La derrota de Usain Bolt en la Diamond League de Roma ante Justin Gatlin por una centésimas (9.94 frente a 9.95) dejó dos sorpresas: la propia derrota en sí y la sensación de agarrotamiento del campeón olímpico, que cubrió el hectómetro prácticamente en una zancada más de las habituales.
En esta doble imagen podemos comprobar las dos llegadas. Arriba (con escasa calidad ) la de Roma y su pisada nº 42 marcada (9.95 con +0.8 m/s). La de abajo es la de la final olímpica de Londres (9.63 con + 1.6 m/s): la zancada nº 41 pisa justo en la línea de meta. El viento también es otro factor a tener en cuenta, aunque no hubo una gran diferencia entre las dos pruebas.
Por relación a la parrilla es aproximadamente 0.5 metros lo que se pasa en su zancada 42 en Roma. Si lo damos por bueno, corrió 100.5 metros en 42 zancadas, a una media de 2.393 mts/zancada. En Londres cubrió 100 metros en 41 zancadas, a 2.439 mts/zanc.
Obviando la pequeña diferencia de viento que ha habido entre estas dos carreras se ha dado una diferencia aproximada de 4.6 centímetros por zancada.
Más aproximado a la realidad, por lo tanto, están las 41.79 zancadas en los 100 metros de Roma, lo que da una frecuencia de 4.186 zancadas/segundo, también más baja que la de 4.257 z/sg de la final olímpica.
Londres’12: Amplitud: 2.439 mts. Frecuencia: 4.257 z/sg
Roma’13: Amplitud: 2.393 mts. Frecuencia: 4.186 z/sg
Lo que hemos descubierto es que la pérdida de velocidad de Bolt de Londres a Roma no es debida sólo a la pérdida de zancada, sino también a la de frecuencia, y también cuánto ha perdido en cada parámetro, aunque en términos aproximados. Veremos qué sucede en próximas pruebas.
* Andrés Martínez es estadístico de la AEEA.
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