El Liverpool de Jürgen Klopp ha pasado ya la fase de adaptación a los requerimientos de su nuevo técnico. Ha llegado a la final de la Capital One Cup, que perdió ante el Manchester City; se mantiene en semifinales de la Europa League, donde le espera un duro doble enfrentamiento ante el Villarreal; y en la Premier se halla cerca de las posiciones europeas, con muchas opciones de poder estar presente el año que viene en la Europa League. Poco a poco, el equipo se ha equilibrado, ha adquirido un estilo de juego propio y tiene un claro líder dentro y fuera del campo: su carismático entrenador. El alemán ha iniciado otra obra de autor como la que finiquitó en Dortmund. Y precisamente lo hace en un equipo que necesitaba un capitán, alguien a quien idolatrar y seguir. La personalidad de Klopp encaja perfectamente en el misticismo que rodea Anfield Road.
La exitosa etapa de Rafa Benítez a cargo del Liverpool finalizó con una temporada bastante mediocre. El último ciclo triunfal que se recuerda en Anfield terminó con la destitución del español. La 2009/2010 fue la temporada del final de ciclo. En esa temporada, el equipo finalizó la Premier League en la séptima posición, bastante alejado de lo que el nivel de la plantilla permitía. En Champions League cayó a las primeras de cambio en un grupo nada complicado en el que se clasificaron Fiorentina y Olympique de Lyon. Los hombres de Benítez quedaron terceros y pudieron disputar la Europa League, donde llegaron a semifinales. El Atlético de Madrid puso fin a la andadura de los reds en esa competición. Las opciones en la FA Cup y la Capital One Cup se esfumaron en las primeras rondas.
Roy Hogdson ocupó el sitio que dejó Benítez, pero no mejoró los resultados de la última temporada del técnico español a cargo del club. En la Premier League, el Liverpool acabó sexto, pero el curso fue un fiasco en las competiciones coperas, única alternativa de título que ostenta y ostentaba el Liverpool por esas fechas. En la Europa League consiguió quedar primero de grupo y después eliminar al Sparta de Praga, pero cayó en la siguiente ronda eliminatoria ante el Sporting de Braga. El Liverpool no pasó de la tercera ronda tanto en la FA Cup como en la Capital One Cup. Hay que añadir que el mal rendimiento del equipo y las eliminaciones de competiciones fueron acabando con la paciencia de los dirigentes del club poco a poco, por lo que se optó por despedir a Hogdson a mitad del curso y sustituirlo por una referencia en la historia del club: Kenny Dalglish.
La temporada 2011/2012 fue dirigida por completo por Dalglish, con el gran apoyo de la grada de Anfield como seña de identidad. El hecho de no disputar ninguna competición europea podía presuponer un mejor rendimiento en la Premier League, pero no fue así. La temporada fue salvada por dos finales en las dos competiciones coperas nacionales. Una ganada y otra perdida. El Liverpool se alzó con la Capital One Cup, considerado el título menos importante de todos los que podía disputar, al vencer en la final al Cardiff City en la tanda de penaltis. Por otro lado, el Chelsea dejó a los reds sin la FA Cup por un sólido 2-1 en el partido decisivo. El título conseguido no permitió la continuidad de Dalglish al frente del Liverpool, sobre todo por su octavo puesto en la Premier League.
Le sustituyó Brendan Rodgers, que quiso lavar la cara a un proyecto atrancado en una situación negativa desde la marcha de Benítez. El técnico norirlandés fue insuflando al equipo de aire fresco, de motivaciones y de nuevos automatismos futbolísticos. Además, se contrataron jugadores de gran progresión y futuro por delante. El equipo mantuvo un nivel similar a las anteriores temporadas en la Premier League y quedó séptimo. Tanto en la FA Cup como en Capital One Cup cayó en la cuarta ronda, lo que significó una verdadera desilusión para la plantilla y para los aficionados. Y el rendimiento en la Europa League dejó más sombras que luces. Se clasificó para las eliminatorias con un triple empate a diez puntos y luego perdió ante el Zenit. El técnico inglés se mantuvo en el banquillo y el Liverpool agradeció esa continuidad de un proyecto.
