1.- Desde el comienzo del partido Messi está decidido, participativo, segurísimo de sí mismo. Se nota que, más que el cansancio o el jet lag, influyen las sensaciones con las que vuelve de su país (en este caso, excelentes). Así, contribuye a la versión más acertada de este nuevo Barça de Cesc con sus combinaciones y decisiones rápidas.
2.- Con el modo estrella activado, sólo ocho minutos tarda en ser resolutivo, con una brillante asistencia a Tello. Justamente dando el pase que le queda por explorar, el que más sorpresa puede generar: hacia la derecha, en el sentido contrario de su conducción. Si se prodiga en este tipo de acciones puede llegar a ser aún más imprevisible.
3.- Claro está que el planteamiento de Oltra ayuda. En lugar de dedicarse a aguantarle y cerrarle los espacios, el Deportivo lo busca, lo sigue, lo persigue y trata de quitarle el balón. Contra Leo, esto equivale prácticamente a firmar tu propio certificado de defunción.
4.– Acertado en el juego combinativo, y dispuesto a ser decisivo sin cesar, continúa su andadura por el partido. Se siente feliz con Cesc, ya sea combinando o cambiando de posición. Fruto de esta maravillosa sociedad surge el tercer tanto culé, culminado con un trallazo de Messi contra el que nada puede hacer Aranzubía. También el cuarto, esta vez con la derecha. Por primera vez desde que llegó Fàbregas al Barça, es él quien asiste casi siempre a Leo y no al contrario. De esta manera, este dúo consigue una melodía aún más celestial.
5.- Pero el partido no es un camino de rosas, ni mucho menos. Entre el tercer y el cuarto gol median dos tantos coruñeses fruto de sendos errores individuales. En estas circunstancias, la implicación de la Pulga no hace sino aumentar, pese a que tiene alguna que otra pérdida reprochable. En cualquier caso, son más los balones que recupera, haciendo gala de un esfuerzo defensivo notable en distintas ocasiones.
6.- Consciente de que la brillantez en el juego de su equipo no se podía ver empañada por lo comentado (el Deportivo había vuelto a recortar distancias merced a otro error individual), Leo comienza el segundo acto con aún más ganas de finiquitar el encuentro. Fruto de ello envía un balón al poste en un lanzamiento directo, especialidad en la que también está siendo el número uno del campeonato en lo que va de curso.
7.- Pero no solo no sería de rosas el camino, sino que era de las espinas más punzantes jamás vistas. El cuarto error individual grave del partido provocaría que tuviera que dejar de ser incisivo en cada acción para echar una mano en el control necesitado por la inferioridad numérica.
8.- Hasta que llega el momento en el que se harta de controlar y decide que termine el partido. Para ello se vale de una falta de Marchena para superarle y arrancar una conducción que finalizaría en gol tras superar a otros dos oponentes, además de Aranzubía con una buena finalización. Con este hat-trick, Leo se convierte en el jugador que más veces ha marcado tres goles o más en la historia de la Liga con la camiseta del Barça. También alcanza los once tantos en lo que va de competición, dos más de los que llevan sus competidores (Cristiano Ronaldo y Falcao) pese a haber lanzado ambos tres penaltis más que él. Asimismo, se trata de su 59º tanto en este año natural (solo con el Barça), superando ya en octubre su mejor marca, y del 71º incluyendo los partidos internacionales, quedando solo a cuatro del récord histórico de Pelé. Y lo más curioso es que su mejor virtud no es marcar goles.
9.- Una vez encajado por su equipo el cuarto gol accidentado tras el quinto error individual grave del encuentro, trata de devolver la calma al equipo. Sin dejar de ayudar en el control del juego, se inventa alguna que otra jugada que está cerca de finiquitar el partido. Pero no hace falta: el destino ya estaba vencido.
10.- Yo no creo en el destino, pero no encuentro otra explicación plausible para que un equipo encaje cuatro goles, así como una expulsión, como consecuencia de errores individuales graves, pese a conceder escasísimas ocasiones y generar infinidad de las mismas. Pero el Barça venció al destino. Y, pese a que hizo bien muchas cosas, no podría haberlo hecho sin la aportación descomunal del único capaz de destrozar incluso los designios más devastadores.
* Rafael León Alemany.
– Foto: AP
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