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Italia / Serie A

La regularidad de lo irregular

por el 14 junio, 2015 • 8:14

 

Milán siempre ha sido una ciudad de contrastes en el tema futbolístico. Inter de Milán y AC Milan se repartían y reparten el dominio de una de las ciudades más importantes del país transalpino y una de las grandes metrópolis de Europa. Comparten estadio, comparten nombre y comparten misma ciudad, pero ambos conjuntos prefieren no compartir el reinado futbolístico en Italia. La actualidad más reciente nos muestra una situación muy distinta de la que ambos clubes desearían. Inter y Milan se encuentran muy lejos de repetir los éxitos de antaño. Recordamos como el Inter, hace 5 temporadas, protagonizó uno de los mejores años de su historia consiguiendo un triplete contra todo pronóstico. Pero ¿qué hay del AC Milan? Cualquier tiempo pasado fue mejor para los rossoneri que se encuentran en una fase de transición que no presenta síntoma alguno de arranque.

El último éxito del Milan a nivel nacional data de la temporada 2010-2011 cuando, de la mano de Allegri, hoy campeón con la Juventus de Turín, el club de Milán consiguió su decimoctavo Scudetto. Aquella plantilla contaba con jugadores de la talla de Thiago Silva, Nesta, Gattuso, Seedorf, Pirlo, Boateng o Ibrahimovic. Tras aquel curso, muchos de los jugadores mencionados emigraron a otros clubes que ofrecían mejores contratos y otros tantos decidieron cambiar de aires o finalizar su carrera. El final de ese ciclo de grandes jugadores supuso un duro golpe para los de Allegri que, a partir de aquel éxito liguero, entraron en una dinámica negativa de resultados y rendimiento deportivo.

La temporada 2011-2012 se presentaba con el reto de intentar revalidar el título conseguido un año atrás. Precisamente aquella fue la temporada donde la Juventus inició su regreso al reinado futbolístico de Italia, tras su paso por la Serie B. El Milan se quedó a cuatro puntos de la Vecchia Signora, manteniendo un rendimiento deportivo similar a la pasada campaña a pesar de presentar ya bajas de relativa importancia, sobre todo la de Pirlo que se marchó a la Juventus, a la postre, campeona. A pesar de todo, el segundo puesto cosechado no era un resultado nada negativo para el Milan, más si cabe si tenemos en cuenta el gran rendimiento que la Juventus de Antonio Conte había presentado.

Un año después, en la campaña 2012-2013, se pudo apreciar un equipo con muchísimas variaciones en su plantilla y en su once inicial. Ibrahimovic y Thiago Silva fueron seducidos por los inalcanzables contratos que el PSG ofreció y pusieron fin a su etapa en el club rossonero. El mejor jugador de la plantilla y uno de los mejores defensores de Europa abandonaron el club dejando un gran vacío. Esto se conjugó con la retirada de algunos jugadores que, años atrás, habían sido verdaderos bastiones de un Milan temible. Allegri, consciente de los problemas deportivos que podía acarrear ese descenso de rendimiento, apostó por jugadores jóvenes que ofrecieron distintos resultados, donde destacan: El Shaarawy, De Sciglio, Montolivo, Nocerino, Constant, entre otros. Como venía siendo habitual, el club transalpino descendió de nuevo de posiciones en la tabla. Finalizó la temporada en tercera posición, mucho mejor de lo que cualquiera hubiera imaginado a principio del curso.

El mayor descalabro del equipo de Allegri se produjo en la temporada 2013-2014. El equipo finalizó la temporada en el octavo puesto, un hecho que le costó el puesto al entrenador. Seedorf llegó como el posible salvador del equipo, pero los resultados apenas mejoraron. Llegaron varios jugadores de renombre como Rami, Kaka, Balotelli, Birsa, Saponara… Una combinación de jugadores jóvenes y experimentados que no resultó como los dirigentes pensaban. El club se hundió en un profundo ciclo de transición del cual aún no ha salido. El desastre de temporada tiene su reflejo en el fichaje de Balotelli, tan arriesgado como, posiblemente, innecesario. Ofreció un nivel estable, pero no la rentabilidad goleadora y de juego que se esperaba de él.

