internacional pero obtendría su victoria: pocos meses después volvió a Barcelona y se enfrentó al Barça en el partido de presentación de Diego Maradona en el Trofeo Joan Gamper. El Inter venció 1-3 y Cléo pudo probar que, sin ser un crack, sí era un jugador que habría podido ayudar al mediocampo del equipo catalán.
El Barça estuvo seis años, tras la salida de Cléo, sin ningún jugador brasileño en el equipo. Durante la temporadas 1988-90, Aloisio Pires Alves, defensa que llegó del Internacional, jugó para el equipo en la época previa al surgimiento del Dream Team de Cruyff. No fue titular indiscutible, pero jugó con frecuencia y conquistó la Copa del Rey en la temporada en 1990. Con la llegada de Koeman perdió su espacio en el club y se fue al F. C. Porto, donde tuvo una exitosa carrera.
Romário Faria da Souza, el enorme Baixinho, llegó al club catalán procedente del PSV Eindhoven en la temporada 1993-94 y permaneció hasta la mitad de la temporada 1994-95.
«El genio del área grande», como fue apodado por Cruyff, comenzó su vida en el club de la mejor manera posible: 14 goles en sus primeros 8 partidos, incluyendo amistosos. Jugó en la época del Dream Team y, como no se permitía alinear a más de tres extracomunitarios por equipo, rotaba con Koeman, Laudrup y Stoichkov. En su primera temporada completa con el equipo hizo 30 goles en liga, 10 de ellos asistidos por Pep Guardiola. Figura polémica, que nunca escondió su amor por las fiestas y las mujeres, hizo varias apuestas con Cruyff. Siempre lo mismo: si marcaba dos o más goles ganaba días de vacaciones para poder ir a Río de Janeiro a disfrutar de las fiestas y las mujeres que quería. En una de esas apuestas marcó dos goles en 20 minutos, se acercó al área técnica y recordó a Cruyff: «Profesor, cámbieme que mi avión sale en una hora para Río de Janeiro». Cruyff mantuvo su palabra y liberó al bohemio artillero, que posteriormente analizó su carrera de la siguiente manera: «Nunca fui un atleta. Si me hubiese centrado en mi carrera y trabajado más en serio, habría hecho más goles, sí, pero no hubiese sido tan feliz como soy actualmente».
Después de la Copa del Mundo de 1994, donde llevó al tetracampeonato mundial a la selección brasileña tras una sequía de 24 años, Romario regresó diferente a Barcelona. Su amigo Hristo Stoichkov decía que «nunca volvió después del mundial». «Su cuerpo estaba aquí, en Barcelona, pero su mente estaba siempre en Brasil», explicaba.
Fue el primer brasileño en ser nombrado mejor jugador del mundo por FIFA. Fue, también, el primer brasileño en ganar el premio defendiendo al F. C. Barcelona, algo que se repetiría luego con Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho. Romario forzó su salida del Barça y se fue al Flamengo, en el año del centenario del club carioca. Marcó 53 goles en 84 partidos con el Barcelona y siempre será recordado por el maravilloso gol que marcó contra el Real Madrid en la temporada 1993-94, cuando el equipo venció por 5-0, con un hat-trick del baixinho. También fue azote del Atlético de Madrid, marcándole un hat-trick en cada uno de los partidos de liga.
Su último partido memorable con la camiseta del Barcelona fue contra el Manchester United, en la Liga de Campeones. Marcó dos goles en la victoria por 4-0 del Barça y fue muy elogiado por Sir Alex Ferguson, especialmente por su velocidad e inteligencia.
Ganó solo dos títulos con el Barcelona: la liga en 1994 y la Supercopa de España en ese mismo año. Llegó a la fatídica final del Champions en Atenas y muchos atribuyen el humillante 4-0 frente al equipo de Capello a la presencia de Romario que, además de no haber hecho mucho aquel día, con su alineación impidió la de Laudrup, por la norma de los extracomunitarios.
Romario concluyó su carrera con más de 1.000 goles. Hoy en día es diputado federal en Brasil, donde representa al estado de Río de Janeiro y lucha activamente por los derechos de las personas con deficiencias físicas y combate a la Confederación Brasileira de Fútbol (CBF).
Giovanni Silva de Oliveira, el Mesías, destacó en el Santos, principalmente en el campeonato brasileño de 1995, donde garantizó la milagrosa clasificación a la final del torneo dando la vuelta a una derrota en la ida de la semifinal contra Fluminense por 4-1. Giovanni hizo dos goles y asistió en los otros tres que garantizaron la presencia del equipo de Pelé en la final, después de muchos años.
