Fútbol 2011-2012 / Eurocopa 2012 / Selecciones
1.- El 3 de marzo de 1999, Europa vio nacer a una estrella. El Bernabéu sufrió a un chaval llamado Andriy Shevchenko, autor de un gol que ponía en ventaja al Dinamo de Kiev en los cuartos de la Champions League. Dos semanas después, el mismo delantero ucraniano se encargó de cerrar la eliminatoria para meter a su equipo en unas históricas semifinales. Hoy, trece años después, Shevchenko ha vuelto a ser el héroe de todo su país.
2.- Los nervios de ‘Sheva’ en la banda esperando el pitido final después de ser sustituido parecen exagerados, en definitiva sólo es una victoria. Pero significan mucho más que eso. Ucrania es un equipo en una decadencia evidente que, de no ser anfitrión, podría muy probablemente no haber disputado la Eurocopa. Además, estar en la fase de grupos con Francia e Inglaterra hace pensar que la clasificación es poco menos que imposible. Pero tras remontar a Suecia, el rival más débil de los otros tres pero superior a los ucranianos, están a un triunfo de los cuartos. Los jugadores vestidos de amarillo eran conscientes de la importancia del duelo y por ello estuvieron con una intensidad muy superior durante la mayor parte del choque.
3.- A pesar de la teórica superioridad sueca en el papel, los hechos demostraron que su dependencia en Ibrahimovic roza el extremo. Cada jugada de peligro tenía que pasar obligatoriamente por el delantero del Milán, aumentando el descontento de Ibra con sus compañeros cada vez que el balón no le llegaba a su gusto. Pero lo cierto es que las únicas jugadas de peligro que crearon eran en gran parte gracias a él. Ni Källström ni Elm correspondieron el esfuerzo de Ibra, que muy probablemente será criticado por falta de implicación, algo que en mi opinión le sobró.
4.- Ninguno de los dos equipos tenía un centro del campo capaz de mover el balón con agilidad y precisión para crear jugadas de combinación, optando ambos por lanzar el esférico lo más lejos posible del área propia para que sus delanteros se buscaran la vida por su cuenta. Aun así, Ucrania le puso mucha más intención, que no calidad. La movilidad de Voronin abrió huecos para la incorporación de los interiores, sobre todo de Konoplyanka, muy activo y peligroso.
5.- El gol sueco no fue más que un espejismo en el paraíso amarillo del Olímpico de Kiev. Pero su irrelevancia en el resultado final no excluye la polémica manera en la que llegó. Ibrahimovic aprovechó una gran asistencia de Källström para batir a Pyatov mientras Yevgen Selin se dolía en el suelo. Por lo visto hasta ahora en esta Eurocopa, siempre que hay un jugador en el suelo se continúa jugando y eso hizo Suecia. Si el árbitro no considera que se debe parar el partido, no se para.
6.- En esas apareció ese hombre inmortal que lleva el ‘7’ de Ucrania a la espalda. Dos testarazos que recordaron al Shevchenko más ágil e inteligente que enamoró a todos los futboleros en el Milán. Ya no es capaz de disputar un balón en velocidad, le cuesta una vida regatear con agilidad a los rivales y no tiene la precisión de antes, pero el diablo sabe más por viejo que por diablo. En los dos goles ganó la posición a su marcador y remató con elegancia y eficacia, el segundo de ellos con Ibrahimovic como invitado de honor.
7.- La reacción final sueca bien pudo suponer un empate que habría helado las extrañamente calurosas gradas del estadio de la final, además de haber sido injusto. Suecia tenía la obligación de ganar a Ucrania (o como mínimo no perder) para optar a un puesto en los cuartos de final. Después de ofrecer muy poco ante un rival en teoría débil, ganar a Inglaterra y a Francia parece una empresa harto difícil, por evitar la palabra imposible.
8.- A pesar de la poca prensa que ha tenido el partido de hoy, puede que haya sido de los más entretenidos para el telespectador de todos los que llevamos disputados hasta la fecha. Las selecciones pequeñas, las que tienen menos nombre, saben que si quieren estar en la siguiente fase necesitan arriesgar y sumar puntos, por lo que apuestan por el ataque y generan ocasiones, que es precisamente lo que les está faltando a las grandes, más centradas en el miedo en recibir un gol que en la obligación de marcar.
* Jesús Garrido es periodista. En Twitter: @jgarridog7
– Foto: Reuters
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