La temporada 2013/2014 será recordada por jugadores y aficionados por mucho tiempo. Era el momento, pero no se consiguió. Una oportunidad que los reds llevaban esperando desde el nacimiento de la Premier League allá por el año 1992. El verdadero golpe definitivo se lo dio el Chelsea al vencer en Anfield a falta de tres jornadas para el final. Fue un partido recordado sobre todo por el resbalón del capitán general de la nave red: Steven Gerrard. Poco más tuvo la temporada, ya que en las dos copas nacionales el equipo fue eliminado muy pronto y no jugaba competición europea. Sin embargo, esa temporada es considerada como la más exitosa en el presente tiempo para el Liverpool. La diferencia entre el título y el segundo puesto fueron dos puntos, un empate, un momento. Un resbalón ante el Chelsea.
La tercera temporada en el banquillo del Liverpool para Rodgers dejó un rendimiento muy centrado en las dos copas nacionales. Se vio un a equipo agotado y lastrado por morir en la orilla en la temporada anterior. Tanto en la FA Cup como en la Capital One Cup consiguió llegar a las semifinales. Y en la Champions no logró pasar la primera fase en un grupo formado por Real Madrid, Basilea y Ludogorets, lo que significó un fracaso. El hecho de quedar tercero de grupo le otorgó la oportunidad de disputar la Europa League, pero cayó en la primera eliminatoria ante el Besiktas turco.
El Liverpool comenzó la temporada con buenos resultados y con un once perfectamente definido por Rodgers: Mignolet; Clyne, Skrtel, Lovren, Gomez; Milner, Henderson; Ibe, Coutinho, Lallana; Benteke. El Liverpool se había reforzado en verano con jugadores de buen rendimiento como Clyne, Milner, Firmino, Benteke, Ings y Origi. Todos ellos son jugadores de mayor o menor calidad, pero de contrastado nivel. Entre Benteke y Firmino se marcharon algo más de 80 millones de euros de las arcas del club, un desembolso importante con la intención de aumentar las opciones del Liverpool de luchar por la Premier. Sin embargo, ese buen comienzo de temporada se fue viniendo abajo conforme avanzaron las jornadas. La situación se hizo tan insostenible que Rodgers fue destituido para dejar paso a Jürgen Klopp.
Durante las escasas jornadas que Rodgers dirigió al equipo, el Liverpool utilizó varios sistemas de juego. 4-2-3-1, 4-3-3, 3-5-2… el técnico realizó numerosas variaciones en un periodo de tiempo escaso, lo cual pudo confundir y desubicar bastante a sus jugadores. Tiempo insuficiente para que un equipo adquiera los automatismos necesarios como para jugar con tres defensores con carrileros largos, por ejemplo. Klopp llegó y dejó claras sus intenciones. Dejó claro que su extensión dentro del terreno de juego sería el experimentado James Milner. Que se dejaría todo el tiempo del mundo en hacer de Lallana el acompañante perfecto de Coutinho en la mediapunta. Que su punta titular y que acumularía mayor confianza sería el joven belga Divock Origi. Emre Can como mediocentro e interior para aprovechar su buena progresión desde atrás con balón. Y Sakho como eje central de la zaga inglesa, del cual sacaría a relucir su mejor versión.
Los buenos resultados deseados no llegaron. Klopp no podía revertir una situación negativa de un equipo con su sola llegada. Dejó las bases de sus ideas claras y comenzó a planear la temporada presente y las venideras. El tiempo le iría dando la razón. Sus mayores éxitos no llegarían en forma de resultados, sino en una nueva mentalidad para los suyos, nuevas ideas de juego y con la recuperación de la mejor versión de algunos jugadores que estaban rindiendo por debajo de su nivel. El técnico alemán comenzó con un 4-3-2-1 para, tras algunos buenos resultados, pasar a jugar con el típico 4-2-3-1, con una alineación formada por los siguientes jugadores: Mignolet; Clyne, Lovren/Skrtel, Sakho, Moreno; Henderson, Can; Lallana, Firmino/Sturridge, Coutinho; Origi. Esos son los tres o catorce jugadores titulares para Klopp. Los jugadores del banquillo no están ahí de adorno, sino que tienen bastante protagonismo Son Allen, Ibe, Touré o Caulker.
