1.- Emery y Djukic se citaban en Mestalla con urgencia de resultados que les hicieran ganar tiempo para seguir armando los equipos de obra nueva que comenzaron a construir este verano. Tras el descalabro del jueves en la Europa League, la afición de Mestalla había arremetido contra los jugadores valencianistas, y el cómo los recibirían y la paciencia que tuvieran a lo largo de un partido de esta trascendencia era una incógnita que podía marcar el devenir del encuentro.
2.- El técnico serbio, osado como siempre, le dio la titularidad al joven canterano Federico Cartabia y retrasó a Banega al doble pivote para que Jonas disfrutara de espacio en la mediapunta, donde mejor explota sus características. La medular quedaba con Javi Fuego como único medio de contención, haciendo de coche escoba de Banega, con más libertad, y de la pareja de laterales, tan incisivos en ataque como siempre.
3.- Por su parte, Emery, lastrado en defensa con las bajas de Fazio y Pareja, recurría al socorrido dúo Fernando Navarro-Cala, y para hacer caber a la línea de tres cuartos Jairo-Marin-Vitolo retrasaba a Rakitic al doble pivote, donde se esfuma la mejor versión del croata, que necesita pisar el área para explotar su creatividad, su último pase y su disparo a media distancia, virtudes que lo definen como futbolista. La medular limita su potencial y desnuda sus defectos, pues ni es un seguro de fiabilidad en la circulación de balón ni posee rapidez para recuperar tras la pérdida.
4.- La puesta en escena de cada equipo fue una declaración de intenciones. Emery, que conoce como nadie a la afición de Mestalla, planteó un inició de partido más conservador con el objetivo de que con el paso de los minutos hinchada y futbolistas se fueran poniendo nerviosos. Djukic, sin embargo, quiso enchufar a la afición desde el primer minuto, y el Valencia se volcó sobre el campo del Sevilla, donde se jugaron casi exclusivamente los primeros veinte minutos de partido.
5.- La afición respondía y las bandas del Valencia eran un continuo generador de peligro. El hecho de que Fede y Pabón jugaran a banda cambiada les permitía trazar diagonales que limpiaban la banda a Pereira y Guardado, que les doblaban constantemente. Cuando Fede buscaba el centro era para asociarse o buscar pases definitivos; cuando lo hacía el colombiano, de manera mucho más vertical, era para perfilarse el disparo con la derecha.
6.- En la punta de ataque el trabajo de Postiga era magnífico. Salía de su zona buscando desmarques de apoyo e incomodando el marcaje de los centrales, presionaba la salida de balón sevillista y estaba donde debía para finalizar las jugadas, aunque reñido como de costumbre con la puntería. El delantero portugués había marrado dos ocasiones tras excelentes jugadas trenzadas en las que había participado en la elaboración. El Valencia no definía y el ataque sevillista no comparecía, pero se le esperaba.
7.- Así, en el ecuador de la primera parte el Sevilla despertó. La inspiración de Jairo en el despliegue de los contragolpes dio aire a los de Emery, aunque el fino jugador cántabro unas veces estaba lento en la toma de decisiones y otras erraba a la hora de ejecutarlas. Un pase de genio de Marko Marin al espacio donde rompía Jairo dejó solo al exracinguista, que se aturulló en el control y desperdició una ocasión que debía acabar con una asistencia fácil a Gameiro, que se desesperaba en boca de gol. El ataque del Sevilla era ingenio y precipitación a partes iguales. El partido se emparejaba, Alves comenzaba a tener trabajo y las ocasiones se alternaban en ambas áreas.
8.- En el ataque valencianista, Fede asumía el protagonismo. El zurdo argentino del que Djukic se ha hecho valedor tras acogerlo de un filial valencianista en el que ni siquiera era un fijo se echó el equipo a la espalda con la personalidad de un veterano, pero con el descaro de un futbolista que sin nada que perder, sabe que el futuro es suyo. En el minuto 37, con M’Bia tendido en el suelo tras un choque en un salto, Banega metió un pase a Fede, que cambiado de banda apuró hasta la línea de fondo, levantó la cabeza y asistió a Jonas, que llegó desde atrás para fusilar a Beto y adelantar al Valencia.
9.- Tras el descanso, el Sevilla buscó más el balón. Sus jugadas exigían pases largos buscando las bandas, dado que la presión sobre Rakitic, obligado a jugar de espaldas durante todo el partido, le impedía girarse para distribuir. En una de estas, una preciosa combinación en la banda derecha entre Gameiro, Jairo y Vitolo la finalizó este último con un disparo que sacó con los pies Alves. Era el preludio del empate. A los seis minutos de la segunda parte, un córner botado por Rakitic fue peinado por M’Bia en el primer palo y rematado a la red por Gameiro, totalmente solo en el segundo palo. La pizarra volvía a salvar a Emery.
10.- Ante la incertidumbre de lo que se avecinaba, la afición che espoleó al equipo, que no se amilanó en ningún momento. A esto contribuyó Emery, que renunció a hurgar en las dudas valencianistas, sacando del partido a Gameiro para reforzar el centro del campo con la entrada de Cristóforo, dejando al equipo sin delantero centro al uso y colocando a Marin como engañosa referencia arriba. La hiperactividad de Fede, un dolor de cabeza para la zaga sevillista, impedía la relajación del equipo. Con Pabón desaparecido en la segunda parte, todas las jugadas pasaban por sus botas, y a punto estuvo de levantar Mestalla con un intento de vaselina que sacó a una mano el portero Beto.
11.- Cuando se iba a llegar a la media hora del segundo tiempo, una jugada de fuera hacia adentro iniciada por Joao Pereira desde la derecha acabó en los pies de Jonas, que de zurdazo raso desde fuera del área batió a Beto. El brasileño firmó su doblete y puso la guinda a un partido genial. El Valencia trajo de Gremio un killer –37 goles en 59 partidos había marcado con el equipo brasileño– que aquí se ha destapado como un delantero completísimo capaz de hacer mejores a los atacantes que le rodean. Tras la salida de Soldado, al equipo le falta un delantero que acapare 25 goles por temporada, por lo que el aporte goleador del brasileño debe ser clave para completar estos números a los que no llega Helder Postiga.
12.- Emery quemó las naves sacando a Bacca, pero su momento había pasado. Djukic dio entrada a Canales, que demostró entenderse a la perfección con Fede, lo que puede ser una gran noticia para el futuro inmediato del equipo. De una combinación entre ellos nació una ocasión que desvió a córner el meta sevillista, y de este saque de esquina iba a llegar la sentencia del partido. Víctor Ruiz, que había ingresado en el partido a la media hora tras la lesión de Ricardo Costa, remató de cabeza en el segundo palo para asegurar tres puntos que necesitaban como el comer.
y 13.- Djukic coge oxígeno y Mestalla baja el nivel de ruido para remar en la misma dirección que el equipo, que debe seguir creciendo con esta actitud. El Sevilla de Emery, en cambio, necesita un punto de inflexión. Ayudaría la pronta recuperación de la pareja de centrales para que diera solidez no solo a la zaga sino al equipo en general, enclenque y timorato hasta ahora. Y sobre todo una victoria, aunque sea sin merecimientos, porque como ha dicho Rafa Benítez –en el otro lado de la balanza en estos momentos–: «Hay obligación de progresar, pero ganar hace mejorar las pequeñas cosas». Y eso lo sabe de sobra su colega de Hondarribia.
* Alberto Egea.
– Foto: EFE
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