La transición hacia lo desconocido del fútbol argentino

por DIEGO HUERTA el 8 agosto, 2014 • 14:12

Si este semestre y el futuro del fútbol argentino se antojaban particularmente inciertos, el deceso de Julio Humberto Grondona hace una semana (lo que postergó el inicio de la competición) le añadió más incertidumbre a todo el proceso. Con la muerte del anciano presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, inamovible en su cargo desde 1979, queda un proceso de modificación de los campeonatos profesionales en estado embrionario y muchísimas dudas en cuanto a la conducción.

En un hecho con pocos, poquísimos antecedentes en la historia, la AFA había resuelto el semestre anterior dar paso para esta segunda mitad del 2014 a un proceso de reestructuración general de los torneos. Con el argumento público de federalizar el fútbol argentino, pero con el objetivo de obtener mayores dividendos de la televisación de los campeonatos (sumado a la llegada de un nuevo sistema de apuestas deportivas), se determinó que en 2015 el torneo de Primera División pasará a estar conformado por treinta equipos, diez más de los que ya disputan el certamen.

A partir de ese primer punto se desandaban muchísimos otros. Porque además, con Grondona en vida, también se había resuelto que se adaptaría el calendario al sistema anual y no de acuerdo al régimen europeo, algo lógico en el plano hemisférico, pero ilógico dentro de un mercado exportador rumbo a Europa. Luego, la necesidad de ascender a la máxima categoría casi el cincuenta por ciento de los equipos de la Primera B Nacional llevaba a ascensos masivos para este segundo semestre del 2014 en las diferentes categorías, en especial en el Torneo Federal A –una de las dos terceras divisiones del fútbol argentino disputada por equipos que no son de la zona de Buenos Aires y su área metropolitana, grosso modo–, en el cual habrá siete ascensos sobre treinta y cinco conjuntos.

El sistema generaba dudas, algunos dirigentes alzaban la voz fuera de la AFA, pero dentro de ella se resignaban a levantar la mano aprobando el proyecto impulsado por Grondona. Sin embargo, la muerte del líder expuso algunos cabos sueltos. Porque a días del inicio del Torneo de Transición 2014, de seis meses y sin descensos en primera, se determinó que se mantendría el calendario europeo y que no será uno, sino que habrá otro torneo de transición más en 2015, aunque con los diez ya ascendidos en diciembre. ¿Qué pasará con la Primera B Nacional en la primera parte del año próximo? Nadie lo sabe por ahora. ¿Cómo serán los sistemas de descensos? ¿Se mantendrán los promedios?

Demasiadas preguntas. Algunos puntos sobre cómo será el torneo definitivo de treinta equipos una vez establecido se dieron a conocer. Por empezar, el campeonato sería anual, pero con una sola ronda de enfrentamientos. Solo habrá ida y vuelta con el rival clásico (de no tenerlo, se le asignará uno al equipo en cuestión), conformando así treinta jornadas. Los primeros cuatro tendrían cupo a Libertadores y luego, entre el quinto y el vigesimotercero de la clasificación irían a un torneo reducido por los cupos de la Sudamericana. Algún incentivo hay que darles a tantos equipos, que si no rápidamente quedarían sin objetivos. Una de las tantas particularidades del nuevo formato es que pese a que se incrementan los equipos en un 50 %, los descensos se reducirían de tres a dos. La pérdida de competitividad de la primera división parece la apuesta segura.

Muchos ya piensan en lo dificultoso que será desarmar este nuevo formato en el mediano plazo. Muy pocos apuestan por el éxito de un nuevo sistema que parece haber nacido con el acta de defunción en mano. De hecho, en la Primera B Nacional se usaron sistemas de más de veinte equipos hasta el año 2002 y las experiencias no fueron enriquecedoras.

Mientras en lo subterráneo la disputa por la sucesión del cargo de Grondona empieza a configurarse, en la superficie este viernes iniciará un campeonato que será el último en el formato de las últimas décadas. En el futuro del fútbol argentino, la incertidumbre le gana por goleada a la certeza.

* Diego Huerta es periodista y editor del sitio web “Cultura Redonda”.

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