La secuencia irreal de los mil tacones y el golazo del Wilshere todavía estaba en la retina del Arsenal y su gente cuando se escuchó el pitido inicial del partido de Champions contra el Borussia Dortmund. Sin Flamini los de casa, y sin Gundogan ni Piszczek los visitantes, el choque se antojaba interesante. Rosicky arriba con Özil y Wilshere. Ramsey con Arteta detrás. En el conjunto alemán, Sahin al lado de Bender y Großkreutz en el lateral derecho. Los demás, los de siempre. Así se plantaron el líder de la Premier League y el segundo de la Bundesliga sobre el césped del Emirates Stadium para un choque del que se esperaba más y que fue la enésima confirmación de que Robert Lewandowski figura entre los mejores arietes de los últimos años.
Los de Klopp salieron con su 4-4-2 sin balón de siempre. Mkitaryhan y Lewandowski presionaban la salida del Arsenal, que en el arranque tuvo problemas para sacar limpio el cuero. La labor de los dos puntas del Dortmund incomodaba el primer pase de la defensa a Arteta. El vasco, además, no recibió ayuda de Ramsey, en teoría el centrocampista más próximo. Cuando recibía, no podía combinar en corto, más allá de alguna vez en la que Özil bajara para sacar al equipo. Esto lo está haciendo el alemán con mucha más frecuencia en Londres que en Madrid. Ramsey no apareció en casi todo el encuentro. Su paso a la mediapunta es lo mejor que le ha podido pasar, y retrasarle de nuevo no le sienta nada bien. Así, los rojiblancos enviaban por alto, y en esa suerte, Hummels, Subotic y Bender ganan a Wilshere, Rosicky, Giroud y Ozil.
En poco tiempo, el Borussia había abierto a sus centrales y tenía a sus laterales pegados a la banda, un peldaño más adelante, intentando llevar el balón arriba. El Arsenal no ejercía ninguna presión sobre la salida del Dortmund, y cuando se veía desbordado quedaba en un 4+2 frágil. Los alemanes se adueñaron del partido. Un desmarque lejano de Lewandowski, Mkhitaryan o Kuba y un pase posterior de ellos a Reus o Sahin plantaba en campo contrario al Dortmund, que no tenía suficiente calidad asociativa para asentarse en la mediapunta a través de combinación. Faltaba Gündogan. El ‘8’ es el que les permite ir escalón por escalón sin dejar el vértigo. El punto es que el Dortmund, al perderla, la recuperaba rápidamente por la presión agresiva y física. En una así, Reus robó a Ramsey, Lewandowski cedió a Mkhitaryan y el armenio la mandó al fondo cuando acababa el primer cuarto de hora. 0-1.
El panorama para los locales no era nada bueno ni parecido al de las últimas semanas. La baja de Flamini hizo que perdieran mucho robo donde los mediapuntas del Dortmund pasaban rápido. Sin embargo, tras el tanto de Mkhitaryan, el partido no cambió mucho hasta que en la primera jugada en la que los amarillos bajaron un poco la guardia, Rosicky golpeó desde afuera y Hummels la sacó en la línea. Toque de atención. Cuatro minutos antes de acabar llegó el empate luego de un centro de Sagna y un despiste entre Weidenfeller y Subotic que aprovechó Giroud. El francés está muy fino en este inicio de temporada, con y sin balón; de cara a portería y al momento de asociarse. El guardavallas del Borussia ha estado despistado. Expulsión en el primer partido de la liguilla, y ha supo estar en este. El empate era aire para los locales, maniatados por el orden y el físico tremendo de los de la cuenca del Ruhr.
La segunda parte sería diferente. El Arsenal se encontró a sí mismo a través de la pelota. Arteta pasó a jugar orientado hacia la portería contraria, y eso en gran parte se debió a que el Borussia replegó un poco. Ya no había nadie respirándole en la espalda a Mikel, y entonces el vasco pudo distribuir. Ramsey vio el confort cerca del círculo central y estuvo ahí mucho más que en la primera parte. Wilshere y Rosicky cambiaron sus posiciones,y todo adquirió más sentido. En este punto es bueno preguntarse… ¿Y Özil? El responsable de la activación del Arsenal este curso no dijo presente durante más de cinco minutos seguidos.
El Arsenal generó los espacios a través de la movilidad de sus mediapuntas y los envíos de Arteta y Ramsey. Wenger quiso más productivdad entre líneas. Sacó a Cazorla por Jack. El inglés se marchó tocado; el exjugador del Málaga, desde la izquierda, se fue metiendo entre defensas y centrocampistas amarillos, desordenándolos. El español fue revulsivo: rompió el ángulo de la portería con un trallazo a pase de Özil después de una gran jugada. En este punto del encuentro, las retransmisiones habían dejado de nombrar a Ramsey hace un tiempo, mientras que Rosicky se tiraba más atrás para conectar con Arteta. Los londinenses lo tenían para irse arriba en el marcador subiendo una marcha. Tal vez si Özil no se hubiese anclado en la derecha, su conjunto hubiese logrado algo más. Limitó su influencia al carril en el que se siente cómodo, mas no hizo algo palpable. Pero el Borussia aguantó bien y no sufrió en demasía. Es la gran virtud de este equipo: saber soportar.
Ya el partido olía a empate o victoria del Arsenal. Klopp y los suyos parecían haberse conformado con las tablas. La entrada de Aubameyang no indicaba otra cosa que esperar un posible contragolpe que diera los tres puntos. Y ahí estuvo Robert Lewandowski. No se sacia con nada. El polaco es un fuera de serie. Finalizó sin clemencia una contra letal a centro de Großkreutz, que no es Piszczek, y siempre se notó, hasta el minuto 85. 1-2. La mirada atónita del Emirates era justificada. Su equipo había jugado para ganar en el segundo tiempo, pero no fue suficiente. Al fin y al cabo, enfrentaban al subcampeón de Europa. La opción de un tortazo era probable hasta el último minuto. Antes del pitazo final, Bendtner había salido por Ramsey, quien ya era una sombra, y Papadopoulos estaba en cancha.
La derrota complica a los gunners. Sus últimas semanas eran de euforia desbocada por la magia de Özil, la inteligencia de Giroud y el estado de forma brutal de Ramsey. Lewandowski echó agua a las mechas de los cañones rojos. Ahora deben viajar al Signal Iduna Park, donde perdió estruendosamente el Real Madrid hace unos meses y donde vencieron al Bayern München por 4-2. Además, deben visitar al Napoli. Esta Champions promete, y mucho.
* Sebastián Duque es periodista.
– Foto: Bernd Thissen (EPA)
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