De esta forma el equipo fue acostumbrándose a lo que Klopp reclamaba y el alemán a lo que el conjunto requería. Fue una simbiosis entre técnico y equipo, al mismo tiempo que se producía otra entre el entrenador y el respetable de Anfield. El equipo progresó bien en la Capital One Cup, pero cayó en la final, en los penaltis, ante el Manchester City. Esa competición copera fue una buena piedra de toque para competir en la Europa League, competición ilusionante para los aficionados reds. Poco a poco el equipo ha ido superando eliminatorias hasta plantarse en semifinales tras eliminar de forma heroica al Dortmund. La obra de Klopp sucumbió ante su nueva construcción evocando algo que parecía enterrado desde 2005: el espíritu de la final de Estambul. El objetivo, de aquí al final de temporada, es conseguir clasificarse en Premier League para Europa y poder alzarse con la Europa League y dar una alegría a todos los aficionados del Liverpool.
Más allá de los conceptos tácticos que haya podido aportar Klopp, su mayor contribución en el equipo y en toda la entidad del club han sido su propia figura y su aura. Klopp llegó a Liverpool para liderar el proyecto de los reds, para convertirse en el abanderado de una de las aficiones más reconocidas del planeta fútbol. La simbiosis al llegar fue total. Todos los aficionados del Liverpool asumieron que el técnico alemán necesitaría ser arropado por todo Anfield en cada partido, y la personalidad de Jürgen le convertía en el hombre ideal para realizar esa tarea. Su presencia como técnico tiene mayor importancia que la que pueda tener cualquier otro entrenador en otro club del mundo. Su carisma y forma de motivar a los suyos está fuera de toda duda. Su apartado emocional permite que sus pupilos puedan darlo todo en el campo.
Jürgen Klopp llegó recién comenzada la temporada para sustituir a Rodgers en el banquillo. El norirlandés venía siendo discutido durante varias semanas hasta que, finalmente, se produjo su destitución. Muchos fueron los nombres que se barajaron en los despachos de Anfield, pero solo uno resonaba por sí solo: el del técnico alemán, que a base de carácter y saber táctico había despertado a un grande del Viejo Continente dormido para llevarlo al máximo escalón nacional y europeo. Su Borussia Dortmund era una obra de autor. Eso querían los dirigentes del Liverpool que hiciera cuando lo contrataron. Desde su contratación se han dado momentos de juego con el sello de Jürgen Klopp, como el partido en el Etihad Stadium o el disputado en Anfield contra el Dortmund. Sin embargo, en la Premier el equipo se sitúa en puestos templados fuera de competiciones europeas. La plantilla que recibió el extécnico del Dortmund era la misma que tenía Rodgers en el momento de su despido. Si se ha llegado a la final de la Capital One Cup y hasta semifinales de la Europa League es, en gran medida, por el cambio psicológico.
Jürgen Klopp llegó a un equipo que no sabía a lo que debía jugar. Rodgers había probado más sistemas en dos meses que en casi las otras tres temporadas que había ocupado el banquillo. Además, no existía un principio de estilo. El conjunto de Liverpool no poseía unos patrones de juego claros, por lo que el trabajo que Klopp se encontró al llegar no fue escaso. El técnico alemán ha probado varios sistemas de juego: 4-3-2-1, 4-3-3, 4-2-3-1, 4-4-1-1… Pero todos con un mismo ideal futbolístico. La forma en la que se colocan los jugadores por el campo puede variar, pero la idea de juego sigue siendo la misma. La presión en campo rival ante rivales que les gusta sacar el balón jugado es una premisa fundamental, así como Klopp hiciera en su gran Dortmund. Ya en campo rival, el equipo tiene libertad para jugar en ataque, pero generalmente prefieren las acciones rápidas y con pocos toques de balón. Eso no significa que solo se juegue al contragolpe, sino que el balón se juega, preferentemente, al primer toque para evitar que el rival tenga la oportunidad de defenderse.
