Soy la mala suerte y en cualquier momento podría cruzarme en tu camino. Así se le plantó el destino al Manchester United el 20 de diciembre en Nyon cuando su pelotica salió del bombo de la Champions emparejada con la del Real Madrid.
A pesar del muy distinto presente de ambas instituciones y la inusual distancia que los separa en sus respectivas ligas, el conjunto blanco es una de las más grandes amenazas que los Diablos Rojos pueden enfrentar en su deambular por Europa.
El estilo casi siempre ofensivo de Alex Ferguson les permite competir año tras año por el título de la Premier, pero los deja un tanto mal parados cuando se enfrentan a equipos que en eliminatorias cortas encuentran sus puntos débiles.
La defensa del Manchester United es actualmente su eslabón más frágil y como consecuencia de su propio ataque fulgurante queda expuesta a los contragolpes de sus rivales. Por eso acaba pidiendo la hora contra equipos como el Fulham o el Tottenham, de menos talante que el merengue y a quienes les cuesta más trabajo definir las ocasiones que crean.
El Madrid le entrará por los ojos al United desde el primer instante y si Ferguson pretende responder con vértigo estaría planteando el partido abiertamente en los términos de su oponente. El mediocampo del Manchester y sus transiciones defensivas se resienten con el juego continuo de ida y vuelta de un conjunto que sí posee una maquinaria ofensiva bien engranada.
Controlar el ímpetu del Madrid matando el ritmo del partido y arriesgar lo menos posible la posesión le va a reportar, sin lugar a dudas, mejores dividendos. Así lo hizo el Bayern el año pasado en el Bernabéu, incluso cuando el marcador les desfavorecía.
El Manchester United es un tanto disfuncional con tres centrocampistas de corte central. El 30 de abril ni asustó al City en el partido que decidió la última liga y más recientemente en White Hart Lane no controló a Bale ni a Lennon, no tuvo una respuesta ofensiva coherente y acabó cediendo el empate. No está acostumbrado a jugar así, no es su instinto.
Si Ferguson se plantara de esta manera el próximo miércoles el Real Madrid se sentirá pleno, seguro de que el United no será un excesivo peligro en ataque y los tendrá en un puño. Por el contrario, si se planta con sus habituales dos extremos, Rooney y Van Persie, obligaría a su rival a ser más cauto y se evitaría un buen trozo del problema.
Si utiliza su tradicional 4-4-2 puede que sea menos solvente aguantando, pero va a estar mejor preparado para el otro momento del juego. Por el contrario, si juega con un trivote central quizás sea un poco más recio a la hora de frenar al Madrid, -quizás-, pero va tener bien poco para responder. Por algún lado sufrirá, no es una eliminatoria fácil.
Lo que teóricamente ganaría con una formación defensiva -que no es sinónimo de buena defensa-, lo va a perder en capacidad de ataque y le estaría dejando saber al Madrid desde el inicio cuáles son sus intenciones.
Ahora, cómo no jugar a puro vértigo con dos extremos y dos delanteros que están acostumbrados a hacerlo puede ser lo complicado. A simple vista Kagawa pudiera ser una variante, pero con la obligación de alinear a Rooney y a Van Persie el japonés pierde un poco de sentido pues su aporte en la transición defensiva es incomparable al de Nani, Valencia o Ashley Young.
A pesar de sus fichajes de invierno (desparpajo, desunión, pérdida de toda posibilidad de ganar la Liga) el Madrid parte con ligera ventaja para la carrera de 180 minutos que arranca este 13 de febrero. Problemas aparte, todos mantienen intacto el objetivo común: ganar títulos y Mourinho domina a su antojo el particular arte de una competición tan sui generis como la Champions.
No le será fácil a Ferguson encontrar las armas para tumbar a este hostil gigante de Europa y quizás mayo le plantee otra vez la decisión de despedirse de Old Trafford con un título de Premier o esperar por otra corona europea que puede no llegue jamás.
* Alejandro Pérez.
– Fotos: AP
©2024 Blog fútbol. Blog deporte | Análisis deportivo. Análisis fútbol
Aviso legal