1.- Es complicado analizar un partido que se acaba al ratito del comienzo. Sobre todo por descomposición de uno de los equipos sin razones aparentes que puedan justificar la actuación. El Betis, con Beñat al mando, desarboló al Málaga. Al peor Málaga de 2013, que ya es decir, porque el camino de estos dos meses muestra algún indicio de preocupación más allá de la sobrecarga física y emocional que pueda provocar la situación. Financiera y deportiva (dos competiciones, plantilla corta, dependencia de Isco & Joaquín, etc.).
2.- El Betis sacó rédito a la primera jugada del partido. 30 segundos, gol. El maestro de periodistas Gaby Ruiz suele hablar constantemente de la intensidad como uno de esas facultades sine qua non que dan un salto cualitativo a un colectivo. El Málaga evidenció que lleva razón, que cualquier equipo es capaz de desnudar a un contrario que no corre. Se aprecia especialmente en los errores de marcaje individual (1-0 y 2-0). Pero las sensaciones van más allá. Es el segundo partido consecutivo que Pellegrini falla en el planteamiento de inicio y no llega a tiempo de corregir. Con el déficit de peso de Joaquín e Isco es obligatorio para el Málaga que aparezca quien pueda sumar agregación. Pero el técnico chileno eligió a Camacho-Toulalan. Delante, Cañas-Beñat con todo el frente descubierto para salir. El Betis fluyó, pero el Málaga se ahogó. Y no solo por intensidad.
3.- A grandes rasgos, podríamos decir que Allegri fue el primero que planteó un problema serio al Málaga en La Rosaleda. A pesar de la victoria blanquiazul. Subió la altura del repliegue, hizo el campo estrecho en el centro del campo y juntó a sus líneas en 20 metros para salir con metros por delante, pero solo una línea que superar. La idea, perfeccionada luego por otros rivales, es presionar la primera opción de pase, y presionar la salida de los centrales con un solo hombre, cargando especialmente sobre Demichelis. Así, la responsabilidad recae sobre Weligton o Lugano (jugadores rígidos y toscos en conducciones y salida), lo que acabará con una salida incómoda hacia Toulalan, Camacho y/o Iturra, jugadores incapaces de girar rápido para batir una línea. Problema a la vista: robo y transición ofensiva rival. Exposición.
4.- La consecuencia la encontramos en que, a vistas de quien les escribe, Willy ha sido el mejor en, probablemente, ocho de los diez partidos que ha jugado el Málaga. Por mérito propio, por supuesto, pero mal síntoma para Pellegrini. El Betis ensució y asfixió la salida, solo liberó a Sergio Sánchez (calamitoso) y a Antunes, ninguno con la influencia suficiente para atraer por fuera para que Joaquín, Isco, Portillo o Saviola pudieran rajar por dentro. Así, el Betis se encuentra con una cantidad importante de robos a una altura para pensar poco y ejecutar con sencillez. Willy y la mediocre finalización evitaron la sangría.
5.- Mel dispuso a Cañas como escudero, mucho más atado a la basculación y atento a la posible actividad interior de Isco y Portillo. Pero Beñat se impuso a todos. Leyó el partido y raspó pases a todas las alturas. Y lanzó en diagonal y en largo. El entrenador bético había abierto a Juan Carlos y Cambell. Y le bastó con disfrutar del uno contra uno del primero. A Sergio Sánchez lo sacó de sitio, lo dribló y le desnudó cada una de las carencias en cuanto a reactividad se refiere.
6.- Con el partido de cara, el Betis mantuvo el balón. Realizó esa posesión casi estéril que echa de menos el Barça y siguió generando bastante por fuera. Siendo un poco menos Betis que otras veces, pero bastante feliz con la situación generada. Por dentro, el poste Jorge Molina fijó a los centrales, les ganó la espalda y habilitaba constantemente a Dorlan Pabón para que saltara a banda, atacara el espacio o recibiera delante de Demichelis & Lugano. Todo fue sencillo con el rival a niveles infames de intensidad y vencidos por el planteamiento.
y 7.- Málaga y Betis necesitaban aire para volver a creer. La clasificación le da oxígeno a los de Pellegrini, pero el 2013 les enseña que deben corregir muchas cosas si quiere arañar algo en La Rosaleda contra el Oporto. Es complicado pensar que Vitor Pereira no vaya a repetir planteamiento, seguramente con menor riesgo, es decir, a menor altura y obligando a Isco a recepcionar lejos de su zona de determinación. Pellegrini debe buscar la solución, que puede pasar por dos interiores, uno más suelto y otro más corto. Mel, por su parte, consiguió la mejor vitamina para ganar la confianza que habían perdido: ganar.
* Fran Alameda es periodista.
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– Foto: Marca
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