Los laterales son clave en la forma de jugar que Klopp ha instaurado en Liverpool. Clyne es el titular indiscutible en la derecha y el español Alberto Moreno lo es en la izquierda. Ambos poseen grandes responsabilidades defensivas, pero su mejor versión la vemos en la parcela ofensiva. Se trata de dos laterales que bien podrían desempeñar la función de extremo. En este punto entra el gran trabajo de los mediocentros, encargados de realizar las vigilancias defensivas a la espalda de sus laterales cuando estos se animan al ataque. Así, en el partido contra el Dortmund en Anfield, cuando el Liverpool se fue al ataque colocando a sus laterales de extremos, se pudo ver a Milner tapando a Clyne en la derecha, por ejemplo. El juego interior del Liverpool es muy potente simplemente porque la profundidad por las dos bandas es aportada por los laterales, lo que permite a los demás agruparse y asociarse por dentro.
La función de delantero centro varía mucho con Klopp. Descartando a Benteke del equipo, nos quedamos con tres referencias ofensivas claras: Firmino, Origi y Sturridge. Cada uno aporta algo nuevo al juego ofensivo, pero coincidimos en que Firmino y Sturridge comparten muchas más características que Origi. Tanto el brasileño como el inglés pueden desempeñar funciones alejadas de la punta de ataque. Son jugadores con unos recursos técnicos fantásticos y que si están realmente inspirados pueden resolver un partido con alguna acción magistral. Con estos dos jugadores por detrás de un ‘9’ las asociaciones y las combinaciones interiores aumentarán. Origi se ha ganado la confianza de Klopp poco a poco. El técnico alemán supo ver que si le daba confianza, el joven belga iría respondiendo apoyado en su gran calidad. Y así fue. En este preciso momento de la temporada, Origi está viviendo su mejor momento como jugador del Liverpool en cuanto a nivel de juego y número de goles.
La portería del Liverpool presenta el mismo guardián que en las campañas anteriores, el belga Simon Mignolet. El meta de 28 años se ha asentado definitivamente en la portería del equipo. No significa que en las campañas anteriores alternara su titularidad, ni mucho menos, sino que generaba ciertas dudas, sobre todo en su juego aéreo. La presente campaña ha sido la más regular que ha disputado en Anfield, sin ningún error de bulto. Sus grandes reflejos en las distancias cortas y sus acciones puntuales han significado varios puntos y eliminatorias para los reds. Sus competidores por esa posición son Adam Bogdan y Danny Ward. El húngaro tuvo su momento de titularidad esta temporada, pero lo echó por tierra tras varios errores impropios de un portero en este escalón profesional. No obstante, sigue siendo la segunda opción en la portería del Liverpool.
La defensa de este Liverpool de Klopp tiene tres puestos claramente definidos: los dos laterales y una de las posiciones de defensa central. Los laterales, como expusimos anteriormente, son ocupados por Clyne y Moreno. La posición titular clara de central es para Sakho. El francés ha recuperado la versión que nos dejó ver en el PSG y que había perdido hasta la llegada de Klopp. Si las lesiones se lo permiten puede convertirse en el auténtico líder de la zaga por mucho tiempo. Su juventud y calidad del avalan. El otro puesto de central se debate entre varios jugadores, pero sobre todo entre el experimentado Skrtel y el croata Lovren. Lovren ha disfrutado de más oportunidades que el eslovaco, pero la experiencia de Skrtel siempre es un grado, lo que le ha permitido disfrutar de bastantes minutos durante la temporada. Más atrás quedan Kolo Touré o algunos jóvenes jugadores que esperan su oportunidad y saben que con Klopp es posible (Ilori, Gómez, Flanagan, Randall).
