Recuerdo que cuando me reunía con los amigos al acabar la escuela y empezábamos a jugar a fútbol cada uno se pedía a un jugador y el balón echaba a rodar. Al acabar los partidos empezábamos a imaginar posibles fichajes. Al cabo de unos minutos algún aguafiestas aparecía y nos informaba que eso era imposible al no haber dinero en el mundo para pagar a todos esos futbolistas que mencionábamos. Años más tarde, la situación ha cambiado al encontrarnos con equipos capaces de hacerse con los servicios de cualquier jugador que se cruce en su camino.
En las últimas temporadas, en el mundo del fútbol, empresarios con grandes fortunas han ido tomando el mando de clubes de toda Europa. A su llegada se hacen sin dudarlo cargo de todas aquellas deudas que el equipo tiene, a la vez que acompañan el pago de estas con grandes inversiones con la única intención de crear un equipo competitivo capaz de hacerse con los títulos más importantes del continente.
Describamos el perfil de estos inversores que han ido llegando a las ligas más prestigiosas de Europa. Acostumbra a tratarse de exitosos empresarios con un gran ojo para los negocios y que pese a su juventud han conseguido hacerse con grandes fortunas. Ansían tener reconocimiento público y para ello no dudan en vincular su nombre al de algún importante club del continente europeo, mostrando a todo el mundo la riqueza que atesoran.
Una característica de todos ellos es que acostumbran a tener un desconocimiento total del funcionamiento de un club, ya que no han tenido la oportunidad en el pasado de vivir esa experiencia. Uno de los errores que cometen es el de creer que con la aportación económica que realizan el éxito debe estar garantizado, pero se olvidan que en el fútbol 2 más 2 no siempre suman 4.
De ahí la importancia de rodearse de la gente adecuada para que puedan asesorar al dirigente en materias deportivas, hecho que será vital para la organización en busca de conseguir la gloria. El problema es que normalmente estas recomendaciones caen en saco vacío ante la prepotencia del recién llegado.
Todos estos proyectos tiene un punto en común: intentar siempre hacerse con grandes jugadores que den brillo a su llegada. Los inversores no dudarán en ofrecer cantidades estratosféricas a equipos y jugadores, siendo, en la mayoría de casos, irrechazables para los protagonistas.
La directiva recién llegada, con esos movimientos, consigue ganarse a la afición, al poder incluir en sus plantillas con jugadores con los que jamás habrían pensado contar.
Las condiciones contractuales que ofrecen a los jugadores acostumbran a estar fuera de mercado, siendo perjudicial para el funcionamiento general del fútbol. Habrá futbolistas que las aceptarán con los ojos cerrados, conscientes que es una oportunidad única en su carrera y con la que asegurarán su futuro y el de su familia, quedando en un segundo plano si el equipo es competitivo o no. Por otro lado, otros jugadores pueden utilizar las ofertas que les lleguen de este tipo de equipos para pedir una mejora de sus contratos con la que no habían soñado.
La llegada de buenos jugadores es aplaudida por la prensa y la afición, ¿pero qué sucede si los fichajes carecen de sentido? Es habitual encontrar en las plantillas de estos equipos hasta 3 y 4 jugadores de gran nivel que ocuparán la misma posición y con características muy similares, creándole un verdadero problema al entrenador, que tiene que encontrar el sistema en el que pueda dar cabida a todos ellos.
A su vez, son jugadores que llegan con la aureola de estrellas y no están acostumbrados a empezar los partidos desde el banquillo, originándose un grave problema para el entrenador. Por esa razón, en la mayoría de casos, el técnico optará por introducirlos a todos sobre el terreno de juego, creando una situación curiosa en la que los mejores jugadores no serán capaces de obtener resultados positivos. La razón es sencilla: se apuesta por la calidad, sin dar la menor importancia a otros muchos aspectos que son imprescindibles para confeccionar un equipo campeón.
Por otro lado, nos encontramos con equipos que ofrecerán excelentes contratos a jugadores en el ocaso de su carrera, grandes profesionales con una trayectoria envidiable a sus espaldas, pero que al aceptar la oferta sentirán que el fútbol de élite ha acabado para ellos.
Es una peculiaridad de todos estos equipos ver cómo el entrenador tiene serias dificultades para hacerse con el control del grupo. Se debe, especialmente, a que los dueños desde el principio mostrarán que ellos son los que están por encima del resto. Las decisiones de los técnicos en muchas ocasiones se verán condicionadas por las opiniones de los presidentes, ya que, pese a su desconocimiento, querrán ser parte del cuerpo técnico recomendando las alineaciones o los jugadores que deberán disputar cada encuentro.
Lo que consiguen al interferir en el trabajo del entrenador es que este no se implique en el proyecto, siendo consciente de que un par de mal resultados pueden acabar con su despido, que irá acompañado de una indemnización millonaria.
Cada temporada los desembolsos económicos se repetirán hasta que el equipo consiga alcanzar el éxito. Al conseguirlo, la directiva verá como todos los años de inversiones habrán cobrado sentido. El objetivo de ser campeón se cumple, ¿pero el equipo habrá llegado para quedarse o únicamente estarán de paso?
La unión de talento puede acabar por acercarte a la gloria, aunque es importante analizar cómo se alcanzó. Alzar el trofeo de campeón de liga después de conseguir un gol en el último minuto o hacerse con un trofeo continental alineándose con la fortuna te convierte en un equipo campeón, pero no te asegura tener continuidad.
Todos los equipos inician la temporada con la idea de conseguir ganar las diferentes competiciones en las que participan, pero hay muchos otros aspectos que deben tenerse en cuenta permitiendo crear una identidad reconocida que nos servirá como punto de partida para la próxima temporada, no obligando a técnicos y jugadores a comenzar de cero.
Esta temporada encontramos equipos que fueron exitosos la campaña anterior y que no son capaces de asentarse en el panorama futbolístico europeo y mundial. Las razones, bajo mi punto de vista, son claras: clubes sin ningún estilo definido de juego, que pueden cambiar de entrenador como de camisa y donde todos los esfuerzos estarán centrados en el primer equipo. El hecho de poder hacerse con los servicios, prácticamente, de cualquier jugador que deseen provocará que no se le dé ninguna importancia al desarrollo de la cantera, al no tener cabida en la mentalidad de los nuevos directivos la palabra paciencia, imprescindible cuando hablamos de fútbol y de futuro.
* Enrique Durán es Director Técnico de fútbol base de los Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Anteriormente fue Coordinador de la FCB Escola.
– Fotos: EFE
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