Lo que dice el pasaporte biológico de Marta Domínguez

por el 21 marzo, 2014 • 17:11

Recientemente cayó en mis manos, a través del periodista Carlos Arribas, un documento que me obligó a abrir la ventana de mi oficina en Ciudad del Cabo: los datos hematológicos de la palentina Marta Domínguez, por los cuales se enfrenta a una posible sanción por parte de la IAAF (aunque la Federación Española de Atletismo la haya absuelto de toda culpa).

Así que con una pinza en la nariz, aquí va un desglose de lo que pueden significar los valores de los distintos parámetros. ¿Se dopó realmente Marta?

Antes de explicar punto por punto las posibles razones que han llevado a las autoridades deportivas a querer sancionar a la atleta, un breve resumen de los parámetros más usados por el Pasaporte Biológico (hablaré solo de los datos que tenemos, el hematológico; hay otros que no trato aquí, esteroideo y endocrino verbigracia):

Para seguir la evolución de los valores hematológicos de una atleta, la Agencia Mundial Antidopaje usa básicamente dos índices. Hay más, pero no plenamente aprobados aún y que no tendrían capacidad para implicar una sanción.

Uno de ellos es el llamado OFF-Score, que tiene en cuenta cambios en la concentración de hemoglobina y el porcentaje de reticulocitos, y el otro es el ABPS (del inglés abnormal blood profile score o puntuación de perfil hematólogico anormal), que es mucho más completo, ya que tiene en cuenta el hematocrito, la hemoglobina, conteo de glóbulos rojos, porcentaje de reticulocitos, volumen corpuscular medio (MCV), hemoglobina corpuscular media (MCH) y concentración de hemoglobina corpuscular media (MCHC). Ojo: no todos los valores hematológicos sanguíneos sirven para sancionar. Muchos sencillamente son usados como evidencia adicional por los expertos para decidir si una variación cantosa del OFF-Score, por ejemplo, es resultado de dopaje u otra causa (se me ocurre hemolisis, por ejemplo).

La Agencia Mundial Antidopaje se vale entonces de un modelo matemático conocido como teorema de Bayes para establecer qué variaciones en los distintos parámetros pueden ser indicadoras de dopaje y cuáles no. Entramos ya en el terreno de las probabilidades (pantanoso y donde temo que los abogados de Marta Domínguez traten de desacreditar el método). El nivel de especificidad para el Pasaporte Biológico tal y como está planteado hoy en día fija el límite al 99,9 %, con umbrales individuales entre los percentiles 0,5 y 99,5 de las distribuciones esperadas para un atleta limpio. Así que cualquier valor por debajo de ese percentil 0,5 o por encima del 99,5 sería considerado anormal (que no dopaje) y exigiría más investigación por expertos para que estudien el caso de forma individual. Este estándar de sensibilidad implica que solo habría un falso positivo cada 1000 análisis (por lo que el riesgo de un falso positivo es ridículamente bajo), pero que por desgracia también implica muchos falsos negativos (puerta abierta para jugar con dosis, plazos y demás).

Personalmente aumentaría la sensibilidad a 1 de cada 100, porque aunque haya más falsos positivos, siempre podrían descartarse con subsecuentes análisis de otros parámetros por un panel de expertos y, a cambio, se escaparían muchos menos tramposos.

De Marta Domínguez tenemos los datos del OFF-Score (última columna de sus datos), así que nos centramos en él. La fórmula clásica para calcular este parámetro es sencilla:

OFF-Score = (Hemoglobina (g/dL) x 10) – (60 X √% reticulocitos)

Esta fórmula (algo controvertida, todo hay que decirlo) nos viene a decir que aquellos OFF-Score por debajo de 80 o por encima de 110 son sospechosos.

Eso sí, esto no es ley universal, ya que los parámetros del perfil hematológico deben ajustarse en función de diferentes factores como por ejemplo:

  • Sexo (factor fijo)
  • Raza (factor fijo)
  • Edad (factor fijo)
  • Altitud (factor variable)
  • Tipo de deporte (factor fijo)
  • Instrumental de análisis (factor variable)

Esto implica que Marta, siendo mujer de raza blanca, atleta de fondo, en la treintena, etc., tendrá unos valores de referencia no necesariamente iguales a los que tendría un velocista jamaicano de 19 años, por poner un ejemplo (para avisar que los valores mínimo de 80 y máximo de 110 que he citado antes no son más que una referencia).