Giovanni jugó en el Barcelona entre 1996-99, formando parte de un excelente equipo dirigido por Bobby Robson. Con la llegada de Van Gaal perdió espacio en el equipo, especialmente en su última temporada, en la que solo marcó dos goles. Dejó el club en 1999 y acusó al entrenador holandés de ser un «Hitler para los brasileños» del equipo. Aun así, fue un gran campeón en una época victoriosa del equipo catalán, conquistando dos ligas (1998 y 1999), dos Copas del Rey (1997 y 1998) y una Supercopa de España (1997).
Uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial vistió los colores del F. C. Barcelona durante una única temporada. Pero en esa temporada 1996-97, Ronaldo Luís Nazário de Lima marcó época en el equipo catalán.
Procedente del PSV Eindhoven holandés, dónde sumó unos impresionantes 42 goles en 46 partidos, Ronaldo llegó con Robson al equipo, que ya contaba con estrellas como Luis Enrique, Guardiola y Giovanni. Marcó unos irrepetibles 47 goles en 51 partidos y fue, hasta la temporada 2011-2012, el máximo goleador del Barcelona en una única edición de la liga española: 34 goles en 34 partidos. Fue necesario la aparición Leo Messi, con sus increíbles 50 goles en 36 partidos para que la marca del carioca fuese superada.
Ronaldo conquistó una Copa del Rey y las Supercopas de Europa y España. Por desgracia, un desacuerdo entre los agentes del fenómeno brasileño y la directiva del club catalán hizo inviable la renovación de su contrato. El presidente Núñez se negó a aumentar el salario. En una situación similar a la de Luis Suárez en la década de los 60, se fue al Inter de Milán.
Antes de eso, tanto en 1996 como en 1997 fue elegido mejor jugador del mundo, segundo brasileño en conseguir el premio en su período en el Barcelona. Posteriormente se tornó ídolo en el Real Madrid y hoy, cuando es preguntado qué equipo prefiere, dice sentirse madridista. Y, como había sucedido anteriormente con Evaristo de Macedo, especialmente por no haber ido directamente del Barça al Madrid, es adorado por ambas hinchadas.
Sonny Anderson tiene un paso por el Barça muy similar al de Giovanni Silva, con la diferencia de estar solo durante un par de años. En su última temporada en el club fue poco aprovechado, igual que su compatriota. Figo, Kluivert y Zenden fueron los titulares en aquella temporada 1998-99.
Sonny marcó 16 goles en 47 partidos y conquistó dos ligas (1998 y 1999), una Copa del Rey (1998) y una Supercopa de Europa (1998).
Rivaldo Vitor Borba Ferreira marcó una época en el F. C, Barcelona. Fue el brasileño que más veces vistió la camiseta del club (253 apariciones) y es el segundo máximo goleador brasileño con 136 goles.
Llegó a Catalunya después de una buena temporada con el Deportivo de La Coruña y durante los cinco años que jugó para el club compartió el vestuario con grandes futbolistas como Luis Enrique, Amor, Xavi, Cocu, Kluivert, Frank de Boer o Guardiola.
Fue contratado para sustituir a Ronaldo y fue uno de los mejores jugadores brasileños en vestir la camiseta del club. Con su velocidad, regate y excelente capacidad de definición con la pierna izquierda fue el goleador del club durante tres años, formando una excelente pareja con Kluivert.
Fue bicampeón de liga (1997 y 1999) y ganó el premio a mejor jugador de la FIFA en 1999, siendo el tercer brasileño en recibir tal galardón en el Barcelona, tras Romario y Ronaldo. Después de la floja campaña 2001-2002, donde el equipo no consiguió títulos y Rivaldo aportó poco, resultó fundamental para la conquista del pentacampeonato mundial de Brasil en la Copa del Mundo de Japón y Corea. De mutuo acuerdo, jugador y club rompieron el contrato, que duró hasta 2003. Los motivos, más allá de la inconstancia del crack, fueron el regreso de Van Gaal, receloso de Rivaldo desde su primera etapa, y la llegada de Riquelme.
Además de las dos ligas, también ganó una Copa del Rey (1998) y una Supercopa de Europa (1997).
