La salida lavolpiana, ideada por el argentino Ricardo La Volpe, trata de colocar a los centrales muy abiertos y entre ellos a un mediocentro incrustado, mientras los laterales avanzan su posición, subiendo un escalón. Esta estructura se adopta para poder sacar el balón desde zonas de inicio de forma satisfactoria.
Incrustar a un mediocentro entre centrales supone una adaptación de las distancias de relación entre los jugadores, de modo que se siga ocupando el terreno de juego de forma racional. El mediocentro provoca que los centrales se abran para así no estar muy cerca ni estorbarse; la amplitud de los centrales hace que se aproximen a los laterales, que para mantener las distancias de relación equilibradas suben un escalón, aproximándose a los extremos, que en consecuencia, suelen actuar por dentro.
Además, el mediocentro libera un espacio al incrustarse que para mantener el equilibrio puede ser aprovechado por los interiores que están un escalón más avanzados; liberan un espacio que puede ser aprovechado tanto por los extremos como por el delantero. Mikel Etxarri me suele decir que lo más importante es mantener constantemente el equilibrio, y para ello un concepto básico es el espacio creado-espacio ocupado para mantener la ocupación del terreno de juego. Yo añadiría espacio ocupado que crea otro espacio (por la liberación que supone ocupar un espacio diferente) y que vuelve a ser ocupado. El equipo es un todo en el que la alteración de una de las partes provoca la alteración de las demás, al tratarse de un sistema complejo en el que todas las están interrelacionadas.
El pivote, a la hora de dar el apoyo e incrustarse entre centrales, debe ir con cuidado porque debe recibir orientado. Si se incrusta cuando el balón lo tiene un central, no habrá problema para que esa orientación sea la buena: podrá ver si algún oponente le sigue y percibir la situación de juego. Pero si se incrusta cuando el poseedor es el portero, deberá valorar si dar el apoyo con un movimiento circular para recibir orientado a una banda y percibir lo que acontece en el juego.
«La salida con tres hombres desde atrás es muy buena porque modificas la presión del contrario. Aunque ellos te presionen con dos (un punta y un mediapunta), al salir con tres hombres les obligas a ponerse en paralelo, en 4-4-2, y ahí ya los superas»
Pep Guardiola
La razón principal por la que surgió la salida lavolpiana fue para poder combatir la presión alta con dos puntas, ya que igualaban la salida con los centrales (2×2) y dificultaban mucho la progresión construida. Para crear superioridad (tanto numérica como posicional) en esa primera línea de construcción se incrusta un mediocentro entre centrales, creando una situación de 3×2, una asimetría que facilita encontrar al hombre libre y superar esa primera línea de presión. Se juntan en un lado a los dos puntas y una vez están fijados se lleva el balón al lado contrario, donde espera el hombre libre. Para conseguir la fijación de esos dos puntas a menudo un central sale en conducción hasta que su progresión se detiene, y entonces pasa el balón al lado contrario.
Conociendo este juego, hay que señalar que a menudo la creación de una superioridad tiene un efecto dominó en el que van apareciendo situaciones ventajosas. Dicen muchos psicólogos que el éxito llama al éxito, que ganar una vez te facilitará ganar muchas más veces. En fútbol podríamos decir que la superioridad llama a la superioridad, y que generar una ventaja facilitará la aparición de muchas más. He ahí la importancia de crear una superioridad en primera línea de contrucción para fomentar así que el desarrollo de nuestro ataque sea consecuente. Salir mal hace que se arrastren errores y no se llegue normalmente bien, en el caso de que se consiga llegar. Digo normalmente y no siempre porque juego no es lineal: su incertidumbre, el arte del imprevisto es el juego, como decía Dante Panzeri. Sonará a tópico, pero cada contexto es un mundo, no se dan dos situaciones iguales en fútbol.
Muchos se quedan con que la utilidad de la salida lavolpiana está en esa creación de superioridad numérica y posicional en la primera línea de construcción que permite encontrar al hombre libre y superar la primera línea de presión. Yo creo que va más allá.