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En fin, una vez explicado todo esto, vamos a ver qué tiene Marta en su pasaporte.

En la lista de sus datos hematológicos aparecen varias fechas marcadas especialmente en rojo con aquellos parámetros que hicieron saltar las alarmas.

Vemos que el 5 de agosto de 2009 tenía una hemoglobina (Hg) de 15,7 g/dL y un porcentaje de reticulocitos de 1.19 %. Milagrosamente, tan solo una semana más tarde la Hg caía ligeramente a 14,40 g/dL y el porcentaje de reticulocitos sufría un retroceso que ni el IBEX, hasta 0.42 %. Primer strike.

Esa hemoglobina de 15.7 g/dL que aparece marcada en rojo ya se pasa en primer lugar del percentil 99,5 al que aludía anteriormente sobre la sensibilidad del pasaporte. Digamos que es un valor anormalmente alto para ella. Pero vamos a ver los OFF-Score en esas fechas… Pasa de 91,55 a 105,12 en ocho días, suspicious.

Hay dos posibles hipótesis para explicar estos valores. La hipótesis primera sería una posible transfusión sanguínea en ese lapso de tiempo que va del 5 al 13 de agosto. La segunda, un ciclo de EPO que acabaría a principios de agosto con el objetivo de llegar limpia por dentro a la competición clave que se disputó en esas fechas, el Mundial de Berlín, donde Marta Domínguez se hizo con la medalla de oro en la prueba de 3000 obstáculos. Ambas hipótesis tienen puntos a favor y puntos en contra, por lo que no es tan fácil decantarse por ninguna.

La hipótesis de la transfusión explicaría el desplome del porcentaje de reticulocitos (de 1.19 % a 0.42 %), lo que haría subir el OFF-Score de 91 a 105 en un periodo de ocho días. Esto se debería a que todos los glóbulos rojos maduros que se inyectan en una transfusión hacen que el cuerpo ralentice la eritropoyesis (la creación de nuevos glóbulos rojos), por lo que el número de reticulocitos (glóbulos rojos jóvenes) caería dramáticamente (que es precisamente lo que ocurre en esa semana de agosto de 2009). Sin embargo, una transfusión también suele implicar en general una subida en los valores de hemoglobina, cosa que no se da en este caso (podría quizá explicarse por el uso de algún expansor de plasma para amortiguar la subida de los valores hematológicos como, por ejemplo, el hidroxietil almidón o HES, aunque sería entrar ya en terreno de la especulación. Quizá os suene esta sustancia: con ella cazaron a Ezequiel Mosquera en la Vuelta a España de 2010).

La segunda alternativa (uso de EPO hasta principios de agosto y parar la semana antes de la competición) explicaría por una parte los buenos valores de hemoglobina del 5 de agosto (más que buenos, anormalmente altos, como he dicho antes) y su posterior y leve caída una semana después, así como la bajada en el porcentaje de reticulocitos por medio de una retroinhibición de la eritropoyesis. Suena plausible de primera, pero presenta algunos inconvenientes.

El primero es que el desplome en el porcentaje de reticulocitos es muy acusado y con una retroinhibición al uso sería de esperar que no lo fuera tanto. El segundo problema es que el uso de EPO en principio suele administrarse siguiendo protocolos diferentes. En general, salvo para los auténticos amantes del riesgo, un ciclo de EPO se acaba dos o tres semanas antes de la competición objetivo con el fin de llegar limpio a la carrera. El usar EPO unos pocos días antes del Mundial de Berlín parece demasiado arriesgado incluso para alguien con la experiencia de Marta en estos mundos de la trampa y el engaño. Casi cualquier versión de las utilizadas hoy en día como las Epoetinas alfa (tipo Abseamed, Binocrit, Epoetin Alfa Hexal, Eprex o Erypo), la Darbepoetina alfa (Aranesp o Nespo), Epoetinas beta (por ejemplo NeoRecormon), Epoetina beta Metoxipolietileno-glicol o la CERA  (Myrcera y Dynepo), así como las Epoetina zeta (tipo Retacrit, Silapo, etc) son auténticos faros en un control antidopaje. Habría pitado seguro (aquí me acuerdo de los lumbreras de Sergio Sánchez o José Luis Blanco, cazados con EPO en el mismísimo Campeonato de España… Auténticos genios con los plazos, oiga. Vaya sensación de impunidad tenían que tener para arriesgar tanto).

