"Todo lo que no está creciendo está muriendo. Crecer significa aprender y transformarte cada vez en una mejor versión de ti mismo". Imanol Ibarrondo
Unas semanas de descanso darán paso al inicio de los entrenamientos. Han sido días en los que físicamente ni cuerpo técnico ni jugadores han estado sobre el terreno de juego, pero mentalmente todos ellos han estado pensando en la vuelta al trabajo.
Con la mayoría de grandes ligas en marcha, llega el momento de iniciar el trabajo para los conjuntos de fútbol base en busca de continuar con la formación de las estrellas del futuro. Dará inicio la preparación de nuestra plantilla con una etapa clave en la que se crearán las bases que nos acompañarán durante toda la temporada.
La vuelta a los entrenamientos vendrá acompañada de una máxima por parte del entrenador: prevenir de posibles lesiones a sus jugadores. En la búsqueda de reducir el riesgo de lesión deberemos adaptar a nuestros jugadores de forma progresiva a los entrenamientos. Controlar el ímpetu inicial de éstos en busca de poder endurecer las sesiones con el paso de los días será importante para eliminar el riesgo de lesiones.
Los futbolistas, en ocasiones, nos marcarán dónde está su límite sin necesidad de tener que cumplir con unos tiempos estipulados y programados con anterioridad, y que al llevarse a cabo la sesión podemos observar que éstos no podrán mantener, ya que de hacerlo acabaría suponiendo un riesgo para la salud de los jugadores.
Tener la capacidad de poder modificar sesiones, cargas e intensidades será una obligación del técnico y una cualidad que debemos aprender a desarrollar por el beneficio de los componentes del equipo.
Es habitual ver a los grandes equipos realizar durante la pretemporada dobles sesiones de entrenamiento y, es por ello que, en muchas ocasiones, queremos trasladar este método a nuestra planificación pensando que supone un beneficio para los jugadores.
A continuación expondré algunas reflexiones al respecto, ya que la búsqueda de la calidad debe ser más importante que la cantidad y por esa razón no me muestro partidario del uso de estas dobles o, en ocasiones, hasta triples sesiones diarias.
Realizar un mayor número de entrenamientos no garantizará que nuestros jugadores lleguen en un mejor estado de forma al inicio de la temporada y a su vez puede comprometer la condición física de estos para el resto del año. Una gran carga de trabajo sin descanso será una bomba de relojería que puede explotar en nuestras manos, por lo que deberemos ser muy cuidadosos con este aspecto.
Algunos clubes nos permiten la posibilidad de realizar una pequeña concentración con nuestro equipo durante algunos días, algo que sin duda será de gran valor para el entrenador. Pese a que todo el mundo debe tener claro que el objetivo principal de la concentración será el de poder entrenar con el equipo, no debemos olvidar que estaremos ante una situación que, muy probablemente, no se repetirá durante toda la temporada y, por ello, deberemos aprovecharla.
Es, sin duda, el mejor momento para crear unos vínculos en la plantilla que nos ayuden a ir consiguiendo los diferentes retos que se nos presentarán durante el año.
Será nuestra responsabilidad aprovechar todo ese tiempo libre que nos dejen los entrenamientos para organizar actividades que nos permitan conseguir que nuestros jugadores se conozcan y diviertan juntos, ya que estos momentos pueden acabar siendo tanto o más importantes como lo que suceda en el terreno de juego.
Planificar los partidos que el equipo debe jugar antes de iniciar la competición es también una obligación del entrenador. Una vez tengamos estructurados las sesiones de entrenamiento será el momento de introducir los diferentes encuentros que deberán complementar nuestra preparación.
Una primera semana sin partidos puede resultar beneficiosa para los jugadores, ya que les permitirá ir cogiendo el ritmo competitivo y no comprometeremos demasiado su salud. A su vez, nos ayudará a conocer mejor en qué estado se encuentra cada uno de ellos y, si disponemos de muchos jugadores nuevos, poder ver en qué posiciones pueden resultar más útiles para el conjunto.
Después de algo más de diez días de trabajo los jugadores ya estarán preparados para ir participando en encuentros de forma progresiva, siendo importante ir aumentando el nivel de los oponentes a los que nos enfrentemos a medida que vayan avanzando las semanas.
La pretemporada es el momento en el que debemos tomar el liderazgo para preparar a nuestros jugadores para los diferentes objetivos que les iremos planteando durante la temporada. Por esa razón, la plantilla debe sentir en todo momento que el técnico tiene bajo control la preparación, permitiendo a los jugadores centrarse en aquello que más les gusta, que no es otra cosa que jugar con el balón.
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue coordinador de la FCB Escola.
– Fotos: Terra – Real Madrid
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