1.- Vestido con las galas de las grandes noches, el Barça saltó voraz a defender un liderato que peligraba. Y lo defendió con todo lujo de detalles, simbolizados en dos laterales eléctricos, Alves y Alba, que conquistaron todos los territorios por los que se movieron, arriba y abajo, por dentro y por fuera, influyentes en ambas áreas, espléndidos táctica y físicamente. Al Barça le salió el partido redondo: brillante, eficaz, controlado, enérgico, contundente, rápido de mente, móvil y concentrado.
2.- Al Málaga se le torció todo desde la lesión muscular de Roque Santa Cruz: el paraguayo jugaba de faro y, al irse, el equipo de Schuster perdió el norte. Todo visitante del Camp Nou pretende defenderse como ha visto hacer a los anteriores oponentes. La tradición ordena un 4-5-1 que minimice los espacios entre líneas y, al mismo tiempo, que los interiores ayuden a sus laterales por si el Barça decide atacar por fuera. El Málaga hizo lo que tantos otros y lo hizo correctamente, sabiendo que para cualquier eventualidad ahí estaba Willy Caballero y sus manos de ángel. Más de una docena larga de veces tuvo que aparecer el argentino de los reflejos de oro para salvar a su equipo, pero no consiguió llegar a todo.
3.- Para dejar a cero a un Barça tan firme y ortodoxo, burbujeante pero con cuerpo, el visitante habría necesitado bastante más que un Caballero. El equipo del Tata Martino, espeso y desconcertante hace siete días, se plantó con cuatro hombres por dentro y cuatro por fuera. Los interiores formaban un cuadrado, con Busquets y Xavi abajo y Messi y Cesc arriba. Lo de cuadrado es un decir, ya que la formación duraba lo que un suspiro de infanta y tanto bajaba Messi para hacer de ‘6’ como subía Cesc a la posición del ‘9’. De permuta en permuta, el cuadrado adquirió textura de goma elástica y lo mismo sirvió para dominar el ritmo de juego a partir del balón que para ser catapulta propulsora de los exteriores.
4.- Los de fuera también formaron por dúos: Alves y Alexis en un costado, Alba y Pedro en el otro, mostrándose a diversas alturas y eligiendo con acierto si entrar por fuera o por dentro según advirtieran mayor o menor grosor en el hormigón malacitano. Si los cuatro hombres interiores cumplieron espléndidamente su trabajo, los cuatro de fuera sencillamente brillaron. Xavi, formidable en una noche que no exigió correr enloquecidamente, sirvió balones rápidos a un costado y el otro indistintamente, aprovechando que el cuarteto del exterior se ubicaba con tal precisión que todos ellos eran susceptibles de recibir el cuero con ventaja.
5.- Si algún defecto mostró el equipo barcelonista fue el habitual: concedió tres o cuatro transiciones que en pies menos inocentes podrían resultar mortíferos. Entre la velocidad de Alba para rebañar, la solidez de ese muro llamado Valdés y el sentido de la anticipación de Mascherano dejaron en nada los intentos malacitanos, pero el defecto, hoy defectillo, sigue ahí, impertérrito.
6.- Por encima de goles y remates, el Barça abandonó el desconcierto mostrado el pasado domingo frente al Levante y destiló la misma sensación de jerarquía de años precedentes. Ayudó a ello que la organización defensiva del Málaga está lejos de poseer el rigor y la enjundia de la levantinista y no digamos de la de un Atlético de Madrid. Además, el equipo de Schuster se fue deshilachando: aguantó ordenado veinte minutos, pero cuando se marchó Santa Cruz y Xavi y Messi aceleraron el vaivén, la sardina quedó desnuda ante el tiburón hambriento.
y 7.- Messi y Cesc cargaban hacia una banda sabiendo que en la opuesta llegarían rematadores en manada y del Barça no quedó nadie sin sentirse guapo en el espejo, pues incluso hubo tiempo para el reencuentro con Afellay, casi un desconocido tras tanto tiempo ausente. Queda por descifrar si la inanidad malacitana ha sido causa o efecto de la brillantez barcelonista, algo que sabremos con precisión a la que lleguemos a mayores retos en los meses inminentes. De momento, el equipo le ha dado la bienvenida al nuevo presidente con la misma rapidez y desenvoltura con que la junta directiva ha despedido al anterior.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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