Si Bob Dylan hubiese esperado treinta años para componer Forever Young, cabría sospechar que el destinatario de su canción fuese Tim Duncan, un jovenzuelo que a sus 37 años luchará por conseguir el quinto anillo de campeón de la NBA. Lo hará en la temporada en la que atraviesa una segunda (o tercera) juventud, como comandante en jefe de San Antonio Spurs.
Los especialistas llevaban dos temporadas hablando de la muerte del genio nacido en las Islas Vírgenes, de la inevitable debacle fruto del paso de los años, algo inherente al destino de todo ser vivo. Llevaba dos años bajando en sus prestaciones y empeorando sus números, por lo que pensar en el fin quizás era lo lógico.
Ante esta situación, el maestro del banquillo tejano, Gregg Popovich, pidió a Tony Parker que tirase del carro del equipo, que fuese el mandamás sobre el parqué. El pasado verano, Duncan renovó su contrato hasta 2015, la confianza y lealtad hacia él eran (y son) tan plenas como en el sentido inverso, ya que el jugador aceptó una rebaja salarial para continuar con el equipo de su vida, al que llegó en 1997. Pero parecía clara la necesidad de eximir a Timmy de algunas responsabilidades, con el objetivo de alargar su carrera en las mejores condiciones posibles.
El base francés ha respondido y está en su mejor temporada; los rivales saben que cuando el balón llega a sus manos algo imprevisible sucederá. Lo que menos gente esperaba era que Duncan reviviera y lo hiciese para llevar a los Spurs a su quinta final de la NBA con las mismas armas que siempre le han hecho especial: una inteligencia superior a la media, clave en los sistemas defensivos y ofensivos de su equipo y un imparable lanzamiento de media distancia que le hace ser tan peligroso en la pintura como fuera de ella.
Cuando el ala-pívot llegó a la franquicia tejana, en San Antonio nunca habían celebrado la consecución de un campeonato, ni siquiera la de un título de la Conferencia Oeste, pero con la llegada de Duncan cambió el rumbo del equipo. En su segundo año como profesional, con David Robinson como pareja de baile, los Spurs alcanzaron la primera final de su historia, lo que se tradujo en el primer campeonato para los de Popovich.
Cuatro años más tarde, en el 2003, las torres gemelas saborearon nuevamente las mieles del éxito en lo que suponía la despedida de Robinson de las canchas de baloncesto. En este segundo triunfo ya estaban los dos fieles compañeros de viaje con los que cuenta el de las Islas Vírgenes desde entonces, el propio Parker y el argentino Manu Ginóbili. Un big three que consiguió, en 2005 y 2007, dos títulos más para los Spurs. Los años impares se convirtieron en una especie de fetiche para Duncan y compañía.
Cuatro finales, cuatro títulos, cuatro veces en año impar. Nos encontramos en 2013 y los Spurs han alcanzado nuevamente la final de la NBA. Se cumplen dos de las tres premisas. En la última y decisiva guerra se verán las caras con los Miami Heat de Lebron James, Dwyane Wade, Chris Bosh y compañía, o, lo que es lo mismo, el vigente campeón reforzado con especialistas como Ray Allen y Chris Andersen.
Para plantar batalla a los de Florida hará falta la mejor versión del rejuvenecido Duncan, probablemente ante su última oportunidad de ganar el quinto anillo, lo que le situaría a la altura de leyendas del deporte de la canasta como Dennis Rodman, George Mikan, Magic Johnson o Kobe Bryant.
“May you stay forever young”, que decía Dylan en el estribillo, es una simple utopía, desgraciadamente, para todos los aficionados al baloncesto, que echarán de menos a Timmy más pronto que tarde. En ese momento se recordará con cierto cariño al huracán que derruyó el complejo deportivo en que se encontraba la piscina de las Islas Vírgenes, lo que forzó a Duncan a cambiar la natación por el deporte del balón naranja.
Su quinta final, y por ende su quinto asalto al título de campeón, echará a correr la madrugada del próximo jueves al viernes. Miami contará con el factor cancha a favor, pero los de Gregg Popovich afrontan la final más descansados, tras solventar la final de conferencia ante Memphis Grizzlies en cuatro partidos. Lo que pase en la pintura será muy importante, por lo que el papel de Duncan puede ser crucial.
* Gonzalo Carpio del Saz.
– Foto: AP
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