Inglaterra olvidó la pesadilla vivida a finales de 2013 en Australia, donde perdió los cinco test disputados, y ganó las Series de las Cenizas cuando aún falta un test por jugarse en el The Oval londinense dentro de diez días. Es una victoria que permite a Inglaterra enlazar cuatro series seguidas ganadas como local 119 años después de hacerlo por única vez (los ingleses vencieron las seis primeras series jugadas en casa).
En esta edición de The Ashes, que no volverán a disputarse hasta finales de 2017 en Australia, los récords individuales y colectivos tuvieron mucho protagonismo ante la falta de emoción en la decisión de los partidos, puesto que todos ellos acabaron con una diferencia muy grande.
Primer test (Cardiff). Inglaterra gana por 169 carreras
ING (430/10 y 289/10) vs AUS (308/10 y 242/10)
El inicio de Inglaterra en la Serie de las Cenizas fue espectacular. Anotó 430 carreras en la primera entrada, 134 de ellas logradas por Joe Root, y consiguió una cómoda ventaja que supo mantener para lograr su mayor triunfo por número de carreras en el test inicial desde 1936, cuando empezó ganando en Brisbane por 322 carreras (luego Australia acabaría remontando la serie).
El otro gran dato del partido es que cada equipo logró 242+ carreras y eliminó a los diez bateadores rivales en cada una de sus dos entradas. Esto no pasaba en la serie desde 1987 en Sídney, y en el test inaugural no ocurría desde diciembre de 1924 también en Sídney.
La mejor actuación individual fue la de Joe Root en la primera entrada de su país y de la serie. Root logró el séptimo century de su carrera, el segundo en The Ashes y el más rápido de todos al lograrlo en 118 bolas.
Segundo test (Lord’s). Australia gana por 405 carreras
AUS (566/8 y 254/2) vs ING (312/10 y 103/10)
Australia ganó el sorteo y eligió batear. La decisión no pudo ser más acertada, ya que estuvo al bate casi dos días completos hasta que decidió acabar su turno tras el octavo wicket. Los australianos consiguieron 566 carreras, 215 de ellas anotadas Steven Smith.
Australia no empezaba un test de Series de las Cenizas en Inglaterra con semejante anotación desde 2001 en The Oval, cuando declaró (interrumpió voluntariamente su entrada) tras el cuarto wicket con 641 carreras.
Las 215 carreras de Smith son un récord personal en cualquier test. Su memorable actuación y la de Chris Rogers, que consiguió 173 carreras, les dieron una anotación como pareja de 284, la más alta de un dúo australiano en Series de las Cenizas en Inglaterra desde 1993, cuando Border y Waugh lograron 332 carreras en Leeds.
En su primera entrada, Inglaterra solo pudo lograr 312 carreras y eso hizo que Australia declarase en su segunda entrada cuando alcanzó las 254, pese a que solo llevaba dos wickets debido a la ventaja acumulada de 508 carreras. En su segunda entrada, con la presión de necesitar un marcador escandaloso para optar a la victoria, Inglaterra se hundió y solo hizo 103 carreras.
Al final Australia se impuso por 405 carreras, el cuarto margen más amplio de la historia de las Series de las Cenizas por número de carreras y el mayor desde que los oceánicos venciesen por 409 carreras en el Lord’s en 1948.
Tercer test (Birmingham). Inglaterra gana por 8 wickets
AUS (136/10 y 265/10) vs ING (281/10 y 124/2)
Protagonismo absoluto de los lanzadores, especialmente de los ingleses Anderson y Finn, en un partido que dio a Inglaterra el dominio en las series por 2-1, una ventaja que solo han desperdiciado en 1937 en Australia.
Australia empezó bateando y su resultado fue horrible, apenas 136 carreras, algo que no hacía en la primera entrada de un test de las Series de las Cenizas jugado en Inglaterra desde 1997, también en Birmingham, cuando se quedó en 118 carreras. El mejor de Inglaterra en este primer turno de bateo fue James Anderson con sus seis wickets en 88 bolas, lo que ningún inglés hacía en una entrada en las series desde Peter Lever en Melbourne en 1975 (8 wickets en 66 bolas).
La primera entrada inglesa también fue rácana en carreras, y cuando los australianos volvieron a lanzar se encontraron otra pesadilla, la provocada por Steven Finn, que también eliminó a seis bateadores. Dos lanzadores ingleses no lograban seis wickets cada uno en un mismo test de las series desde 1981 en Leeds, cuando lo consiguieron Ian Botham y Bob Willis.
Inglaterra empezó su segunda y última entrada a 121 carreras de un triunfo que llegó cuando aún tenía a ocho bateadores por eliminar. Fue su mayor victoria por número de wickets en las series desde 1997 en Birmingham, cuando venció por 9 wickets.
Cuarto test (Nottingham). Inglaterra gana por entrada y 78 carreras
AUS (60/10 y 253/10) vs ING (319/9)
El test que dio la victoria a Inglaterra en las Series de las Cenizas 2015 se decidió en un par de horas, el tiempo que necesitaron los ingleses para eliminar a los diez bateadores australianos en la primera entrada permitiendo únicamente 60 carreras.
Fue la primera vez en la historia de las series que un país hacía 60 carreras o menos con todos sus bateadores eliminados desde 1948, cuando Inglaterra consiguió 52 en el The Oval londinense. Para Australia fue su peor entrada desde 1902 (36 carreras en Birmingham en un partido inconcluso).
