"Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose al enemigo". Sun Tzu
Por muy fuerte que pueda parecer, este Olympiacos se une a la Cibona de Petrovic, a la Jugoplastica de Kukoc y al Maccabi de Jasikevicius como equipos capaces de repetir título en la máxima competición europea de baloncesto. Seguramente ha habido conjuntos muy superiores a ellos, pero ninguno con tanta fe, tanta disciplina y tanta solidaridad como este Olympiacos.
Pero casi nadie ha tenido una estrella como la disfruta el Olympiacos. Hablamos de Spanoulis, que apareció en el tercer cuarto para con tres triples consecutivos y varias asistencias soberbias dar las primeras ventajas a su equipo, que con una magnífica defensa colectiva terminó por cerrar el encuentro, que finalizó en 100-88.
Todo parecía visto para sentencia al final del primer cuarto. El Madrid salió muy valiente, sin miedo. Se jugó tiros atrevidos de tres que le entraron: cinco en el primer cuarto que le dieron una amplísima ventaja, ya que en la otra canasta Begic era una muralla infranqueable para los jugadores hoy rojiblancos.
Era una situación que los griegos tendrían menos prevista. El Madrid, al contrario lo que pueda parecer, no es un equipo con un acierto extraordinario (el 33,8 %) y ni siquiera es de los que más mete por partido en la competición (8). Pero sí que se aprovecha de esas rachas de acierto para irse en el marcador y administrar las rentas. Por eso muchos partidos del Madrid de Laso son una montaña rusa en el marcador.
Con 17 puntos de desventaja (10-27), el Olympiacos no se vino abajo y mantuvo su defensa, que cerraba todas las líneas de pase interior, prohibía las penetraciones y dificultaba cada canasta del Madrid. La defensa asfixió todas las ideas del ataque blanco, que no tuvo en Sergio Rodríguez al guía de las semifinales.
Poco a poco, con la falta de acierto en ataque, el Madrid iba bajando la intensidad en defensa. Con todo, no perdió el mando del encuentro y llegó al descanso por delante, ya que en el Olympiacos Spanoulis no sumaba. Cuando lo hizo en el tercer cuarto el partido terminó. Porque cuando el Madrid se vio por debajo dejó de creer en lo que hacía.
Así, con los madridistas desconcertados, Spanoulis decidió mover a todos sus hombres. Hines, Law y Sloukas pusieron la puntilla. La diferencia ya estaba por encima de los 10 puntos en el último cuarto. Y cuando el Madrid creyó en la remontada, volvió a aparecer Spanoulis, con un triple de más de 8 metros que desató la locura entre los aficionados griegos y que lo elevaba como una leyenda a la altura de los grandes nombres de la competición.
Porque alguien que lidera la remontada del año pasado, que lidera la de este y que lo hace con registros diferentes es una leyenda en mayúsculas. Y el Olympiacos, otro equipo para recordar siempre: 90 puntos en 3 cuartos, dos remontadas seguidas de 19 y 17 puntos. Nadie es campeón por casualidad. Nunca subestimes el corazón de un campeón.
* Daniel Arias.
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– Foto: Suzanne Plunkett (Reuters)
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