El centro del campo en el Liverpool se puede dividir en dos: jugadores posicionales y jugadores con más tendencia creativo-ofensiva. Entre los posicionales encontramos a Henderson, Can, Leiva, Stewart o los híbridos Milner y Allen. Henderson es el capitán general de este Liverpool. No se trata de un nuevo Gerrard porque sus características no se asemejan demasiado a las de Steven, pero en cuestión de liderazgo su carácter siempre sale a relucir. Con Klopp, el exjugador del Sunderland ha mejorado mucho su posicionamiento sobre el campo y su capacidad para llegar desde atrás. Además, tácticamente es de lo mejor del equipo junto a Milner o Leiva.
Emre Can ha pasado por varias posiciones del mediocampo hasta llegar a ocupar, tanto en la selección alemana como en el Liverpool, la posición de lateral. Su inteligencia es fantástica, así como su capacidad para conducir el balón con esa gran zancada que posee. Comenzó la temporada de menos a más, pero su rendimiento ha decaído algo en estas últimas jornadas. Lucas Leiva es el jugador que más tiempo lleva en el equipo de todos los que forman la plantilla y tan solo tiene 29 años. Su dedicación al escudo está fuera de toda duda. Klopp sabe de sus dotes sobre el campo y si no ha jugado más ha sido por sus continuas lesiones. Allen es un mediocentro que se puede adaptar a posiciones de pivote o a demarcaciones más adelantadas. Su buen toque de balón le permite ser una gran solución en las combinaciones interiores. Y Milner es el chico para todo, la extensión de Klopp en el campo, el jugador que siempre cumple en cualquier posición. No es casualidad que se haya convertido en uno de los capitanes de la plantilla.
De mediocampo hacia arriba nos encontramos con un gran elenco de jugadores cuya calidad está fuera de toda duda. Coutinho, Lallana, Ibe, Ojo y Firmino. Encuadraremos al exjugador del Hoffenheim en esa demarcación porque ha sido la que más ha ocupado durante toda la temporada. La habilidad técnica de estos jugadores hace al Liverpool un equipo muy peligroso cuando junta varios de estos efectivos en tres cuartos de campo. Coutinho es la mejor individualidad del conjunto red. Sin embargo, su irregularidad juega en su contra. De mantener el nivel de los mejores partidos que ha disputado estaríamos hablando de uno de los mejores jugadores del mundo sin lugar a dudas. Lallana ha recuperado, poco a poco, su mejor versión con Klopp en el banquillo. Una de las premisas del alemán al llegar a Liverpool era poder recuperar al Lallana del Southampton. Ibe y Ojo son dos canteranos a los que Klopp ha otorgado confianza. Más al primero que al segundo, por una mera cuestión de control de minutos con el primer equipo. Ambos son dos buenos jugadores para dotar al equipo de extremos clásicos por las bandas cuando la defensa rival lo exige.
La línea de ataque del Liverpool perdió hace dos temporadas al que había sido su nueve referencia y su mejor delantero desde la marcha de Fernando Torres: Luis Suarez. Con el dinero que el Barcelona dejó en las arcas se fichó a Firmino y a Benteke. El delantero belga ha tenido una temporada para olvidar. Desde el principio no encajó en el esquema de Klopp, mientras que con Rodgers sí que disfrutó de más minutos, pero con un rendimiento muy por debajo de lo que se esperaba de él. Danny Ings fue fichó del Burnley por su gran rendimiento en la Premier la temporada anterior, pero entre que no partía como uno de los puntas titularas y las lesiones apenas ha disfrutado de minutos. Sturridge habría sido uno de los jugadores titulares indiscutibles para Klopp si no hubiera sido por su problema crónico con las lesiones. Origi, como ya comentamos anteriormente, se ha ganado el puesto de titular con sus buenas actuaciones y acierto.
* Christian Sánchez.
– Fotos: Getty Images – Liverpool FC
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