"Hay que recordar que quienes escriben para los imbéciles siempre tienen un numeroso público de lectores". Arthur Schopenhauer
Crimea está siendo el foco de la atención mediática mundial debido a la anexión que Rusia ha hecho del territorio que hasta hace unas semanas formaba parte de Ucrania. La polémica llegada rusa ha traído consecuencias inminentes en todos los ordenes: político, social y económico. El deporte obviamente también se ha visto afectado por esta nueva situación, ya que algunos de los deportistas que viven en Crimea son de origen ruso y otros son ucranianos. Que se decanten por representar a uno u otro país tiene un inmediato efecto propagandístico y hace que sea coreado por la prensa de los respectivos países.
Las promesas de ambos lados no dejan indiferentes ni a los deportistas ni a la población en general. Ha comenzado una subasta en la que los deportistas buscan la mejor solución posible para este nuevo orden político.
Vladimir Putin es un claro ejemplo de lo que estamos mencionando. Lo primero que prometió a los crimeos es que les subiría las pensiones y que invertirá en el desarrollo de las infraestructuras que faciliten la comunicación de Crimea con el resto de la Federación Rusa. Estos beneficios que ofrecer a la población crimea se ven aumentados cuando se trata de los deportistas, que tienen promesas de becas cuantiosas. Putin sabe perfectamente el poder del deporte. A nadie extrañó la puesta en escena y el ingente gasto económico que tuvo que soportar para hacer de Sochi el mayor escaparate personal posible. Toda la fastuosidad de unos Juegos Olímpicos al servicio de la propaganda Putin, así fueron los Juegos de Sochi 2014. Él no recibió ninguna medalla, pero su presencia era seguida por todos los medios de comunicación sin excepción. Política y deporte vuelven a ir de la mano por enésima vez. Hitler fue el gran maestro de esta especialidad y sus pasos han sido seguidos, a lo largo de la historia, por distintos aprendices que solo tienen interés en el deporte como elemento propagandístico para su figura.
Dmitry Bulatov, ministro de Juventud y Deportes de Ucrania, también desplegó en un primer momento sus mejores armas dialécticas para que sus atletas siguieran defendiendo a Ucrania. “Nosotros no vamos a dar un solo atleta de Crimea. Cualquier atleta que quiera seguir defendiendo a Ucrania recibirá excelentes condiciones para ellos y sus familias”, afirmó. El ministro ucraniano también mostró su apoyo a los atletas que no quieran abandonar la región, pero que quieran seguir defendiendo a Ucrania. Unos días después matizaba su primera declaración: “El estado no tiene dinero para el entrenamiento de atletas de la península de Crimea que opten por continuar defendiendo los colores de Ucrania, pero haré todo mi mayor esfuerzo para darles todas las facilidades para el alojamiento y la formación”.
La prensa de Ucrania ha señalado a seis deportistas de primer nivel que tienen serias posibilidades de adherirse a Rusia: Roman Avramenko, Vira Rebryk, Artur Ayvazyan, Oleksandr Usyky, Artem Ivanov y Segiy Lagkuti. Los dos primeros son atletas. Ayvazyan fue campeón olímpico en tiro en Pekín 2008 y ya mostró su pleno interés en defender a Rusia. Usyky es uno de los vigentes campeones olímpicos en boxeo. La prensa ucraniana cree que hay pocas posibilidades de su marcha. Sergiy Lagkuti es un ciclista del Kolss Cycling Team y tiene un 50 % de posibilidades de ir a un lado o a otro. Ivanov fue dos veces subcampéon del mundo en halterofilia y ha expresado su plena intención de defender a Rusia.
Centrándonos en los atletas son dos los que están en disposición de adoptar la nacionalidad rusa. Todo parece indicar que entre los atletas que posiblemente se vayan a Rusia estará la campeona de Europa de jabalina, Vira Rebryk, que ha declarado que cree que aceptará la ciudadanía rusa, ya que no quería marcharse de Yalta, donde tiene todas las condiciones para entrenar. Si continúa representando a Ucrania, su entrenador dejaría de cobrar. Ella misma es consciente y menciona que, de aceptar el pasaporte ruso, tendría que estar un tiempo sin poder competir a nivel internacional. Rebryk tiene 25 años y ha sido campeona del mundo júnior, además de campeona de Europa júnior y a nivel absoluto en el pasado Campeonato de Europa disputado en Helsinki. En los JJ. OO. de Londres no confirmó el buen estado que un mes antes había demostrado en Hesinki y cayó en la clasificación. En el Campeonato del Mundo de Moscú fue undécima. Tiene una marca personal de 66, 86 metros.
El otro atleta que está en disposición de defender a Rusia es Roman Avramenko. Al igual que Rebryk, es lanzador de jabalina. Las posibilidades que tiene de cambiarse son, según la prensa ucraniana, del 95 %. Avramenko también destacó en su etapa de júnior, cuando logró ser medallista de plata en el Campeonato de Europa de Hengelo 2007 y de bronce en el Campeonato del Mundo Júnior de Pekín 2006. En categoría absoluta fue sexto en el Campeonato del Mundo de Daegu 2011. Logró el pasaporte para los JJ. OO. de Londres, donde lanzó 80,06 metros, quedándose a dos puestos del acceso a la final y en Moscú logró inicialmente un excepcional quinto puesto, pero finalmente lo perdería al conocerse que había dado positivo por esteroides. Una de las consecuencias de su positivo en Moscú es que estará sancionado hasta el 27 de agosto del 2015. Avramenko había lanzado 84,48 metros en el mes de junio.
Rusia siempre se había beneficiado del cambio de nacionalidad de muchos atletas que procedían de países que antes pertenecieron a la URSS. Entre esos atletas ha habido varios que antes habían defendido la camiseta ucraniana. Algunos de ellos fueron deportistas destacados: Lev Lobodin (8.571 puntos en decatlón), Natalia Tsyganova (bronce en el Campeonato del Mundo de pista cubierta en Maebashi 1999), Valentin Kulbatskiy (45,11 en 400 metros) y Andriy Nemchaninov (20,95 metros en peso ).
El último atleta fichado por la Federación Rusa procedente de un país de la extinta Unión Soviética ha sido Ion Luchianov. El atleta de origen moldavo fue medalla de bronce en 3.000 obstáculos en el Campeonato de Europa celebrado en Barcelona (2010).
La política deportiva rusa con respecto a estas situaciones de atletas extranjeros ha cambiado. Con anterioridad se centraban en la contratación de atletas de los países limítrofes y contrataban atletas que en la mayoría de los casos procesaban una cultura muy similar. Ahora han pasado a una política de contratación de atletas de cualquier parte del mundo. La novedad más grande es el fichaje de cuatro atletas kenianos que están entrenando en Kazán. Se trata de Evans Kiplagat (25 años, especialista en maratón), Isaac Kipkemboi (19 años, 1.500 metros), Amos Kibitok (19 años, 3.000 metros obstáculos) y Nicolás Chepseba (19 años, 5.000 metros).
Valentin Balájnichev, presidente de la Federación Rusa de Atletismo, denostaba esta política en 2010, pero ha cambiado radicalmente de parecer y ahora defiende esta nueva hoja de ruta: “La inmigración deportiva es un proceso en marcha en todo el mundo, un proceso que no podemos ignorar. Por ejemplo, China ha asignado recientemente diez becas para formar a prometedores velocistas jamaicanos. Si a Rusia llegan ingenieros o artistas de talento, ¿por qué no vamos a poder invitar también a atletas? Después de todo, no son estrellas, sino promesas”.
* Óscar Fernández Villar.
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