Obviamente no es lo mismo ocupar el ancho del campo con dos jugadores que con tres. Si se hace con dos hay que tener en cuenta que si se quiere mantener una amplitud extrema entre ellos, las distancias de relación serán muy amplias. Esto supone que las conexiones entre ellos estarán muy distanciadas (pases muy largos), aumentando de este modo las posibilidades de interceptación de un oponente. Además, en el caso de que dicha interceptación se produzca, el atacante dispondría de todo el carril central libre, con ambos oponentes a mucha distancia y sin posibilidad de acosar ni temporizar.
Por otra parte, si se desea mantener el equilibrio en las distancias de relación, para no correr tanto riesgo (la seguridad es algo clave en primera línea de construcción) ante posibles interceptaciones de los atacantes ni desocupar de ese modo el carril central, los centrales no podrán adoptar una máxima amplitud.
La salida lavolpiana permite esa existencia de equilibrio con la ocupación de las zonas cercanas al eje longitudinal por parte del mediocentro, y a su vez permite que los centrales se encuentren en amplitud. Esta amplitud permitirá dar utilidad al concepto lado fuerte-lado débil, de modo que tras atraer oponentes en un lado se haga llegar el balón al lado contrario, a zonas ligeras y carentes de oposición. Con dos centrales en amplitud existe mucho riesgo por las amplias distancias de relación en la utilización del lado fuerte-lado débil, pero con la salida lavolpiana, al existir entre ambos centrales un mediocentro incrustado, las distancias de relación no son tan amplias y activar el lado débil no tiene tanto riesgo. El mediocentro actúa de eje para llevar el balón al lado contrario de una forma mucho más segura y eficaz.
Como comentamos, el mediocentro en la primera línea de construcción aporta mucha seguridad, al no tener que dar pases extremadamente largos que amplíen las posibilidades de interceptación de los oponentes. La construcción en la primera línea está basada en las relaciones seguras, porque en caso de pérdida solo disponemos del portero por detrás de nosotros para evitar que el rival marque. Hay que valorar el riesgo y tener en cuenta que un riesgo en la primera línea de construcción puede suponer un éxito lejano (aún hay que hacer las cosas bien en las siguientes líneas para conseguir gol); pero también puede suponer un fracaso inmediato (no disponemos de compañeros que arreglen nuestro error, excepto el portero). Por eso la valoración del riesgo en zonas de iniciación no es la misma que en zonas de creación o finalización, donde el éxito es más cercano y el fracaso es más alejado.
Por otra parte, la presencia de tres en la primera línea de construcción permitirá que cuando el balón esté en posiciones más avanzadas haya cobertura ofensiva que permita jugar atrás si la progresión no es posible. Y si la situación de juego lo requiere, llevar el balón al lado débil.
«La salida lavolpiana puede ser un mecanismo de atracción de rivales a zonas donde queremos que nos presionen, con el fin de tener más espacios en zonas interiores»
José Luis Lorenzo
La acumulación de jugadores en una zona implicará una superioridad numérica respecto al rival, el cual intentará evitar y transformar dicha asimetría en una situación de igualdad numérica o superioridad numérica a su favor. Por tanto, la acumulación de jugadores en primera línea de construcción puede suponer la atracción de rivales a nuestra zona de iniciación. Como hemos comentado antes, la ocupación de un espacio lleva consigo la liberación de otro, que puede ser ocupado por compañeros de escalones inferiores que, al ocupar el espacio que el compañero liberó, también liberan un espacio. Por tanto, la ocupación de espacios cercanos a la zona de balón implicará la liberación de espacios alejados al mismo.
Si con el movimiento de los puntas todo el bloque avanza manteniendo la proximidad en cuanto a distancias de relación, los espacios se crearán a las espaldas de dicho bloque. Sin embargo, si con el avance de los hombres más adelantados la línea defensiva no avanza su posición, los espacios se crearán entre líneas, fácilmente aprovechables mediante la ocupación de posiciones intermedias. Para conseguir esta alteración estructural en el adversario también es conveniente estirar el campo hacia atrás, incluso combinar a la altura de nuestra propia área para invitar a los adversarios a que realicen una presión alta y con esa atracción de oponentes alterar la estructura del equipo rival.