Las temporadas con peor rendimiento deportivo en la era reciente del club fueron las de 2001-2002 y 2002-2003, año en que el club cayó en un inédito e inaceptable agujero. Dos brasileños estuvieron en el F. C. Barcelona en esa época olvidable y estuvieron igual de apagados que el resto del equipo. Fueron Fabio Rochemback y Geovanni Deiberson.
Ambos duraron poco en el club, no brillaron, como el resto del equipo, y se fueron sin dejar gran pena. Después de tantos casos y ejemplos de éxito, es interesante tener semejante choque de perspectiva. Fueron dos de los raros casos de brasileños que vistieron la camiseta blaugrana y salieron sin ganar título alguno.
En 1999, el Barcelona contrató al joven Thiago Motta, entonces de 17 años, del Club Atlético Juventus de Sao Paulo. Por su tierna edad, permaneció en el Barcelona B entre 1999 y 2001, cuando se estrenó en el primer equipo jugando contra el Mallorca. Participó en pocos partidos de un equipo que vivió pésimos momentos en las temporadas 01-02 y 02-03.
En la 2003-04, con la elección de Joan Laporta y la llegada de Ronaldinho, el equipo volvió a ser competitivo y Thiago Motta pasó a ser una parte importante de la composición del medio campo culé. Ganó dos Ligas (2005 y 2006), una Supercopa de España (2006) y una Champions League (2006). Salió del club en el 2007 tras jugar 139 partidos y marcar 9 goles.
Despues de dos temporadas tenebrosas, el F. C. Barcelona comenzó una nueva vida en 2003. Una directiva joven, valiente e involucrada tomó el poder del club, con Joan Laporta y Sandro Rosell como mayores exponentes. Los dos prometieron fichar una gran estrella del fútbol mundial para defender los colores blaugrana, y así llegó del PSG Ronaldinho.
El brasileño, junto a Javier Saviola, Kluivert, Xavi, Cocu, Davids, Puyol y Valdés, hizo una temporada de recuperación del ánimo para la afición y de formación de un equipo fuerte. Ronaldinho logró su primer gol contra el Sevilla en el Camp Nou, recibiendo la pelota de Valdés en la defensa, recorriendo el campo para marcar, de un precioso chut desde fuera del área, por la escuadra derecha del meta adversario. Fue una gran carta de presentación… ¡y qué carta! Fue un preludio de las grandes temporadas que estaban por venir.
En la temporada 2004-05 fue campeón de liga liderando la competición desde la sexta jornada hasta el final, formando una gran delantera con Samuel Eto’o. Ganó también la Supercopa de España. Y fue entonces cuando recibió el premio a mejor jugador de la FIFA, siguiendo los pasos de Romario, Ronaldo y Rivaldo.
La 2005-2006 fue el auge de la carrera de Ronaldinho y se vio a uno de los mejores F .C. Barcelona de siempre. Campeón incontestable de liga y campeón invicto en la Champions League, la primera del club después de 14 largos años desde Wembley’92. Ronaldinho fue elegido, nuevamente, mejor jugador del mundo, no solo por la FIFA, sino también por France Football (el Balón de Oro no era unificado, como actualmente).
En la siguiente temporada apenas ganó la Supercopa de España. No pudo llegar al tricampeonato en liga debido a un gol de Tamudo en el minuto 90 de un derbi contra el Espanyol que dejó la liga empatada a puntos con el Real Madrid, que fue campeón por goal average. El equipo también cayó muy pronto en la Champions, en octavos de final. La peor actuación se dio en la Copa del Rey, donde, después de ganar la ida de las semifinales por 5-2 con un gol antológico de Leo Messi, perdió 4-0 en el partido de vuelta ante el Getafe y no disputó la final.
En su última temporada en el club, la 2007-08, Ronaldinho sufrió debido a frecuentes lesiones pero también fue visto habitualmente en fiestas o durmiendo en la cama de masajes del gimnasio. El equipo quedó tercero en la liga y perdió en semifinales de Champions ante el posterior campeón, el Manchester United. Cayó también en las semifinales de la Copa del Rey. Por esta pésima última temporada y sus constantes problemas disciplinarios, Ronaldinho no continuó en el club en la 2008-09. Guardiola lo echó junto a Deco.
Hasta hoy es adorado por los culés por sus regates, golazos, asistencias y, principalmente, por su alegría en el campo, algo que faltó en los años anteriores a su llegada. Más allá de títulos y jugadas memorables, uno de sus legados al club fue Leo Messi. Ronaldinho siempre trató muy bien al chico, amparándolo y haciéndole sentir en casa en sus primeros años en el club, que siempre son un choque, una enorme presión para los jugadores jóvenes. La ayuda de Ronaldinho en hacer sentirse bien a Messi como titular en el Barça fue muy importante para la evolución de la Pulga hacia el mejor jugador de historia del fútbol.