Hay quien podría argumentar que quizá Marta Domínguez usó EPO, pero en microdosis, y que por eso no dio positivo, pero esto ya entra en conflicto con una investigación reciente que señala que las microdosis de EPO no dejan huella en el pasaporte biológico (Ashenden M., Gough C. E., Garnham A., Gore C. J., Sharpe K. Current markers of the Athlete Blood Passport do not flag microdose EPO doping. Eur J Appl Physiol. 2011 Sep;111(9):2307-14), y en el caso de Marta hay una huella que ni el big foot, así que la hipótesis también tiene sus pegas.

Alternativa para toda la familia: combinación de ambas con ciclo de EPO hasta unas semanas antes (explicando los buenos valores hasta el 5 de agosto) seguida de microtransfusión (no hay por qué meterse una bolsa entera) + expansor… Hagan juego.

Lo único que está claro es que esos datos no se pueden explicar de manera natural. Ahí hay algo raro y esa variación de una semana para otra no la explica un hipotiroidismo.

Más valores con los que jugar a los médicos:

Día 27 de julio de 2010. No tenemos valores de una semana antes, pero el valor de los reticulocitos llama una vez más la atención (0,48 %… lo normal suele ser entre 0,5% y 1,5%). Podríamos hacer cábalas, pero adelanto el marcador: esos datos son compatibles con una más que probable transfusión.

Para los más expertos hay otros valores que llaman la atención. Un ejemplo son los valores de hemoglobina del 29 de octubre de 2009 (12,80 g/dL) y 25 de septiembre de 2012 (12,40 g/dL), que se salen del rango esperado para el perfil de la atleta en cuestión (percentil 0,5 superado. En agosto de 2009 superó el umbral por arriba y ahora por abajo).

Teniendo en cuenta el alto valor de los reticulocitos en esas fechas (hasta 1,42 %) dichos valores podrían ser compatibles con una extracción de sangre (en el caso de la del 29 de octubre, previsiblemente para usarla en la temporada siguiente. ¿Quizá en el Campeonato de Europa de Barcelona donde, como se aprecia, el 27 de julio hubo una más que posible transfusión y fue medalla de plata?). No hay que olvidar que al sacar sangre, el cuerpo acelera su eritropoyesis para compensar la pérdida haciendo que los reticulocitos suban como la espuma, tal y como ocurrió entonces, aunque la administración de EPO tendría una consecuencia similar (lo descarto porque esperaría valores más altos de hemoglobina). En esta última posible extracción, al médico se le fue la mano: el OFF-Score cayó hasta 52. Compárenlo con los 105 y 106 de agosto y julio de 2009 y 2010. Una variación superior al ¡100 %! Milagros a Lourdes, amigos.

Tienen un papelón los abogados de Marta Domínguez, porque los datos son muy claros. Tres expertos ya han recomendado sanción y eso no es casualidad. Quizá aludan a que se usan criterios de probabilidad matemáticos (cierto), a que no hay base científica (falso) o a que ese día llovía. Quizá basen su defensa en una filtración de datos médicos confidenciales y se libren por defecto de forma, pero los datos, legalmente filtrados o no, no mienten. Los datos hematológicos sugieren que Marta Domínguez se dopó para conseguir sus medallas en Berlín y Barcelona. De confirmarse esto, que aquellos que la protegen lo lleven en su conciencia.

* Jordan Santos-Concejero es Doctor en Biología e investigador postdoc en la Universidad de Ciudad del Cabo.


– Fotos: Getty Images – El País




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