Esta atracción se hace con un objetivo claro: encontrar relaciones con los alejados. Y por tanto, progresar en el juego y sacar el balón de zonas de inicio. Si el rival mantiene el bloque compacto valoraremos la opción de buscar juego directo a las espaldas del bloque. Sin embargo, si esa atracción supone el aumento en las distancias de relación de los oponentes, manejaremos la opción de buscar al hombre libre entre líneas, ocupando posiciones intermedias o incluso progresando por dentro mediante el concepto del tercer hombre. Pero al final, como vemos, todo se basa en atraer para encontrar relaciones con los alejados. Y aunque a muchos les sorprenda, la lavolpiana también puede activar el juego directo, y no por ello estará mal aplicada.
«Es fundamental que las superioridades se vayan construyendo desde atrás, desde la primera línea. Por eso, un principio fundamental de su idea de juego es que el balón salga limpio desde los defensas»
Dani Fernández
A menudo se quiere sacar el balón de forma limpia desde atrás cuando los centrales no disponen de una buena salida de balón. Obviamente esto provoca muchas pérdidas. Es lógico: si pides a tus jugadores algo que no está dentro de lo que ellos son (su conjunto de características y posibilidades), es imposible que te lo den. Como darse cabezazos contra un muro. Eso sí, es posible que los jugadores de líneas superiores necesiten de esa salida limpia para conseguir contextos favorables a sus características. Un concepto básico del juego de posición es conseguir recepciones de los jugadores más desequilibrantes en contextos favorables.
Para sacar el balón limpio cuando no se dispone de centrales capaces de hacerlo también se suele utilizar la salida lavolpiana. Se incrustra a un mediocentro, más que para crear ahí una superioridad numérica o posicional, para poder dar un primer pase bueno en progresión. En algunos equipos, el mediocentro dispone de un dominio de las diferentes trayectorias de pase, de una gran salida de balón que le permite superar la primera línea de presión con garantías, algo que los centrales son incapaces de hacer.
Por tanto, el objetivo con ese descenso de escalón del mediocentro no es otro que poder dar un primer pase bueno hacia delante. Tener la capacidad de superar la primera línea de presión y así hacer llegar el balón en garantías a jugadores más adelantados, algo que resultaba imposible para los centrales sin capacidad de filtrar pases interiores.
«Yo quiero crear siempre superioridad. Por eso, jugadores de la línea defensiva tienen que entrar en el medio campo, no interesa cuál, aunque cuando uno entra, los otros (tres jugadores de la línea defensiva) tienen que cerrar»
Louis van Gaal
La presencia de tres en línea atrás permite que se compense de forma extraordinaria de cara a la transición ataque-defensa y posibilita a los laterales incorporarse a campo contrario sin necesidad de estar pensando en la posible pérdida (lo cual a veces condiciona esa incorporación, porque dudan o piensan más en sus espaldas que en generar superioridades). De todos modos, según las circunstancias del juego, habrá situaciones en las que en vez de dejar tres jugadores compensando, con dos no se correrán riesgos (principalmente si se sigue siendo uno más que los adversarios: situación de 2×1). Aunque hay veces en que se puede dejar en igualdad numérica 1×1 al que compensa para crear más superioridades. Cada uno decide. Como dice Paco Seirul·lo en alusión a la superioridad cualitativa, no toda situación de 1×1 es una situación de igualdad.
La salida lavolpiana permite en muchas ocasiones la creación de superioridades por parte de los tres más retrasados, incorporándose a posiciones más avanzadas para provocar alteraciones en el bloque defensivo rival. Es muy habitual ver la salida en conducción del central pisando campo rival, sumándose y creando superioridad, generalmente para provocar que un oponente impar vaya al acoso y provoque la creación de un hombre libre (aquel al que libera). A esa subida del central le corresponde una compensación, cerrando hacia el espacio liberado, por parte del mediocentro.