Fueron 250 partidos, 110 goles, 80 asistencias, dos Ligas (2005 y 2006), una Champions League (2006) y dos Supercopas de España (2005 y 2006).
Ambos llegaron al club en el 2004 y destacaron especialmente en la sensacional temporada 2005-06, donde Edmilson, sobre todo, formaba parte del equipo titular. Después de la campaña 2007-08, Edmilson no renovó su contrato pero se fue siendo bicampeón de liga y campeón de Champions.
Por ser uno de los pocos jugadores en hacer una buena temporada en aquel fatídico año, Silvinho permaneció en el club para la primera temporada de Guardiola como técnico culé. Y jugó toda la final de la Champions en Roma, después de las sanciones de Daniel Alves y Abidal en las semifinales contra el Chelsea. Es uno de los pocos brasileños en ser tricampeón de liga y bicampeón de la mayor competición de clubes del planeta.
Juliano Belletti era un goleador en el fútbol sala hasta los 15 años de edad. Comenzó como volante en el fútbol. Pasó por el Cruzeiro-MG y el Sao Paulo. En ese punto ya se había convertido en lateral derecho y ya había sido campeón del mundo con Brasil.
Se fue para España en el 2002. Su destino, el Villarreal. Dos años después fichó por el Barcelona, para jugar junto a Ronaldinho y Eto’o. Nunca fue titular indiscutible. Oleguer, de la cantera culé, siempre estuvo allí para dificultar su titularidad. Pero siempre se esforzó. En su primer partido de Champions League, sobre la presión del majestuoso Celtic Park, incluso dio una asistencia en la victoria por 1-3.
Fue campeón de liga en 2004-05 y 2005-06, pero será eternamente recordado por los culés por su papel en la final de la Champions de la 2005-06 contra el Arsenal de Henry. Incluso con diez jugadores después de la expulsión de su portero, el Arsenal consiguió batir al fantástico Víctor Valdés en un cabezazo de Sol Campbell y aseguraba, como podía, su 1-0.
Ronaldinho, por su falta de velocidad en esa cita, poco hizo lejos de la punta izquierda. Eto’o, teniendo que salir del centro del ataque para cubrir la posición del Gaúcho, tampoco aportaba mucho. Hasta que Rijkkard hizo sus cambios. Larsson y Belletti entraron. En pocos minutos, Larsson asistió a Eto’o: 1-1. Y a 10 minutos exactos para el final, el sueco asistió a Belletti. Su único gol en tres años de culé. Mucho más valioso que decenas de goles marcados por decenas de delanteros en el pasado. Un momento para la eternidad de un jugador y del club.
Después de alzar la copa y celebrar con los compañeros, Belletti volvió al césped que marcó la cumbre de su carrera. Deambuló, solo, por el círculo central, pensando en todo lo que había pasado hasta llegar aquel momento. Ya era campeón del mundo, pero aquella noche fue su gran noche, su mayor momento.
Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de jugadores brasileños que van a Europa, Daniel Alves salió como un jovenzuelo del Bahía y no de uno de los grandes equipos del sudeste. Llegó al Sevilla y durante seis años formó un gran equipo al lado de Kanouté, Luis Fabiano y Adriano, conquistando dos Europa League, una Copa del Rey, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa.
En sus dos últimos años en Sevilla tuvo constantes piques con el polémico presidente Del Nido por su traspaso. En varias ocasiones estuvo cerca fichar por Chelsea o Liverpool, pero al final llegó a un acuerdo con el presidente. Jugó un año más para el Sevilla y se fue al Barcelona a cambio de 35 millones de euros, la mayor cantidad pagada al club.
Claro que Daniel Alves es más que un defensa. Desde su primera temporada surgió un vínculo letal con Leo Messi en el campo, por la banda derecha del ataque culé. Posee un recorrido envidiable, tan peligroso en ataque como atento en defensa, aunque en estas dos últimas temporadas haya dejado bastante que desear en el plano defensivo, especialmente en los balones aéreos.
