La UD Las Palmas es uno de los históricos del fútbol español. «Dios, otro de esos malditos periolistos que utilizan frases manidas para argumentar sus pataletas y/o diarreas mentales», estarán pensando ustedes. No es así. Bueno, puede que sí, pero no por la frase utilizada de apertura. Considera quien escribe a la UD Las Palmas como uno de los históricos del fútbol español porque es el decimonoveno equipo con más puntos en la historia de la Primera División -hago ascos, siempre, de patrocinios-, con 997, superando entre otros a Villarreal, Rayo Vallecano o Levante. Firma 31 temporadas en la élite, siendo así el decimoctavo club con más años allí. Por esto y por el subcampeonato liguero del 69, Las Palmas es un histórico del fútbol español.
Pero, por encima de los números y de la historia cifrada, Las Palmas siempre se ha caracterizado por su buen fútbol. Pero trascendamos de nuevo y vayamos al germen de este estilo. Porque no está en el frío e impersonal despacho desde el que unos directivos se mueven para traer a unos cuantos mercenarios que pueden o no disfrutar de su trabajo; está, y siempre lo ha estado, en el calor de la playa y del barrio. La cantera siempre ha sido santo y seña de la UD Las Palmas. Incluso cuando quienes la controlaban no querían que así fuera.
La última temporada en Primera del equipo amarillo data del año 2002. Desde entonces, periplo por las marismas, incluyendo dos años en Segunda División B. De aquella última experiencia en Primera quedaron para el recuerdo los Rubén Castro, Ángel, Jorge, Guayre, Carmelo,… canteranos que luego hicieron carrera en la élite, algunos con mayor suerte que otros. Luego han seguido saliendo. Recientemente, Jonathan Viera fue traspasado al Valencia por 2,5 millones, y su amigo Vitolo parece que quiere seguir sus pasos.
No voy a hablar de Juan Carlos Valerón, claro. Ni de un auténtico referente de la selección española en los 70 como Tonono, ni de Guedes o Germán Dévora. Vengo a hablar del proceso de repatriación que viene efectuando Las Palmas en los últimos años.
Tras varias temporadas en las que la exportación más destacada fue la de Nauzet Alemán -y la del central Aythami Artiles, que juega en el Deportivo-, Las Palmas quiere volver a sentirse suya y propia. Vale, no ignoraré el claro factor económico que ha obligado a la UD a sacar canteranos y a apostar por la vuelta de varios; pero puede hacerlo, y esto no es algo que muchos equipos puedan decir. La plantilla de esta temporada recién acabada contaba con 16 canteranos de un total de 24 jugadores: Raúl, David García, Juanpe, Aythami, Ruymán, Vitolo, Momo -por Viera-, Francis y Sergio Suárez, Javi y Dani Castellano, David González, Pedro Vega, Randy, Roque y José Artiles -alternando con el filial-. El equipo se salvó y, durante algunas semanas, la afición soñó con alcanzar la promoción.
Ese es el objetivo del próximo año, según declaró el presidente Miguel Ángel Ramírez hace pocos días. Para ello se seguirá repatriando a jugadores. Hace tres veranos se comenzó, con las vueltas de Jorge y Guayre. Antaño jugadores de muy buen nivel en Primera -el delantero llegó a ser internacional-, llegaron cuasi retirados a la isla y no rindieron al nivel esperado. Antes se había hecho con Pedro Vega, que ha renovado un año más a pesar de solo haber disputado nueve partidos en este curso. Momo volvió en el mercado invernal y, aunque al principio parecía que iba a unirse a ese club de isleños que vienen a retirarse en casa, ha cuajado partidos muy interesantes en la recta final de temporada.
Él seguirá, y los objetivos de Las Palmas para cumplir con su misión parecen ser los siguientes:
Hay algún que otro nombre que ronda intermitentemente por el ambiente amarillo. Por ahora, nada seguro. A estas repatriaciones, proceso del cual también podemos extraer a los gemelos Castellano -Javi, un centrocampista de contención que ha llamado la atención a varios equipos de Primera; y Dani, un extremo polivalente de más empuje que talento-, se les deberá unir las subidas de canteranos.
José Artiles parece ser la última perla de la cantera: un extremo que se desenvuelve bien en la mediapunta gracias a su técnica y a su velocidad. Junto a él, los nombres de Tyronne, Omar, Borja, Arencibia o Hernán -varios de ellos ya han debutado con el primer equipo- sonarán, probablemente, en la pretemporada. Además, esta temporada los canteranos Roque y Raúl Lizoain -portero, curiosamente- han demostrado tener nivel para jugar en Segunda.
La próxima temporada este joven y canario grupo estará dirigido por Sergio Lobera. Tras sonar durante unos días Raúl Caneda, finalmente es el aragonés quien ocupará el banquillo amarillo. Se formó en las inferiores del Barcelona, entrenó al San Roque y al Ceuta en los últimos años, y estuvo a punto de convertirse en el segundo de Tito Vilanova. Adoctrinado por Guardiola, por el buen juego, por el toque, por la filosofía preciosista del fútbol. Como Paco Jémez cuando llegó a Gran Canaria. Parece que el equipo jugará muy bien. ¿Pero se acordará de defender?
Las Palmas apunta a seguir arraigada a su tierra. La parroquia del Gran Canaria llevaba años sufriendo mal juego hasta que llegó Paco Jémez, que finalmente se fue de aquella manera. Muchos se lamentan de que se hayan desperdiciado los años de Viera en el club -y los de Vitolo, parece-, pero se enorgullecen de ver a gente de la tierra defendiendo los colores de su ‘equipillo‘. Y seguirá siendo así. Porque Las Palmas siempre ha sido de su gente. Y de argentinos canarizados, claro. Pero ese es otro tema.
* Jesús Morales es periodista.
– Foto: El Norte de Castilla – Diario de Burgos – Mykel – La Voz de Tenerife
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