Poco tiempo había pasado desde que Juventus y Roma se habían visto las caras por última vez. La noche de Reyes, en liga, el equipo de Conte dio un paso muy importante hacia el Scudetto al derrotar (3-0) a su primer rival por el título. Aquel día, el conjunto de Rudi Garcia arrancó de muy buena manera, enchufado y con intensidad. La lesión de Pjanic hizo bajar el nivel de concentración y enseguida Vidal marcó el primer gol. A partir de ahí, los giallorossi desaparecieron y la Juventus demostró por qué tiene cerca su tercera liga consecutivo.
Pero en el partido de Coppa Italia no hubo desconcentración alguna por parte del equipo de Trigoria. Desde el primer minuto se notó que había un equipo con ganas de jugar la competición, a pesar de que ambos conjuntos combinaban habituales titulares y suplentes en su formación. Puede que porque sea el único título factible esta temporada, o por la sensación que dejó en el vestuario esa derrota en el Juventus Stadium, pero lo cierto es que los capitalinos salieron a morder y anticipar. Anticipar a cualquier juventino que fuese a controlar, casi siempre de espaldas y en cualquier lugar del campo. Benatia seguía de cerca a Quagliarella y Giovinco, titulares ayer, Nainggolan lo hacía con Vidal y Strootman con Marchisio. A Pirlo tampoco lo dejaban suelto, por lo que la Juve, si quería salir, lo tenía que hacer de manera muy vertical y demasiado rápido.
Como era normal, la Roma bajó el ritmo, pero aún así, la Juve no conseguía dominar con autoridad. La intensidad de los romanos fue siempre superior. Se puede decir que la Juve jugó el partido como si existiese un partido de vuelta, mientras que la Roma, por unos y otros factores, como si fuese la misma final. Pero ganar a la Juventus, a esta Juventus que lleva doce victorias consecutivas en la Serie A, no se consigue solo con intensidad. Si bien es cierto que De Sanctis no tuvo que hacer ninguna parada, Storari tampoco, aunque la Roma lo intentó más y de diferentes maneras.
Primero buscando rápido el espacio con jugadores veloces como Florenzi y Gervinho. Después, con las subidas de Maicon (otro partido de alto nivel con sus conducciones) y Torosidis (que se despeñó bien en la banda contraria), que permitían crear superioridades en campo contrario cuando era De Rossi el que iniciaba la jugada. Mención aparte merece el centrocampista, qué temporada. Pero no fue hasta la segunda parte cuando la Roma gozó de protagonismo más constante en campo contrario.
El encuentro se rompió cuando el cansancio hizo presencia, alrededor del minuto 65. Rudi apostó por Pjanic y la maniobra resultó clave. El bosnio, fresco, se anticipó a Bonucci, dominó el tempo, vio a Strootman y este asistió a Gervinho, que volvió a anticiparse a Bonucci. Unos pocos minutos de Pjanic sirven para mucho. Quedaban diez minutos, pero la Juventus no se pudo enganchar. Lo pudo haber hecho en el gol anulado a Peluso al poco de comenzar la segunda parte, con 0-0 en el marcador, pero fuese legal o no, la inspiración bianconera no apareció, más allá de la fe que siempre pone Vidal y las ganas de agradar de Giovinco. Al final, el equipo que más se había tomado en serio la eliminatoria resultó vencedor.
* Rafael Medel.
– Foto: Andreas Solaro (AFP)
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