A los 29 años está muy cerca de convertirse en el brasileño que más veces haya defendido la camiseta azulgrana, superando a Rivaldo. Es uno de los brasileños con más títulos conquistados con el Barcelona y forma parte como titular indiscutible del equipo considerado por muchos como el mejor en la historia de este deporte. Tiene tres ligas (2009, 2010, 2011), dos Champions League (2009 y 2012), tres Supercopas de España (2009, 2010, 2011), dos Supercopas de Europa (2009, 2011) y dos Mundiales de Clubes (2009, 2011).
El último brasileño comprado por el F. C. Barcelona fue Adriano Correia, en la temporada 2010-11. Al igual que Dani Alves llegó al club después de seis años de éxito en el Sevilla, pero para actuar en el lado izquierdo de la defensa.
Tras una temporada tímida, en la que tardó en adaptarse al estilo de juego blaugrana, Adriano empezó a tener más oportunidades en la temporada 2011-12, en especial tras los problemas de salud de Abidal. En la temporada 2012-13 ha sido bastante utilizado y en sus tres años en el club ya ha jugado en todas las posiciones imaginables, excepto portero y delantero centro. Adriano es un profesional de calidad que por su velocidad, visión de juego, anticipación y su dominio de ambas piernas es siempre útil al F. C. Barcelona, sea como titular o como suplente.
Ya ha jugado más de 100 partidos en el club, consiguiendo una Liga (2011), una Copa del Rey (2012), dos Supercopas de España (2010, 2011), una Champions League (2011), una Supercopa de Europa (2011) y un Mundial de Clubes (2011).
Los hijos de Mazinho serán parte importante del futuro del F. C. Barcelona. El mayor, Thiago Alcántara, nació en Italia, pasó su infancia en Brasil Galicia y está en La Masia desde la adolescencia, pero merece ser listado como brasileño en este artículo por su estilo de juego que recuerda, un poco, al de Ronaldinho. Thiago optó por defender a la selección española y algunas personas, aquí en Brasil, hablan mal de él por esa decisión. Conociendo el desprecio con que las categorías de base son tratadas en el país, donde incluso un grande como el Vasco da Gama ha sufrido la intervención del gobierno por las precarias condiciones en que prepara a sus jóvenes atletas, Thiago sabe lo que hace. Sin comentar que los responsables de las selecciones inferiores son excesivamente proteccionistas, prefiriendo siempre jugadores que estén en Brasil, sin importar la calidad de los que estén jugando en Europa.
Thiago es, después de Leo Messi y Andrés Iniesta, el mejor regateador del equipo catalán. Tiene una excelente visión de juego, anticipación y uno de los mayores índices de acierto en el pase de Europa. Incluso con la llegada de Cesc Fàbregas, que le costó minutos como titular, continuó evolucionando correctamente, haciendo excelentes partidos en la temporada 2012-13, especialmente frente a Málaga y Zaragoza.
Su considerable colección de títulos hasta la fecha es la siguiente: tres ligas (2009, 2010, 2011), dos Copas del Rey (2009, 2012), tres Supercopas de España (2009, 2010, y 2011), dos Champions League (2009 y 2011), una Supercopa de Europa (2011) y un Mundial de Clubes (2011).
El segundo Alcántara de La Masia es brasileño de facto. Quiso jugar por la canarinha por más que haya sido criado para el fútbol en España. Tiene la misma predisposición para el regate que su hermano mayor, pero es diferente a Thiago, un interior. Rafinha es una mediapunta que puede incluso jugar de falso nueve.
Está en el Barcelona B desde el 2010 y viene viviendo una excelente temporada 2012-13, siendo uno de los jugadores con más minutos y con mayor influencia en la creación de de jugadas de gol. Debe subir al equipo en un máximo de dos temporadas y con seguridad representará la calidad del fútbol brasileño al lado de su hermano durante muchos años como culé.
Neymar da Silva Santos Junior viene destacando en el fútbol desde 2010 cuando ganó con el Santos el campeonato paulista y la Copa de Brasil jugando un fútbol irreverente, repleto de regates y jugadas bonitas, con una velocidad aplastante y una buena definición. Un punta zurdo y goleador que también asiste a sus compañeros con frecuencia.
Llegó al auge de su carrera hasta este momento en el 2011, cuando ganó nuevamente el campeonato paulista y dio al Santos la tan esperada Copa Libertadores de América que el club no conquistaba desde la época de Pelé. Fue campeón, estrella y máximo goleador del torneo en un equipo donde él era el mejor jugador.
