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Gestionar de manera exitosa la marcha de Ander Herrera ha sido uno de los grandes aciertos del Athletic este verano. El futbolista cumplió su sueño de fichar por el Manchester United y puso rumbo a Old Trafford, dejando a los aficionados rojiblancos un tanto decepcionados. Lejos de salir debilitado por la pérdida de uno de los jugadores con más peso dentro del vestuario, la directiva y el cuerpo técnico enfocaron su marcha desde la normalidad absoluta, dando incluso la sensación de que no era una baja tan importante para el devenir del equipo esta temporada.
La discreción de la que hizo gala el club permitió un desenlace tranquilo, evitando oleajes en el vestuario, lo que facilitó enormemente la clasificación para la Champions. Lejos quedan los tristes episodios que se vivieron con las salidas de Javi Martínez y Fernando Llorente, que hicieron sangrar deportivamente al equipo y pusieron en peligro todo lo construido durante estos años. El paso al frente de Josu Urrutia y los inexistentes reproches de Ernesto Valverde, amén de la actitud del propio Herrera, futbolista capacitado para salir elegantemente del apuro más complicado, han posibilitado que esta vez la sensible baja no adquiera tintes dramáticos.
El cambio de actitud no responde a una resignación del club ante la salida de otro jugador estratégico, como sugieren algunos, sino que refuerza la idea de priorizar el proyecto deportivo actual por encima de nombres propios. Una demostración de madurez que consolida el mensaje que se lleva lanzando hace tiempo desde Ibaigane.
Pese a todo, la realidad es que el Athletic ha perdido al que probablemente fuera el jugador de ataque más importante de Valverde la pasada temporada. Acostumbrado a disponer de mucho campo por delante, a Herrera le costó amoldarse a jugar por detrás del delantero y asimilar todos los conceptos que quería su preparador: presión alta, capacidad de jugar al espacio, llegada desde segunda línea, apoyo constante a los dos mediocentros… Demasiadas funciones que el futbolista fue absorbiendo jornada a jornada hasta convertirse en el jugador por el que pasaban todas las jugadas ofensivas.
Adrenalina cuando las revoluciones del equipo aumentaban, placebo cuando las fuerzas fallaban, la gran capacidad de Herrera fue la de marcar a sus compañeros la pauta que debían seguir en todo momento. Manejar el tempo del partido, esa virtud tan compleja y poco reconocida, era el gran talento de un futbolista que no tuvo reparos en dar un paso al frente y adaptarse a un rol completamente nuevo para él, con una mayor responsabilidad. Ahora, Valverde vuelve a empezar de cero. Sin jugadores en el mercado capacitados para cubrir la baja de Herrera, se ve en la obligación de descubrir un nuevo mediapunta, una tarea nada sencilla. Pese a la clasificación para la Champions, todavía no ha dado con la tecla. A la espera de que lo haga, analizamos la gran variedad de posibilidades de las que dispone Txingurri.
El futbolista elegido por Valverde en este inicio de temporada para ocupar la mediapunta ha sido sustituido en todos los encuentros, siendo además siempre el primer cambio, prueba de que su rendimiento no está siendo el esperado. Mediocentro en el Betis, donde alcanzó la internacionalidad absoluta, en el Athletic siempre ha sido utilizado por detrás del delantero, posición a la que no se ha adaptado en ningún momento.
Muy exigido físicamente por el sistema de presión alta, apenas tiene protagonismo en el juego y solo cuando retrocede veinte metros ofrece destellos de lo que puede aportar. Su escasa capacidad para pensar rápido con el balón en los pies tampoco ayuda. Sin duda, el vizcaíno jugaría más cómodo en una posición más retrasada, pero la pareja formada por Iturraspe y Mikel Rico le deja sin opciones. Valverde se ha puesto como objetivo adaptarle al puesto, como hizo con Herrera, pero las semanas pasan y no acaba de funcionar. Con buena visión de juego y un más que correcto disparo lejano, aptitudes tiene para dar la vuelta a la situación, pero ante el Granada ya fue suplente.
