"La clave del éxito no es jugar como un gran equipo, sino jugar como si el equipo fuera una familia". Stephen Curry
“Tu tiempo es limitado, no lo desperdicies viviendo la vida de otros. No te dejes atrapar por el dogma – que es vivir con los resultados de lo que piensa otra gente -. No dejes que el ruido de las opiniones ajenas silencien tu propia voz interna. Y lo más importante, ten el coraje para seguir tu corazón y tu intuición”.
Steve Jobs
Esta profesión –el periodismo– tiene sus largas y oscuras sombras y sus claros. Esta vez nos ha tocado vivir una de esas luces. Compartiendo mesa y tiempo con uno de los entrenadores más carismáticos y controvertidos de la Liga BBVA, he podido comprender de primera mano y en primera persona lo que pasa por la cabeza de un hombre que vio cortadas sus alas cuando era jugador de fútbol –“me obligaban a pegar pelotazos y me dolía en el alma, pero el que manda es el entrenador”– y que sentado en un banquillo ha sacado a relucir sus dotes de instructor del buen juego para llegar al buen resultado, materia complicada en los tiempos que corren. Hablamos de Paco Jémez y del Rayo Vallecano.
El conjunto madrileño se encuentra en el mejor momento de toda la temporada. Fuera de los puestos de descenso y con un camino que, ahora, parece menos empedrado que hace meses. Proponer el origen del cambio como algo meramente distintivo a lo que los franjirrojos han estado haciendo durante las primeras 25 jornadas de liga sería aventurarnos a una mentira. Hacen exactamente lo mismo, con dos características que predisponen a la plantilla al cambio de mentalidad: Larrivey mete los goles que antes no metía y la defensa ha dejado de errar en los momentos puntuales en los que antes erraba. ¿El resultado? El que buscaba el técnico canario.
El año en Vallecas no ha sido especialmente fácil. Los ataques por el modo de jugar al fútbol de un equipo como el Rayo Vallecano, al que le ha costado algún punto el modo de afrontar los partidos, chocan frontalmente contra los elogios por el atrevimiento del entrenador y los jugadores. Para el entrenador, precisamente hacerse cargo de este equipo es uno de los retos más complicados de su carrera. “Hablamos de un equipo humilde, pequeño y con este presupuesto tan bajo”, añade. Por eso considera que si el equipo logra salvarse, “será algo tan grato como una liga del Real Madrid o el Barcelona”.
Estamos hablando de un equipo que, si bien este año está peleando por no descender a Segunda División (con 7,5 millones de presupuesto en la temporada), el año pasado consiguió hacer el mejor curso de sus más de ochenta años de historia. Una meritoria octava posición, con 53 puntos. Algo inimaginable en agosto de 2012. Resultados que iban acompañados con un fútbol alegre y vistoso.
En la temporada 2013/14, los puntos han acompañado menos al equipo, pero el modelo de juego, a pesar de las innumerables bajas y altas, sigue siendo el mismo. Algo a lo que Jémez le hace especialmente feliz: “Estoy muy orgulloso por lo que el equipo está consiguiendo y por la forma en que lo hace’”.
“En mi equipo quiero que el portero sea el primer atacante y el delantero el primer defensor, sin olvidar sus cometidos principales, que es lo que marca la diferencia’’, explica. Esa es la filosofía del míster en el barrio madrileño de Vallecas. Un ideal que considera que está abierto a posibles “modificaciones futuras”, aunque nunca por cómo finalice un encuentro o por una mala racha: “No voy a cambiar mi manera de ver el fútbol cuando vengan malos resultados”.
Son esas críticas las únicas por las que siente rechazo: “Los que un día te vanaglorian porque el equipo juega muy bien y no pega ningún pelotazo, al día siguiente te piden que la pegues desde atrás porque no estás ganando partidos. Aquí nunca nadie está contento con nada cuando los resultados no están de tu lado. Y es imposible que siempre estén de tu lado”.
El resultadismo, a fin de cuentas, es lo que marca el devenir de un equipo en una competición tan regular como una liga. Sin ese colchón de 38 a 42 puntos, un equipo puede sufrir mucho para mantenerse en la categoría. Y hasta hace un mes, el Rayo Vallecano andaba lejos de esos números.
“No me duelen las críticas, pero sí ha sido injusto culpar a los resultados del equipo con la forma de jugar. No tiene sentido ninguno y a las pruebas me remito. Se ha sido injusto con el cuerpo técnico, pero sobre todo con los jugadores”, afirma.
El ejemplo más claro fue la victoria tan importante que el equipo vallecano cosechó en un estadio como Anoeta. “Un equipo replegado en Anoeta puede ganar. El Rayo replegado en Anoeta no gana. Cuando estamos metidos atrás, luego tenemos muy difícil atacar”. La cruda realidad disparada en una frase por Paco Jémez.
No sabemos cómo terminará esta liga para el equipo de Madrid. Si se salvarán o descenderán a Segunda División. Pero hay algo que ha quedado lo suficientemente claro con la forma en la que Paco Jémez está llevando esto. Para él, el resultado no es consecuencia de la forma de jugar. Por lo que más vale que los críticos se busquen otra excusa.
Un equipo que la temporada pasada pudo jugar Europa League con el presupuesto más bajo de las grandes ligas del continente y este año pelea por salvarse de la quema. El juego es exactamente el mismo. Los jugadores no lo son. A veces tenemos que hacer constancia de que una mentira repetida mil veces no tiene por qué ser una verdad.
* Imanol Echegaray García es co-autor de InterSportMagazine.com
– Foto: EFE
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal