Laudrup y Swansea: la confirmación de un modelo

por SERGI BESA-MARC TERRES el 16 julio, 2012 • 8:54

Genial como jugador, Michael Laudrup fue, sin quererlo, un revolucionario. De la mano de Cruyff en el Dream Team se saltó los cánones que marcaba el fútbol en esos días al disputar, pese a ser un media punta, una gran cantidad de partidos como delantero centro, asumiendo ese rol que está en boca de todos actualmente, el de falso 9 o 9 mentiroso. En una época en la que dominaba el clásico ariete fuerte, potente y rematador, su brillante habilidad técnica y su cerebro siempre capaz de pensar más rápido e inventar pases superlativos en momentos de máxima presión permitieron este avance táctico en el juego que sería llevado a su máximo exponente años más tarde y también en el Barça, con Leo Messi. Más allá de haber sido uno de los mejores disfrazado de 9, Laudrup será siempre recordado por haber patentado algunos de los gestos técnicos que posteriormente han adoptado grandes figuras del fútbol moderno como Ronaldinho o el mismo Andrés Iniesta: sus pases mirando al tendido y sus elegantes croquetas son marca registrada. Y es que el fútbol del danés era futurístico, avanzado a los estándares de juego del momento.

Elegante ante todo, caballero del campo, tuvo el placer de ser admirado tanto por azulgranas como merengues incluso cuando vestía la elástica del eterno rival, y es que el “dandy” de Dinamarca era un jugador distinto: “Si en los años 60 el mejor era Pelé; en los 70, Cruyff; en los 80, Maradona; en los 90 era Laudrup” opina Franz Beckenbauer. Platini, compañero de un joven Michael en la Juventus, tampoco se queda corto al definirlo como “uno de los más grandes talentos de todos los tiempos” aunque matiza: “El mejor del mundo en los entrenamientos, pero que nunca explotó todas sus cualidades durante los partidos. Michael lo tenía todo, excepto una cosa: no era lo bastante egoísta”.

DEL TERRENO DE JUEGO A LOS BANQUILLOS

Pese a colgar las botas y cambiar la indumentaria de jugador por camisa y americana, siempre manteniendo su elegancia característica, Laudrup siempre ha sido reconocible, nunca ha abandonado el estilo que lo definía sobre el césped y en ningún caso su juventud como entrenador se tiene que entender como inexperiencia. Sentado en los banquillos ha vivido el éxito con un club modesto, el sufrimiento de luchar contra el descenso y el fracaso de ver como un proyecto no funciona como se esperaba. Su andadura fuera del rectángulo de juego empezó en el Brøndby danés, donde un Laudrup treintañero dejó claro que su visión de juego y su sutileza en el campo quedarían plasmados también con él fuera del rectángulo. En Dinamarca, Laudrup cambió la estructura del club introduciendo lo que se nombró como la A-Talent Squad, es decir, un segundo equipo para fomentar el papel de la cantera. Y no le fue nada mal: en sus cuatro años ganó 3 títulos y el modelo sigue vigente en el club.

Tras dejar su huella en el club que le vio nacer como jugador, al más puro estilo Guardiola, Michael no quiso renovar su contrato y se marchó al Getafe, dónde también vivió un periodo exitoso, la temporada más laureada de la historia de los azulones. Sobre todo en aquella UEFA 2007-2008, con el equipo jugando un fútbol vistoso y de ataque, muy fiel a la imagen que daba el Laudrup jugador, que también les llevó a la final de Copa del Rey. Tras los éxitos, Spartak de Moscú y Mallorca fueron dos puntos y seguidos en su currículum, donde por diferentes razones no cuajaron sus ideas y se marchó antes de terminar sendos contratos.

SWANSEA CITY, COMO ANILLO AL DEDO

El Swansea representa para él una nueva oportunidad, quizá la que mejor le conviene: poder entrenar a un equipo que, de la mano de Roberto Martínez y Brendan Rodgers, ha sido capaz de construir unas bases a partir de una filosofía que tiene al balón como protagonista. Bob Martínez da una pista sobre la clave de este Swansea: “La fecha de caducidad de un entrenador en otra liga es muy anterior a la del mánager en Inglaterra”. Y es que en la Premier League, un mánager tiene más responsabilidades aparte de entrenar, así como mayor libertad y confianza que la del típico entrenador en otras ligas como la española. También, menos presión por los resultados a corto plazo. Para los Swans fue a su vez un proceso de aprendizaje; no resulta fácil comprender la pausa en un país donde el vértigo es el statu quo y es en este punto en el que la figura de Laudrup puede ser definitiva para consolidar el gusto por el toque como filosofía, en una Premier League que cada vez parece menos reticente a ver como corre más el balón que los jugadores. El reto, merecer una temporada más el apodo de Swansealona, símbolo de que el equipo “dandy” de la Premier sigue por buen camino.

Por primera vez en su carrera en los banquillos, Michael se encontrará con una plantilla formada por jugadores técnicos y concebida para jugar con el estilo de juego que desde sus tiempos de jugador le ha acompañado. Un fútbol ofensivo que tiene en el pase y la posesión su principal arma de defensa y ataque. Dice Laudrup: “La manera cómo juegan es como me gusta jugar a mí, la filosofía del club es en gran medida la misma que la mía y esta es la razón por la que estoy aquí”. Neil Taylor, centrocampista Swan, lo tiene claro: “Sólo tienes que echar un ojo al equipo, cómo somos, la estatura de nuestros jugadores… para entender por qué sólo podemos jugar así. Si empezáramos a alejarnos de este estilo nos causaría problemas. Somos grandes creyentes y las estadísticas prueban que funciona. Sólo tienes que mirar al mejor conjunto del mundo actualmente; si funciona para ellos y otros quieren imitarte a ti es que lo estás haciendo bien”. Leo Britton, la estrella del equipo, centrocampista de toque y fino y una de las sensaciones de la Premier la temporada pasada, habla en nombre del equipo y reconoce que no pueden «esperar más para empezar a trabajar con Laudrup”.

Sin duda, la recomendación del mítico Petr Schmeichel, conocedor de la filosofía del equipo y la de su compatriota, al presidente del Swansea para que fiche a Laudrup puede cerrar definitivamente una transición del tosco fútbol británico a este Swansealona que ahora dirigirá. Su paso por equipos como Barça, Madrid, Ajax, Brondby, Getafe, o antes por el fútbol italiano de la mano de la Lazio y la Vecchia Signora, donde no triunfó, le han servido al Laudrup entrenador para estudiar el juego con el fin de conseguir lo que ya hizo como jugador: ser reconocido entre los mejores. Si es capaz de mantener el nivel de sus dos antecesores en el banquillo del Liberty Stadium y poder transmitir una pequeña parte de su know-how único y especial como jugador, no hay duda de que Michael será capaz de acercar un poco más al Swansealona a su espejo donde mirarse, el Barcelona, y seguir embelleciendo a los cisnes.

* Sergi Besa y Marc Terrés son estudiantes y aprendices. En Twitter: @futbolsegunvin En la web: elfutbolsegunvin.wordpress.com