Una vez creada la superioridad, el central decide seguir avanzando o volver al sitio. Esa decisión dependerá del contexto y la interpretación que haga el futbolista. También hay que tener en cuenta que habrá subidas del central que no crearán superioridad. En estas situaciones lo normal sería dar un pase fuera al lateral y volver a posiciones de origen. Esta acción se ve mucho con Piqué: lo vemos crear superioridad y volver, crear superioridad y seguir hasta pisar el área y también no crear superioridad, jugar fuera y volver. Seguir avanzando si no existiese una compensación sería un riesgo muy alto. Eso aporta la lavolpiana: la compensación del pivote que aporta libertad a los centrales.
El hecho de incrustar al pivote entre centrales implica una adaptación estructural para el avance posicional de los laterales, haciéndose dueños del carril exterior y estando más adelantados que sus respectivos pares, de modo que su recepción implique la superación del par y permita la creación potencial de superioridades.
Si se tienen laterales con gran capacidad ofensiva, sería conveniente darles protagonismo, y mediante la salida lavolpiana ese protagonismo surge de forma consecuente. Hay que recordar que los carriles laterales suelen tener menos densidad defensiva (hasta que el equipo rival bascula) que el carril central porque lo normal es proteger espacios interiores durante el proceso defensivo, ya que es dentro donde se encuentra la portería. Por tanto, si por una parte la densidad es menor fuera y por otra la recepción del lateral implicará la eliminación de su par al estar situado por delante del mismo, podríamos decir que aplicar la lavolpiana provocará unas zonas de aceleración fuera para progresar rápidamente, por la inexisterncia de oposición por delante.
De todos modos, los laterales deben interpretar correctamente el juego y moverse de forma lateral en su carril de modo que su recepción pueda suponer la superación del par. Si los tres de la primera línea de construcción tienen problemas para sacar el balón, puede aportar una ayuda, aunque su recepción sea por delante de su par y este no sea superado. Entra en jugo la capacidad del lateral para subir escalón para profundizar o bajarlo para ayudar. Para el desarrollo de comportamientos colectivos resulta fundamental que el jugador ejecute bien acciones tácticas individuales. El plano micro favorece el desarrollo de lo macro. ¿Acaso el lateral que ocupa espacios exteriores podrá generar ventajas, ya sea para superar al par o para ayudar a la primera línea de construcción, si no posee una correcta orientación corporal? ¿Esto lo llevamos a cabo en el entrenamiento? ¿O solo focalizamos nuestra atención en aspectos macro de nuestro juego?
«Los laterales cooperarán moviéndose de manera lateral, bien para abrir una ruta en profundidad o para ser receptores en caso de que el central encuentre dificultad para realizar su maniobra»
Óscar Cano
Al entenderse la lavolpiana con el objetivo de juntar a dos rivales en un lado para cambiar de lado al hombre, cuando el rival solo presiona con uno esa generación del hombre libre se puede hacer perfectamente sin la necesidad de incrustar un pivote entre centrales: desde el 2×1 se encuentra al libre. Por tanto, ¿sirve de algo la lavolpiana 3×1?
Yo mismo cuestioné la validez de esa salida 3×1. Me acuerdo de estar hablando con Dani Fernández y preguntaré para qué servía la lavolpiana 3×1, ya que él en ocasiones la utilizaba, a lo que me respondió: «Por ejemplo, saliendo con tres, aunque solo me presione un rival, ¿no es posible que haga creer al rival que saldré en corto? Pues desde ahí, tras haber hecho creer que saldré en corto, es fácil que jugando en largo, opción que el rival no espera, cree superioridades y contextos favorables». Eso me hizo ver mucho más allá.
La lavolpiana no solo sirve para ganar un 3×2. También sirve para sacar el balón más limpio teniendo más seguridad en la primera línea de construcción, compensar mejor de cara a la transición ataque-defensa y mantener mejor el equilibrio, llegar más segura y eficazmente al lado contrario, dar protagonismo a los laterales pudiendo activar posibles zonas de aceleración, atraer oponentes para buscar conexiones con los alejados, incorporar gente desde atrás, hacer creer que se saldrá en corto para salir en largo… Para todo esto no es distinto si el rival presiona con uno o con dos en la primera línea de presión. Si buscamos alguno de esos aspectos, ¿por qué no utilizar la lavolpiana 3×1?
* Enric Soriano es entrenador en la escuela del Valencia CF.
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