La selva es Europa

por PEDRO JOSE ARBIDE el 17 septiembre, 2014 • 22:59

1.- El Athletic regresó a la fase de grupos de la Liga de Campeones dieciséis años después, recuperando sensaciones, reverdeciendo algún que otro laurel y repitiendo, en cierto modo, comportamientos y hasta resultado: un empate ante un equipo de la Europa más fría y lejana. El marcador dejó un poso de insatisfacción semejante al de aquel 16 de septiembre de 1998, cuando el gol de Roar Strand para el Rosenborg aplacó la vibración del viejo San Mamés, empatando el gol inicial de Joseba Etxeberria y premiando el honesto despliegue de los noruegos. Tampoco aquella vez se calibró el rigor de la competición ni la capacidad del rival.

2.- Una de las expresiones culturales más conocidas de Ucrania son los huevos de Pascua, inconfundibles con sus llamativos adornos pintados de vistosos colores y revestidos de cera. Se ha escrito mucho sobre el origen de esta tradición. En la raíz cristiana, parece que, ante la prohibición por la Iglesia medieval de consumir huevos en la cuaresma, se cocían y pintaban para distinguirlos de los huevos frescos y comerlos el día de Pascua. Hoy, el Shakhtar respetó la tradición y honró la peculiar cultura del Athletic, realizando la ofrenda al busto de Pichichi. Junto al ramo de flores, el capitán Darijo Srna debió de dejar un canasto de huevos pintados en el corazón de la dolorida Donetsk. El ayuno ha ido mucho más allá de la última cuaresma. Lejos queda la Pascua de Resurrección para el Donbás.

3.- El Shakhtar Donetsk se presentó en Bilbao como el proyecto más exitoso y representativo del fútbol exsoviético. Crecido al calor de la riqueza minera de la región del Donbás y el afán de un oligarca local, Rinat Ajmétov, ha cristalizado la inversión en una interesante estructura de cantera y la captación de jóvenes talentos del mercado sudamericano (brasileño, fundamentalmente) y del este de Europa. El flujo de dinero y el buen criterio deportivo le han permitido destronar en Ucrania al Dinamo Kiev (ha ganado ocho de las últimas diez ligas de su país, las cinco últimas de forma consecutiva), ganar una Copa de la UEFA en 2009 y convertirse en un habitual de la Liga de Campeones.

4.- Nada de esto pareció impresionar al estado de euforia que desató la clasificación del Athletic ni a la habitual y simpática fanfarronería de Bilbao. El nombre del rival no impresionaba y su apellido invitaba al optimismo; no había hecho ningún fichaje de relumbrón este verano y su legión de brasileños parecía de segunda fila: Scolari solo se acordó de Bernard para el mundial, y ni en la selección ni en el Shakhtar juega un papel relevante. De hecho, hoy ni siquiera saltó al césped.

5.- Pero los ucranianos pronto demostraron ser un contrincante duro. Duro de verdad. Lucescu conoce los entresijos de la competición y la capacidad de sus futbolistas, tienen un notable portero, un juego agresivo y veloz, mayor experiencia en el escenario y cuatro atacantes cuyas cualidades (en especial, los tres de la segunda línea) encajan mal con el talento defensivo de la zaga bilbaína.

6.- Valverde presentó una modificación sustancial y algún matiz a su propuesta más habitual. Lo más llamativo fue la suplencia de Susaeta, cuyo lugar en banda derecha ocupó Muniain, encargándose Ibai Gómez del costado contrario. El matiz más destacado fue la posición de Mikel Rico. El de Arrigorriaga pisó área con mucha mayor frecuencia de la habitual, hasta el punto de que, en muchas jugadas, empezaba y acababa delante de Beñat. Una posible interpretación para esta decisión del Txingurri puede ser la de abrir a posiciones de extremo lo antes posible para cargar el área y forzar allí la posible pérdida. Así se dificultaba el contragolpe rápido desde los cuatro de arriba, saltándose a los fuertes pivotes Fernando y Stepanenko, y se atacaba a los centrales, teóricos puntos débiles del entramado ucraniano.