Al único jugador con desborde de la plantilla, la banda comienza a quedársele pequeña, razón por la que tiende a centrarse cada vez más, lo que genera una importante descompensación defensiva que paga Balenziaga. El canterano navarro reclama un mayor protagonismo en el juego tras su renovación y la salida de Herrera, y jugar detrás de Aduriz parece el próximo gran paso.
Imprevisible, dinámico y cada vez con más gol, la presencia de Muniain ofrece un mayor peligro cerca del área por su capacidad de conducción y claridad de ideas, pero resta control al equipo, al ser un jugador mucho más eléctrico que el resto de candidatos. Capaz de provocar un número incontable de faltas y tarjetas, ofrece mucha versatilidad y trabajo a destajo. Ibai Gómez sería su sustituto en la banda, por lo que el Athletic perdería profundidad en el costado izquierdo.
Uno de los últimos en llegar, pero uno de los máximos candidatos. Técnicamente perfecto y con una visión de juego espectacular, ya deslumbró en el filial y no parece probable que vuelva a Segunda B, pese a no tener ficha del primer equipo. Valverde confía ciegamente en él, pero parece poco probable que le dé la titularidad por su juventud e inexperiencia. El técnico ya apuntó que todavía debía seguir fogueándose en el filial, y sólo la salida de Herrera le hizo cambiar de opinión.
Hasta ahora se ha mostrado como el jugador más capacitado para suplir al futbolista del United, ya que aporta todo lo que Valverde pide, pero todavía no debería ser la solución en una plantilla de plenas garantías. Titular por primera vez ante el Granada, apenas participó.
Su generosidad infinita a la hora de presionar y una excelente llegada desde segunda línea le convierten en un futbolista interesante para momentos en los que el Athletic tiene dificultades con el balón, pero no deja de ser un recurso puntual. Sus problemas con el balón en los pies dificultan que pueda asentarse algún día en la posición, además de ser imprescindible en el mediocentro para que Iturraspe pueda brillar.
El comodín del Athletic. Ya jugó en esta posición durante el inicio de la pasada campaña y con funciones similares durante largas fases de la era Bielsa. Su excelente lectura del juego entre líneas y el hecho de ser uno de los jugadores con mayor fondo físico de la plantilla hacen de él un complemento interesante para Aduriz, aunque su función sería más la de un segundo delantero que la de un futbolista que sirva de nexo entre la defensa y el ataque.
Sin embargo, las pocas garantías que ofrece con el balón en los pies obligan al Txingurri a pensar en él como jugador de banda, lugar donde puede explotar su velocidad y sus problemas para pasar la pelota son menos evidentes. Se ha consagrado en el lateral derecho en detrimento de Iraola.
La opción de los dos delanteros, tan utilizada por Valverde en su primera etapa en Bilbao y en otros equipos, no ha tenido cabida en este segundo ciclo. Con todo, la posibilidad de dos artilleros puros vuelve a escena con Borja Viguera, tras una temporada en la que Sola y Aduriz apenas coincidieron por las lesiones.
Como argumento principal, hay que apuntar que el máximo goleador de segunda la pasada campaña sería un excelente complemento para Aduriz, ya que es un futbolista que se maneja mejor con espacios y no como rematador puro (apenas interviene en el juego aéreo pese a su estatura). Oportunista y con excelente disparo, el cambio de sistema puede ser una posibilidad real si no se encuentra solución a la mediapunta.
Zurdo, con excelente golpeo, tanto para buscar portería como para asistir a sus compañeros. Este interesante futbolista tiene el mismo problema que Beñat: su posición ideal es la de mediocentro, donde no tiene sitio. Todo indica que los minutos de los que goce para convencer a Valverde serán en la mediapunta, una prueba compleja para el vizcaíno.
Calidad le sobra, pero tiene difícil sumar minutos en un equipo cuyo estilo no se amolda a sus condiciones, más propicias para un esquema con dos interiores que con un mediapunta tan adelantado. Aun así, su condición de zurdo le puede dar minutos. Tuvo protagonismo en el último partido de Champions, pero se lesionó.
* Gontzal Hormaetxea es periodista.
– Fotos: Athletic Club – Getty Images
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