La presente temporada, finalizada apenas unos días, ha supuesto la continuación de la progresión decreciente del Milan. Un décimo puesto agónico. Dieciocho puntos por encima del descenso y a once de puestos europeos. Una zona estable, para nada digna de un equipo con una historia como la del Milan, acostumbrado a la tensión de luchar por títulos y grandes hazañas. Inzaghi fue la apuesta técnica para la temporada que acaba de finalizar, pero, una vez terminada esta, la directiva ya está buscando un sustituto. La decisión del Real Madrid de no contar con Ancelotti llenó Milanello de esperanza por el posible retorno del técnico que consiguió la última Copa de Europa con los italianos. Pero Carlo Ancelotti confirmó que se tomará un descanso en su labor de entrenador. Puede que se trate de una desconfianza fundamentada en el hecho de no haber podido extraer el rendimiento adecuado de una plantilla de bastante nivel: Menez, Bonaventura, Cerci, Honda, Poli…

ESPERANZAS EN LA OSCURIDAD

La temporada 2014-2015 se ha cerrado, para el Milan, como uno de los grandes desastres que se recuerdan en mucho tiempo. Se debe echar mucho la vista atrás para poder observar una peor posición del conjunto transalpino en la Serie A. El resumen perfecto de la temporada se podría traducir en: una regularidad en la irregularidad. Esta denominación proviene de la observación de todos los resultados del equipo en la temporada. Comenzó con dos victorias que lanzaban claros motivos de esperanza para los aficionados, pero se fueron dando resultados muy variados. No se mantenía una línea fija de resultados similares, por lo que el club nunca encontró una estabilidad que le ofreciese algo de pausa y tranquilidad en los planteamientos del equipo. Su temporada ha reflejado un Milan sin identidad y sin rumbo.

El juego del equipo de Inzaghi ha estado al nivel de su actuación liguera, muy irregular y basándose solo en las grandes individualidades de la plantilla. Si es cierto que hemos podido apreciar buenos tramos de juego en algunos encuentros puntuales de la temporada. Es ahí, en base a ese nivel positivo que dejó ver el equipo con cuentagotas, donde se tiene que trabajar en la pretemporada.

Muchos de los jugadores recién llegados han dejado una grato rendimiento el tiempo que han estado sobre el césped, entre ellos podemos destacar a Bonaventura, Cerci o Menez. El equipo parece haber encontrado en Diego López el seguro que andaba buscando bajo los palos durante varios años y se puede haber encontrado el recambio de Abbiati. El exportero del Real Madrid ha jugado casi todos los partidos, y lo hubiera jugado todo si no hubiera sido por una inoportuna lesión. El lateral derecho estuvo ocupado habitualmente por Abate o De Sciglio, los cuales ofrecieron un rendimiento adecuado en esa demarcación. Adil Rami y Alex fueron los dos centrales que más apariciones acumularon durante la temporada y mantuvieron un nivel defensivo decente. Bochetti se confirmó como un jugador que puede realizar perfectamente la labor de lateral izquierdo, en lo que fue una de las sorpresas positivas para los rossoneri.

De Jong se antoja inamovible en el mediocentro por la seguridad táctica que suele aportar. El neerlandés estuvo acompañado en muchas ocasiones por Bonaventura y Poli, los dos interiores que más apariciones han protagonizado durante toda la temporada. Su nivel ha estado muy por encima de lo que el equipo ha reflejado durante todo el curso y se han confirmado como dos jugadores a tener en cuenta dentro de la plantilla milanista. En la punta de ataque hubo muchos movimientos. Los hombres en los que más ha confiado Inzaghi, fijándonos en los números, han sido Menez, Honda y Cerci desde que llegó en el mercado invernal. El gran rendimiento de Menez se evidencia observando su buena cifra goleadora en toda la temporada, que ha finalizado con 16 tantos.

El equipo ha ofrecido un rendimiento muy por debajo de sus posibilidades esta temporada, se podría decir que ha tocado fondo, pese a que el resultado puede ser mucho peor. Por eso, la temporada que viene se debe enfocar desde la ausencia de presión, desde la premisa de ir mejorando el pobre nivel demostrado hasta la fecha. Los cimientos están presentes y los planteamientos que pueden funcionar reflejados en algunos partidos puntuales de la temporada. La confianza en el entrenador, no demostrada por la directiva, deberá ser recuperada por la dirigencia del club para dar estabilidad al proyecto y que se hable más de los resultados positivos que de los apuntes negativos. Peor actuación es difícil de tener, de lo contrario sería un desastre mayúsculo. A partir de ahí se debe gestionar la recuperación del gran Milan reinó en Italia, en Europa y en el mundo hace no mucho tiempo.

* Christian Sánchez.





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