Si horrible fue la actuación de los bateadores australianos, entre los lanzadores ingleses hubo un héroe, Steven Broad, que consiguió 8 wickets, récord de las Series desde 1997, cuando el australiano Gleen McGrath logró esa misma cifra en el Lord’s, y récord para un inglés desde los 8 wickets de Bob Willis en Leeds en 1981.
Con semejante resultado, Inglaterra declaró cuando consideró que tenía una renta suficiente para ganar el partido sin necesidad de volver a batear. Y así fue: Australia tuvo otro marcador muy bajo e Inglaterra se impuso por entrada y 78 carreras.
Inglaterra consiguió su margen de victoria más amplio en las series jugando como local desde 1985 (triunfo por entrada y 94 carreras en The Oval) y su mayor paliza en la competición anotando menos de 400 carreras desde hace 127 años, cuando también en The Oval ganó por entrada y 137 carreras anotando 317.
Y además…
Los oros de Katie Ledecky y Ryan Lochte permitieron a Estados Unidos ganar el medallero en la piscina, pero el general del mundial lo ganó China por primera vez desde 1994. Hubo alguna estrella más como Adam Peaty, Sarah Sjöström o James Guy.
El mundial de waterpolo sirvió para confirmar la hegemonía de los hombres de Serbia (campeones de todo menos de los Juegos Olímpicos) y de las mujeres de Estados Unidos, vigentes campeonas de las cinco grandes competiciones del waterpolo internacional.
Las ciudades galesas de Swansea (las pruebas de piscina) y Port Talbot (las pruebas en la playa) acogieron el campeonato continental de este deporte, que deparó cuatro récords mundiales en la piscina, tres a cargo de alemanes y otro más de una británica. Danny Wieck cubrió los 50 metros arrastre de maniquí en 28’’30, Kai Uwe Schirmer completó los 100 metros arrastre de maniquí con aletas en 45’’53, la selección alemana dejó el récord de 4×50 estilos en 1’28’’22 y Zara Williams hizo los 50 metros arrastre de maniquí en 34’’30.
El torneo quedó reducido a seis partidos por la inminencia del mundial, pero tuvo una última jornada que lo compensó todo. Primero, con un encuentro que hizo las veces de final donde Australia metió 24 puntos en la segunda mitad para derrotar a Nueva Zelanda por 27-19 y conseguir el cuarto título de su historia, el primero con pleno de triunfos.
Después saltó la gran sorpresa en Durban (Sudáfrica) con la cómoda victoria de Argentina ante Sudáfrica por 37-25. Los Pumas, que ya ganaban por 14 puntos al descanso, evitaron el último lugar del torneo con la primera victoria de su historia en cualquier test match ante Sudáfrica y con su primer triunfo como visitante en la competición.
Shane Lowry, 48º del mundo, fue el inesperado ganador del tercer torneo correspondiente a los campeonatos del mundo, el Bridgestone Invitational. Es la primera vez que un irlandés vence en un torneo de esta categoría. Nadie lo conseguía con un ranking tan bajo desde los alemanes Langer (150º) y Siem (214º) en la Copa del Mundo de 2006. En un torneo individual a 72 hoyos, solo un jugador de peor ranking lo había conseguido: el australiano Craig Parry, que se impuso en el Invitational de 2002 siendo el número 118 del mundo.
Llamativo ganador de la Vuelta a Polonia, no por la calidad del campeón, Ion Izagirre, sino por las circunstancias, ya que no se clasificó entre los seis mejores en ninguna de las siete etapas de la prueba. El menor de los Izagirre es el segundo español ganador de la carrera, tras José Luis Viejo en 1972.
El mundial regresó tras el parón estival en Indianápolis con una carrera loca en Moto 3 y mucho más normal en Moto 2 (victoria de Rins y liderato de Zarco) y Moto GP (triunfo de Márquez con Rossi encabezando el campeonato).
En Moto 3 los tres integrantes del podio se subieron al cajón por primera vez en su carrera. con el belga Livio Loi consiguiendo el triunfo pese a salir 26º y el alemán Öttel acabando tercero pese a partir en 34ª y última posición.
Además de este baile de puestos fue muy llamativa la diferencia sacada por Loi, que aventajó en 38’’860 al segundo, el británico John McPhee. Nadie ganaba una carrera del mundial con semejante margen desde el estadounidense Eddie Lawson el 12 de julio de 1992 en Hungaroring, cuando venció en 500cc por 1’14’’194.
Tras superar la fase de grupos de manera milagrosa y eliminar a su eterno rival, Boca Juniors, descalificado por el mal comportamiento de sus hinchas, River Plate consiguió la tercera Copa Libertadores de su historia arrasando en la vuelta de la final al Tigres mexicano (3-0) tras el empate sin goles de la ida.
River, que hace poco más de tres años jugaba en segunda división, es el primer club en la historia campeón simultáneamente de Libertadores, Copa Sudamericana y Recopa Sudamericana. River sucede en el palmarés al C. A. San Lorenzo de Almagro, por lo que Argentina ha sido capaz de ganar el torneo en ediciones seguidas con clubes distintos por primera vez desde el período 1984-1986 (títulos para Independiente de Avellaneda, Argentinos Juniors y River).
* David Fernández es estadístico.
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