1.- Aseguraba en la previa del partido Constantin Galca, entrenador del Espanyol, que al Barcelona se le debe competir buscándole arriba e incomodando su salida de balón, y que trataría de realizar un planteamiento ofensivo. Así fue en los primeros minutos, donde el Espanyol doblegó a los culés en intensidad, consiguiendo que el balón estuviera siempre en campo visitante. La presión alta de los locales dejaba aislado del juego a Messi y hacía sufrir a los culés.
2.- A medida que avanzaban los minutos descendía la presión espanyolista, que defendía con dos líneas de cuatro y Asensio junto a Caicedo por delante, que se situaba mucho más atrás. Pero el colectivo seguía revolucionado, sin diferenciar en ocasiones la presión al poseedor del balón de la agresividad mal entendida. Colaboró con ello la permisividad arbitral de González González.
3.- Aun así, el Barcelona no estaba a la altura. Muchos toques de balón en cada jugada y circulación muy lenta, que más allá del gran despliegue físico local, permitía a los jugadores del Espanyol llegar a ambos lados del campo. Sufría más cuando los de Luis Enrique se acercaban al área de Pau López, ya que el equipo de Galca no es tan fiable cerrando los pasillos interiores y defendiendo por acumulación.
4.- El inicio de la segunda parte fue totalmente distinto. El Barcelona aumentó en intensidad, el balón avanzaba mucho más rápido y cada pase tenía una intencionalidad. Suárez tuvo una ocasión clara que dio en el palo –como una falta botada por Messi en la primera mitad–. Pero los mejores minutos de los culés duraron poco.
5.- Con la entrada de Gerard Moreno por Burgui, el Espanyol pudo salir de propio campo, hacer correr al Barcelona hacia atrás y detener el juego para que los visitantes no tuvieran la continuidad que necesitan para disponer de varios minutos de peligro con la posesión del balón. Discontinuo y también sin espacios para galopar, los de Luis Enrique menguaban mientras el Espanyol crecía a medida que pasaban los minutos. Abraham sumó despliegue defensivo en la defensa de la banda derecha sobre Neymar, y Sergi Roberto poco pudo hacer tras entrar por el hoy intrascendente Rakitic. Más allá del lógico peligro que siempre representan Messi, Suárez o Neymar, los locales defendieron el resultado sin sobresaltos en los últimos minutos, e incluso tuvieron la opción de contraatacar con alguna pérdida de un Barcelona al que le sobraba precipitación y le faltaba precisión.
6.- El partido del Espanyol, en lo bueno y en lo malo, estuvo representado a la perfección por la figura de Pape Diop: excedido en alguna acción, pero intenso como si de una final se tratara y sobre todo inteligente, pues a menudo la intensidad no te permite ser cerebral para igualar en lo táctico al Barcelona. La suma de intensidad y tacticidad dieron al Espanyol un empate que le permitirá crecer. El juego de espalda de Caicedo y la calidad de Marco Asensio le hacen disponer de elementos individuales a los que siete u ocho equipos de la Liga no pueden aspirar.
7.- La marcha de más que tenían los locales es la que le faltó al Barcelona, que cuajó un partido lejos del nivel mostrado en la mayor parte del 2015. El bajo ritmo desencadenó primero la displicencia y después la precipitación. No debería ser grave, pues Cornellà siempre es plaza complicada para los culés y en los próximos encuentros Luis Enrique ya podrá disponer de Arda Turan y Aleix Vidal, jugadores que pueden ser vitales para una plantilla algo justa de efectivos competitivos. Sí se debe tener en cuenta que, pese a ser mejor que el rival y tener más ocasiones, los últimos cuatro partidos de liga en clave blaugrana se han saldado con solo una victoria y tres empates.
y 8.- Barcelona y Espanyol volverán a verse las caras en el Camp Nou el próximo miércoles en Copa del Rey, contexto muy distinto pero que reclamará para el Barça, igualmente, lo que hoy le faltó y precisamente explica el empate: intensidad. En la Noche de Reyes, nueva batalla.
* Ismael Ledesma.
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