Por ironías del destino, se encontró al Barcelona en la final del Mundial de Clubes de 2011, donde el equipo brasileño no vio nunca ni el color de la pelota, dominada plenamente por los siete centrocampistas usados por Guardiola, que venció por 4-0. Neymar comenzó a ser más discutido que felicitado en Brasil. Apenas ganó un título más desde entonces, el campeonato paulista del 2012, pero no pudo llevar a su equipo a la segunda final consecutiva de la Libertadores, quedando eliminado en semifinales contra el posterior campeón del torneo, el Corinthians.
En los Juegos Olímpicos de Londres, en la búsqueda de la medalla de oro en fútbol, el único torneo internacional que nunca ha ganado Brasil, el equipo nuevamente perdió la oportunidad de llevarse el título, perdiendo la final frente a México.
Desde entonces, hace casi un año, Neymar ha sido discutido por los hinchas de su club, por los de la seleçao e incluso por exfutbolistas famosos. No es que su fútbol haya caído de forma vertiginosa, sino por las duras condiciones que ha tenido que afrontar para lograr cualquier éxito y, especialmente, por su comportamiento en el campo y fuera de él. El Santos, por mantener a Neymar y pagar su salario de 3 millones de reales mensuales, no consiguió adquirir otros futbolistas de calidad para mantener un equipo competitivo. Además de eso, su entrenador se ha mostrado bastante desactualizado y solo piensa en el balón parado como medio para vencer, dificultando que Neymar pueda desenvolverse sin tener que cargar con toda la responsabilidad del equipo a sus espaldas, tanto en los goles como en los pases.
Pero, principalmente, el ridículo calendario del fútbol brasileño, determinado por una CBF inundada de acusaciones de corrupción, ha hecho daño a Neymar. Como las fechas FIFA no se respetan, Neymar apenas jugó 17 de los 38 partidos del campeonato brasileño del 2012. Se han repetido situaciones en las que ha tenido que jugar dos partidos completos consecutivos, con Brasil un día y con Santos al siguiente.
Todo este escenario, con diversos obstáculos para que Neymar haya disfrutado de un mínimo intervalo lógico de partidos, sean en el Santos o en la selección, han dejado al muchacho estancado en cuanto a su evolución futbolística de 2012 para acá.
No se puede ocultar que fue protagonista de algunos momentos polémicos. En el 2010 se negó a entrar en una institución de caridad por el simple motivo de ser un Lar Espírita y Neymar, como Robinho o Ganso, son evangélicos. Su momento más bajo como profesional fue en septiembre de ese mismo año, cuando forzó el despido del técnico Dorival Junior, con quien había sido campeón de la Copa de Brasil y del campeonato paulista. ¿El motivo? Dorival quería dejar al muchacho en el banquillo después de haber insultado a otro de los técnicos, René Simoes.
En noviembre de 2011 fue condenado por la justicia brasileña a pagar 15.000 reales de indemnizacion al árbitro Sandro Meira por haberle llamado ladrón en Twitter. Durante ese año, especialmente en la Libertadores y en la Copa América, fue figura central de desencuentros, siendo incluso expulsado por celebrar un gol con una máscara… de él mismo.
La mayor polémica fue la que envolvió al jugador un reportaje de la revista Forbes que apuntaba a gastos recientes del futbolista, especialmente a la compra de un yate de 15 millones de reales. «Está gastando mucho más de lo que debería», fue el comentario final del reportaje.
En los primeros meses del 2013 Neymar ha sido protagonista de continuas polémicas. En marzo reconoció en un programa de entrevistas que hace teatro, es decir, que busca faltas para evitar choques directos con los marcadores y que se queda en el suelo fingiendo lesiones serias. En abril dijo: «Cuando yo les hago un regate, un sombrero o un caño, ellos tienen que bajar la cabeza y aplaudir». Esa misma semana fue acusado por los jugadores del Flamengo de Piauí de ofenderlos con el apodo de paraíbas, expresión ofensiva entre los habitantes del nordeste brasileño. Fue incluso considerado persona non grata en la capital de Paraíba, Joao Pessoa.
Su mudanza a Barcelona puede ser muy importante para la confirmación de Neymar como un crack del fútbol y le dará un equipo de inmensa calidad en el que jugar. También un calendario digno, incluida la selección. Su aportación al Barça ya ha sido analizado en este Magazine.
Como pudimos ver con Evaristo, Romario, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho, Neymar lo tiene todo para ser otro brasileño que marque época, marque muchos goles y conquiste títulos con el F. C. Barcelona.
* Lucas Resende.
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– Fotos: FC Barcelona – EFE
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