“Son, sin ninguna duda, el mejor equipo que hemos visto hasta ahora en la Copa de África. Son móviles, hábiles, organizados. Y no me refiero a ninguna de las grandes potencias, estoy hablando de Etiopía”. Para el exinternacional nigeriano Sunday Oliseh no hay nada más que hablar: el fútbol del combinado etíope, a priori el más débil de la competición, ha sido lo más refrescante y sorprendente del torneo hasta el momento.
Los Antílopes de Walya llevaban 31 años sin participar en la fase final de un torneo que ganaron por primera y única vez en 1962. El combinado, formado por una mayoría de futbolistas que militan en la Ethiopian Premier League, ocupa el puesto número 31 de África y el 110 del mundo. Pero esto no impide que Oliseh y otros analistas coincidan en asemejar su juego con el del Barça.
Un partido lo cambió todo. Y los etíopes ni tan siquiera ganaron, al menos en el marcador (1-1). Aunque su excepcional demostración ante Zambia, campeón de la CAN 2012, les valió para llevarse la victoria moral. A medida que avanzaba el partido, se hizo evidente que los Chipolopolo estaban tan sorprendidos como el resto del mundo por la calidad de su rival.
Etiopía controló el balón y no lo rifó. Pases cortos, tocando y tocando, con permanentes triangulaciones. Siempre en constante movimiento, aparecía el jugador libre para apoyar al compañero, para permitir superar con facilidad la presión de los zambianos. Megersa y Adane Girma (su futbolista de más talento) ejercían de dinamo en el centro del campo y el delantero Salahdin era su peligrosa punta de lanza. Los representantes de la enorme comunidad etíope que reside en Sudáfrica disfrutaban en las gradas.
Incluso cuando se quedaron con 10 por la expulsión del portero Jemal Tassew en el minuto 39, los Antílopes siguieron encontrando hombres libres, ejerciendo una excelente presión posicional, jugando como si nada hubiera pasado. La cenicienta le dio una lección de fútbol al vigente campeón. Un soplo de aire fresco en la hasta ahora insulsa Copa de África.
El tercer país más poblado de África es un gigante dormido en el mundo del deporte. Etiopía afronta los choques sin especiales temores, por mucho que su oponente parta como claro favorito. “Nunca recurrimos a una fórmula distinta, da igual si el rival es Brasil o Somalia, tanto si jugamos fuera como en casa, nuestro principal objetivo es crear un equipo competente”, ha explicado el técnico Sewnet Bishaw, piedra filosofal del combinado.
Bishaw, convertido en ídolo en su país por los éxitos recientes, afronta desde 2011 su segunda etapa como seleccionador. El entrenador de 59 años dispuso de mucho tiempo para trabajar con sus jugadores, de ahí que el técnico haya podido crear un conjunto tan armonioso y compacto.
Para el técnico no hay factor más importante que la actitud de sus futbolistas: “Eso sí que puede marcar diferencias. La confianza en uno mismo es un factor fundamental, y he observado progresos significativos en nuestra capacidad mental para plantar cara a cualquier rival fuera de casa. He leído que el capitán de los Bafana Bafana, Steven Pienaar, dijo hace poco que ‘los etíopes no son amateurs’. ¡No puedo estar más de acuerdo!”.
Etiopía fue finalista en la primera Copa África, celebrada en 1957, semifinalista en tres ocasiones (1959, 1963 y 1968) y campeón en 1962, cuando más de la mitad de la población actual aún no había nacido. Pero llevaba años sin un rumbo definido. «Éramos los pioneros, pero nos fuimos hacia atrás«, dice el presidente de la Federación de Fútbol de Etiopía, Sahilu Gebremariam.
“El éxito en el futbol no viene de forma aislada. Ahora la federación parece estable. Hubo momentos en que los jugadores fueron seleccionados para el equipo nacional sin merecerlo. No elegían a los mejores. Pero ahora hay un entendimiento de que el fútbol se ha convertido en un negocio y todo el mundo puede beneficiarse si el equipo lo hace bien”, añade Bishaw.
En su nueva etapa como seleccionador, Sewnet Bishaw ha empezado a colocar los cimientos para que su equipo vuelva a ser uno de los grandes de África. En la Cecafa Cup, el desafio que enfrenta a las selecciones del Este y el Centro de África, se llevaron a muchos jóvenes para foguearlos, incluidos varios futbolistas afincados en el extranjero como Yussuf Saleh, que milita en el Syrinska sueco y que finalmente fue seleccionado para la CAN 2013.
El buen hacer que demostró ante Zambia ya lo puso en pràctica en las eliminatorias de clasificación para el Mundial 2014. Los renacidos etíopes lideran su grupo con una victoria y un empate, superando a República Centroafricana, Sudáfrica y Botswana.
«Hemos mejorado gracias al trabajo duro y la unidad en el equipo”, explica Bishaw. También se ha inculcado cierta profesionalidad, aunque las instalaciones deportivas en el país dejan mucho que desear. «El fútbol es el deporte más querido en Etiopía. Ser bueno en atletismo construye nuestra imagen internacional, pero donde quiera que vayas, a escuelas, aldeas, o en la calle, el fútbol es el deporte más popular», afirma Sahilu Gebremariam.
Los Antílopes de Wayla pueden tener cierta sensación de déjà vu en esta Copa de África, tras quedar encuadrados con Zambia y Nigeria. En su última aparición en una fase final, en Libia 1982, también jugó con los Chipolopolo (perdió 1-0) y con las Águilas Verdes (cayó por 3-0). Etiopía desea mejorar aquellos resultados. Este viernes juega contra Burkina Faso.
* David Ruiz Marull es periodista.
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– Fotos: Reuters
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