Como siempre que se enfrentan los dos grandes, su choque da para muchos puntos de vista. Uno de ellos es que Barça y Real Madrid siguen férreamente sujetos a sus respectivos conceptos de juego, para lo bueno y para lo menos bueno. En el Barça, el convencimiento de que solo existe un camino a través del que conseguir el triunfo, aunque sea un camino que en ocasiones se espesa y serpentea en exceso, alcanzando serias dificultades para que el voluminoso flujo creativo desemboque en ocasiones de gol. En el Madrid, la convicción del pim pam, “robar y golpear”, dos acciones automáticas que le exigen concentración máxima y frescura mental: basta una ligera bajada de tensión para que el andamiaje se tambalee; pero también basta un bufido para que genere peligro.
Al margen de estos puntos de vista o del dato estadístico de que el Barça ha perdido solo dos de los últimos 12 Clásicos, me pareció interesante la rotación efectuada alrededor de la posición de mediocentro. Esa posición es, indiscutiblemente, propiedad de Sergio Busquets hasta el punto que el recién llegado Song tendrá que esmerarse mucho para poder campar por la zona. Pero el enorme peligro que conlleva el Real Madrid y su táctica de “robar y golpear” aconsejaron no desproteger la posición o, si queremos decirlo de otro modo, reducir los riesgos. Porque esa es la auténtica posición de riesgo del Barça en términos generales. Busquets es un futbolista permanentemente solo ante el peligro. Cuando consigue sus propósitos, el Barça juega fluido (véase el tercer gol de Xavi). Pero ocasionalmente no logra sus objetivos o pierde un balón o yerra un pase y en esos casos estamos hablado de riesgo máximo debido a su posición solitaria en el eje, a la colocación abierta y alejada de los centrales y aún más abierta y alta de los laterales. Frente a depredadores excelentes como Benzema, Özil o Cristiano Ronaldo, el entrenador Vilanova optó por proteger la posición. Lo hizo con Xavi, pero no solo con Xavi. Se ha mencionado que formaron un doble pivote, pero mi impresión personal es que no fue así: Busquets siguió ejerciendo como único mediocentro y Xavi se ubicó unos metros por delante, aunque en el mismo eje, para acudir en su apoyo de manera constante en esos momentos de peligro.
De este modo, Xavi alternó tres posiciones: la de casi mediapunta, que parece uno de sus lugares preferidos en este nuevo tramo de carrera; el de interior habitual, del que está despidiéndose en beneficio de Iniesta por el costado izquierdo; y el de mediocentro de posición cada vez que Busquets pasaba al puesto de central supliendo a Piqué, encargado de novedosas funciones: ya no solo conduce para atraer y ceder el balón, sino que conduce con instrucciones de penetrar hasta el fondo del armario rival. En esos casos, Busquets ocupaba el puesto de Piqué y Xavi el de Busquets. Pero la verdadera rotación en la posición del mediocentro se produjo cuando Messi bajaba a hacer de Xavi. En ese momento ya no podemos hablar de apoyo, sino de una maquinaria rotatoria, en forma de noria, que va girando sobre el eje del pivote: Busquets, Xavi, Messi, por turnos pasando por las tres posiciones mencionadas: mediocentro, interior, mediapunta. Falta un cuarto jugador al que pronto veremos acompañando a los otros tres en esta noria: Cesc Fàbregas. Así, los laterales serán extremos, los extremos serán atacantes interiores y por dentro se producirá una rotación constante buscando girar al equipo contrario. No, Iniesta no forma parte de esa noria porque ya ha sido declarado electrón libre.
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