Me habéis preguntado muchos sobre las bajas en la Lista de 50 promesas que publico al final del libro. En primer lugar, reitero lo ya escrito. La lista contiene en su interior un problema inevitable: está llena de éxitos y de fracasos. De errores y de aciertos. El Barça no deseaba que la publicara porque prefiere (con lógica) que los chicos crezcan en la oscuridad. Obtener los datos de los 50 costó un enorme esfuerzo. De hecho, hubo que buscarlos uno por uno y semejante esfuerzo sólo fue posible gracias al empeño personal de Loles Vives (@iLoles en twitter), que se creció ante el reto y contactó personalmente con todos ellos (o sus familias) varias veces para conseguir hasta el más mínimo detalle de sus fichas.
Había un segundo problema: excelentes jugadores que se quedaban fuera de la lista (una vez contactados) y familias que iban a enfadarse por ello. Qué le vamos a hacer. Gajes del oficio. A aguantarse. Peor era el tercer obstáculo: iba a meter la pata. Seguro. Sin la menor duda. Una lista de 50 nombres significaba equivocarse de forma cierta. Yo mismo sabía que si hubiese confeccionado esa lista hace cinco años, muy probablemente no habría incluido a Pedro ni Busquets, por ejemplo. Así que el problema era evidente: publicar la lista era publicar errores seguros. La estadística dice que sólo el 10% de los que inician el camino de La Masia al Camp Nou llegan a la meta. Es decir, el 90% se queda por el camino. Fácil de calcular: de 50 llegarían 5 y se caerían 45. Este dato fue decisivo: puesto que resulta imposible acertar plenamente, vayamos adelante con la lista.
Y entonces llegó lo más difícil: ¿Cómo hacer la lista? ¿Por qué 50 y no menos o más? ¿Y quiénes debían ser los elegidos? Me marqué ciertos criterios: empezar en el Barça B y concluir en el Cadete B prescindiendo de los infantiles, pues descender a esa categoría ya me sonaba a pura lotería. Y a ver partidos y entrenamientos. Jugador tras jugador y perfil tras perfil. Todo muy subjetivo, por supuesto. Y con muchas variaciones. Unos empezaron de modo brillante la temporada y se fueron apagando. Otros aparecieron a partir de medio curso. Algunos se lesionaron de forma seria. En resumen, fue un jeroglífico que intenté resolver con la mejor voluntad posible. Para colmo, alguno de los que tenía en mente salió del club en el mercado de invierno o la apalabraron para el verano, complicándome aún más la vida.
En fin, llegó enero y hubo que cerrar la lista de la versión catalana. Fue en la madrugada del 9 al 10 de enero de 2011. El libro tenía que estar terminado a las 8 de la mañana del día en que tres canteranos del Barça iban a acaparar el Balón de Oro. Había que cerrar y cerré con esos 50 nombres y la certeza de que habría bajas en pocos meses. Pero no podía imaginar que ocurriría tan pronto…
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