1.- Sensación de facilidad en el resultado y de pesadez en el desempeño. Varias apariciones desorganizadoras de Khedira, la guia de Özil y la luz de Benzema. El resto, espesura, maleza, incluso apatía displicente en Marcelo. Pero contundencia frente a manos blandas Chepchugov.
2.- Antes de que el guardmeta ruso perpetrase una fechoría contra su propio equipo, Özil y Khedira crearon una obra de arte de engaño y precisión. Habían pasado 25 minutos torpes e inanes para el equipo local, plantado en el Bernabéu como si se tratara de un partido amistoso, baja intensidad, agujero negro a espaldas de Kaká, situación desventajosa para Xabi Alonso. Minutos en que el CSKA, voluntariamente separado en dos mitades, planteaba transiciones ofensivas rápidas, simples y peligrosas. Sin réplica posicional blanca.
3.- A los 20 minutos, Özil ha percibido que no había otra forma de superar las magníficas coberturas defensivas rusas que autodesorganizarse. O era la velocidad supersónica de Cristiano en acción individual o era un cambio radical de piezas respecto de las previsiones. Y fue eso.
4.- Özil se largó unos minutos a la banda izquierda y Khedira imaginó que su llegada por el otro costado podía descomponer la armada moscovita. Y así ocurrió. El delicioso pie izquierdo de Özil envió una parábola al hueco al que llegaba su compatriota. Nadie le esperaba ahí. Por descontado, ningún ruso. Y menos aún esperaban su buen control, magnífico giro y excelso centro con pierna izquierda. Kaká para Higuaín, gol.
5.- Con el resultado a favor, el desempeño madridista debía crecer y mejorar. Pero ha seguido en la línea de Vallecas y Sevilla: sin fluidez, fiado a destellos individuales, roto en ambos laterales, Marcelo y Arbeloa transparentes. ¿Síntoma o casualidad? Demasiado pronto para aventurar una tesis. Hasta la fecha, sólo hay síntomas.
6.- El desatascador ha sido Cristiano, el formidable. Cañonazo descomunal desde la lejanía y demostración catastrófica de Chepchugov sobre cómo no debe colocarse un guardameta para detener un disparo lejano. Lo que no quita para que el cañonazo haya sido de aúpa.
7.- Después ha entrado Benzema y se han encendido todos los focos del Bernabéu. La noche se hizo día durante un instante. La buena nueva para el Madrid es el retorno de su bailarín de claqué, el Príncipe de las Tierras Altas, el mejor socio de Özil, un futbolista completo de superlativa inteligencia táctica. La vuelta del francés es la llave de la luz para un equipo que se ha ido opacando con el paso de las semanas hasta caer en una grisura inimaginada.
y 8.- Los laterales transparentes y quebradizos; un Xabi Alonso sin opciones de mostrar su jerarquía posicional y dificultado en el reparto de pases (seria baja la suya para cuartos); un Kaká correcto sin más; y la percepción -quizás engañosa, hay que esperar- de que el equipo concede demasiado en organizacion defensiva yno consigue dominar al rival. Pero sí al marcador. A ese, siempre.
– Foto: Ángel Martínez (Real Madrid)
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