1.- Bajó Xavi a por el balón, como aquellos aguadores que bajan al coche de equipo a por bidones, y se hizo la calma. A Xavi le estará cayendo el otoño encima, pero conserva suficiente fútbol para encender una brasa bajo el mar. Vio tan desamparado a Busquets que, tras el descanso, se puso a su lado como quien presta el hombro para unas lágrimas y el hombro fue calmante y tila y al Barça le bajó la arritmia.
2.- Antes de Xavi solo hubo dos chispazos de Messi y dos puñetazos de Valdés. Y un Almería compacto y punzante, lo opuesto a un rival entregado de antemano. Se alineaba Bartra como central diestro y Piqué en el costado izquierdo y el bisoño y el experto parecían intercambiar papeles, en tanto el Almería esperaba replegado en bloque bajo (4-1-4-1) y llegaba con facilidad a través de los pasillos que los interiores barcelonistas (Iniesta y Cesc) habían dejado abiertos, levantadas las barreras del peaje, pase usté.
3.- El primer chispazo fue gol. Suma Messi cien goles en Liga a domicilio, récord absoluto. Partiendo de la banda derecha, se benefició de una dejada de Pedro digna de aquellos cortesanos que alineaban las bolas de billar a favor de Fernando VII. Aprovechó la bandeja para desequilibrar a un segundo defensor apenas con un amago de pausa en mitad del galope y cortó el bloqueo de su equipo con un disparo dulce de los suyos.
4.- Tres minutos más tarde, el chispazo tuvo lugar en sus isquiotibiales y eso fue todo por su parte, que es como medio Barça, alfa y omega. Se marchaba omega tras su quinto incidente muscular –o recaída- desde marzo (París, Camp Nou, San Mamés, Malasia y Almería) y al Barça se le puso cara de ¿ahora qué hago?.
5.- El pasmo se acrecentó ante la pasividad médica, con el doctor Pruna preguntando desde lejos como el que pregunta en la parada si hace mucho que ha pasado el autobús. No se vio correr a ningún fisio a por hielo, lo que parecía rebajar cualquier gravedad al asunto, pero con el bíceps femoral de Messi, tras la involución del último semestre, ahora mismo nadie puede sentirse seguro de nada. Sin saber si eran malas o muy malas noticias, el equipo también se quedó pasmado y al Almería le entró hambre.
6.- Lo que había sido un bloque compacto y agresivo se transformó en un puñal. Ante Adriano y Alves, por momentos Suso y Aleix Vidal parecieron Robben y Ribéry. Y Rodri, un delantero que pinchó en el filial barcelonista, pasó a pinchar la espalda de Piqué, mientras el veterano Soriano rejuvenecía a partir de su precisa visión panorámica, llevando a Busquets a posiciones perjudiciales para el Barça.
7.- Fue casi media hora de nihilismo blaugrana. Uno de esos largos momentos de ni chicha ni limoná, ni juego corto ni largo, ni de posición ni a pelotazos. Quedaban individualmente retratados los jugadores que, de pronto, parecían dobles contratados en el bazar de la esquina, pero en realidad se trataba de un problema de organización colectiva. Ni siquiera con Xavi en el campo parecía tener sentido el juego visitante. Se puede estar desacertado, fallar las ejecuciones y no lograr la fluidez, pero la intención en el juego nunca es casualidad y la única intención en ese tramo fue que sonara la campana.
8.- Intervino acertadamente El Tata Martino al descanso porque Xavi salió con la taza de tila en la mano, se juntó con Busquets, recogió los balones e inició las jugadas. Fue un cambio radical. Las piezas volvieron a su lugar y ya nada fue igual. Cierto, hay jugadores fuera de forma, como Iniesta, o con vicios incorporados, como esa querencia de Piqué por acostarse al primer guiño, pero el colectivo suplió toda carencia y al Barça le volvió el color.
9.- Cuando ya el Almería había retirado a Soriano y Aleix Vidal, incluso Xavi pudo regresar a la zona delantera, dejando que fuera Iniesta quien remara junto a Busquets, mientras Bartra cuajaba una excelente tarde, todavía trufada por algunos instantes irregulares. Con otra asistencia de Fàbregas y otro gol de Adriano, impertérritos sus isquiotibiales, el trabajo estaba hecho.
y 10.- Y el trabajo no es banal. Siete triunfos consecutivos en Liga poseen un valor altísimo, incluso si el camino ha dejado zozobras, vértigo y aún más incógnitas. Pero no nos engañemos: algunos interrogantes ya quedaron pendientes cuando Pep se fue; otros más se agrandaron con Tito; y las zozobras y el vértigo de verdad llegaron la pasada temporada y no de la mano de Martino. Ahora es tarea feroz resolverlo todo de golpe y, aunque hay momentos de pasmo, también hay resultados formidables y talento suficiente para volver al lugar que mencionaba el entrenador.
– Foto: Miguel Ruiz (FC Barcelona)
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