7.- Pero Lucescu también había tocado alguna pieza. Recuperó a Kucher para el centro de la defensa y a Luiz Adriano para el ataque, que no venían jugando, y ambos elevaron el rendimiento aéreo y la capacidad de choque. Además, alineó bajo palos a Pyatov (segurísimo en las salidas y los blocajes) y sorprendió con Azevedo en el lateral izquierdo. Todas las decisiones del viejo zorro rumano incidieron en la contienda en favor de los suyos.

8.- Con San Mamés ofreciendo todo su corazón y su garganta, el Athletic quiso salir con ímpetu, adueñarse del esférico, iniciar con cierta pausa y activar rápido un costado. Pocos minutos hicieron falta para que todos, equipo y afición, percibieran la entidad del rival y del torneo. El Shakhtar se anticipó y cerró siempre las bandas con dos hombres, castigando cada pérdida allí con una salida fulgurante del lateral (Srna o Azevedo) acompañando el contraataque. Entre Kucher y Rakitskyi frenaron el juego directo a Aduriz y los rechazos eran siempre cosa de los pivotes de Lucescu. Como el Athletic había preparado que De Marcos y Rico estarían en el área, o muy cerca, en la pérdida, cada error previo al plan inicial generaba fundado temor a la derrota. Y se cometieron muchos, forzados y no tanto. La inspiración de un sorprendente Iraizoz y la imparable progresión defensiva de Iturraspe y Laporte mantuvieron a flote el 0-0.

9.- En la segunda mitad, el partido derivó inevitablemente en un ida y vuelta con más velocidad y emoción que fútbol y reflexión. En cierto modo, y como los leones nunca impusieron su juego y esa circunstancia les puso muy nerviosos, era previsible. El Shakhtar tiene el ritmo alto en su naturaleza y además olió el miedo en el rival y escuchó el aliento contenido en la grada; el Athletic, por su parte, solo se siente competitivo cuando infunde intensidad, aunque perciba que eso le puede costar la derrota. Lucescu aceptó de buen grado la situación, como demuestra la entrada de Fred en el doble pivote.

10.- Cada embestida del Shakhtar era más peligrosa que la anterior de su oponente, especialmente cuando la conducían Alex Teixeira y Douglas Costa. Quedó la sensación de que, si ambos se hubiesen orientado más veces desde la izquierda, dejando a Taison en la derecha, el peligro habría sido mayúsculo, pues en aquel costado el despliegue y la movilidad de Iturraspe debía ser mayor porque De Marcos tenía que seguir subiendo y Muniain acabó agarrotado y sustituido, sin resuello ante la potencia hiperactiva de Azevedo, aunque se había ido al centro minutos antes, cuando Susaeta entró por Beñat. Agotado Iker y debilitado Aduriz, Valverde tuvo que recurrir a dos cachorros para mantener en movimiento al equipo. Saltaron Aketxe y Guillermo, exhibiendo identidad y futuro, pero también una evidente pérdida de precisión, amenaza e incluso nivel competitivo.

y 11.- Ambas líneas defensivas se impusieron siempre a los hiperactivos ataques, pues corrieron menos y reflexionaron más. Tenían detrás también el soporte de dos guardametas que estuvieron soberbios en la lectura de cada acción y acertadísimos cerrando la posibilidad de rechazos. Así que todo terminó como empezó, o tal vez no, pero ninguno lo recuerda ahora con una mueca de disgusto. El Shakhtar suma fuera en un campo teóricamente difícil, dejando un claro mensaje competitivo. Y el Athletic salió vivo de un escarmiento necesario. Somos leones, sí, leones únicos y singulares. Pero esto no es la selva. Es la Copa de Europa.